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QUÉ HA PASADO

  • Gurkan amenaza a Sumru para que no cuente la verdad sobre el accidente.
  • Baris y Cenk se enfrentan.

    Azra y Cenk llegan al vecindario y, con ayuda de Ersoy, se decantan por una de las casas, pero se equivocan y es una mujer de avanzada edad quien les abre la puerta. A unos metros de allí, Gurkan pide a Damla que prepare sus maletas: “Ahora comenzaremos la segunda fase. Irás a la mansión”. Sin embargo, sus planes cambian cuando recibe la llamada de Sumru informándole de que Baris ha denunciado a Feride. “No sé dónde está. Solo dejó una carta antes de irse de mi casa”, se defiende la señora.

    Baris permite que Arda viva en su casa

    Gurkan lleva a comisaría a Damla y la convence para que declare que ella se fue por voluntad propia. Poco después, la chica se presenta en la mansión para despedirse de Arda: “Te amo pero no podemos estar juntos. Debemos divorciarnos”. Desconoce que una vez más su decisión está motivada por la amenaza de Baris: “Vuelve a mi lado o destruiré a los Çelen”.

    Por su parte, Azra acepta reincorporarse a su trabajo y cuando va a salir de casa sufre un mareo. Sirin sugiere que podría estar embarazada y, para salir de dudas, van al hospital. Serap visita a Baris para tratar de convencerlo de que acepte el matrimonio de Damla y Arda, pero el empresario desconfía de ella y la humilla. A la salida, Gurkan ve llorando a la mujer y la invita a tomar un café. “Cometí el error de ocultar a Damla. Pensé que si le daba una lección a Baris, reaccionaría”, confiesa él en un momento dado.

    Cenk tiene todas las de perder en el juicio contra Yaman por lo que su abogado le sugiere que firme el acuerdo que le proponen y que pague una compensación. Solo Azra es capaz de hacerle olvidar todos los problemas con una feliz noticia: “Vamos a tener un hijo”.

    Horas después, viven otro momento muy especial cuando él le muestra unos terrenos junto a un lago que ha comprado para construir una casa. Arda se presenta en casa de los Yaman exigiendo sus derechos como esposo de Damla y Baris no tiene más remedio que dejarle pasar. “Como no queréis divorciaros, desde ahora vais a vivir juntos aquí. Eso sí, debéis seguir estrictamente mis reglas”, anuncia el empresario.

    Al día siguiente, Azra va a la oficina de Baris para reprocharle que siga actuando contra los Çelen y de repente cae desplomada al suelo. Al saber que su esposa está hospitalizada, Cenk acude a su lado. “Si no interrumpimos el embarazo, la enfermedad se desarrollará rápidamente y su vida estará en riesgo”, informa el doctor.



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