La discreta Navidad de Amancio Ortega tras un año de solidaridad millonaria

Las navidades de Amancio Ortega siempre son similares: el discreto empresario disfruta de su familia en la intimidad de Coruña, con una pequeña salida del clan en Nochevieja al Rialto, y la presencia de sus hijas y nietos por la ciudad. Este año, las cosas son diferentes: los riesgos de la pandemia y el toque de queda dificultan la celebración más pública de los Ortega, y su hija Marta Ortega no podrá disfrutar su ocasional participación en la carrera de San Silvestre coruñesa, que este año sólo tendrá edición virtual.

La pandemia ha golpeado a la naturaleza de los negocios de Ortega. Al final, parece evidente que Inditex terminará el año fiscal con beneficios, pero con una caída de facturación que ha hecho retroceder a Ortega entre los hombres más ricos del mundo: ha caído hasta los puestos 13 y 14, respectivamente, de las listas de milmillonarios de Forbes y Bloomberg. Sin embargo, no parece que el mayor de nuestros empresarios haya tenido, en conjunto, un mal año. Especialmente en el terreno personal, el más elusivo en cuanto a titulares del hombre más rico de España. En lo familiar, Amancio pudo celebrar el 21 de marzo el nacimiento de la quinta de sus nietos, Matilda. La segunda hija de Marta Ortega, fruto de su matrimonio con Carlos Torreta, que nació anticipadamente pero sin problemas en tierra de los Ortega, en Coruña. Una buena noticia nada más empezar el confinamiento.

Al empresario no sólo le ha llegado el cariño y las buenas nuevas por la parte familiar, aunque estuvo acompañado de su hija en la mayor demostración que ha recibido este año. En el homenaje, el segundo que recibía este año en su tierra, que le brindaron los empleados de Inditex hace pocos días. En presencia de Marta y en medio de la celebración navideña de la empresa, los trabajadores le rindieron un emotivo aplauso que emocionó al fundador, fundido en un abrazo con su hija. Es la segunda vez que hemos visto a Amancio Ortega así de emocionado en la sede de Inditex en los últimos años. En marzo de 2016, los empleados del gigante textil se confabularon para rendirle otro emotivo tributo, para celebrar los 80 años que cumplía Amancio.

Aquel gesto de cumpleaños tuvo su réplica en el que los sanitarios y miembros de servicios de emergencias le rindieron en marzo de este año, con motivo de su 84º cumpleaños: un desfile de ambulancias frente a la casa de Amancio Ortega en A Coruña, apenas dos semanas después de que España se confinase. Una iniciativa en la que los sanitarios también le cantaron el cumpleaños feliz y agradecieron sus frecuentes donaciones a la sanidad pública, antes y durante la pandemia.

Unos días antes, justo una semana después de que arrancase el confinamiento, la Fundación Amancio Ortega había realizado su primera donación al sistema público de salud para afrontar los primeros y peores días de la covid: 100.000 mascarillas protectoras para sanitarios y 300.000 mascarillas quirúrgicas, en un momento en el que el material protector escaseaba. Pero no era bastante: un par de días después de su cumpleaños, la Fundación anunciaba el gasto de 63 millones de euros en una donación inédita en nuestro país: tres millones de mascarillas, 1.500 respiradores, cerca de medio millar de camas hospitalarias y un millón de test de detección del coronavirus. Inditex, por su parte, aportó otros 25 millones de euros al fondo que las grandes empresas españolas crearon para ayudar a la adquisición de material sanitario y la lucha contra la pandemia.

Y todo, en un mes de marzo que fue el más crítico para la fortuna de Ortega: casi un tercio de la misma se evaporó ante la incertidumbre de la pandemia mundial, que afectaba especialmente a un negocio aún presencial como es el del retail de moda. La reacción tanto del sucesor de Ortega en Inditex, Pablo Isla, como del propio Ortega, indicó que los altibajos en un ranking de millonarios eran la menor preocupación del fundador: desecharon la aplicación de un ERTE a los trabajadores de la empresa, aunque las tiendas del grupo estuviesen cerradas y sin clientes. Una medida que también supuso una inyección de la esperanza, el más volátil de los indicadores económicos, de que nos recuperaríamos.

En su caso, así ha sido. Puede que los multimillonarios del sector tecnológico hayan visto su fortuna multiplicarse durante la pandemia (algo que también ha distorsionado su posición en el ranking), pero la fortuna de Ortega se ha ido recuperando poco a poco: actualmente sólo es un 10% inferior a principios de año. De paso, su otro negocio, Pontegadea (la inmobiliaria donde inyecta los dividendos que le reportan su 60% de participación accionarial en Inditex), publicó en verano de 2020 unas cifras muy positivas. Con las que afrontar el resto del año con la confianza de que 2020 no podría hacer mucha mella en una cartera de activos de más de 15.000 millones de euros. Ni en los beneficios anuales de la inmobiliaria global, que casi doblaban la inyección de 1.900 millones de euros que Ortega depositó en 2019.

De hecho, Ortega acaba de ampliar el capital, hace escasos días, de Pontegadea en el Reino Unido. Una filial que se cuidó de separar del negocio principal ante la incertidumbre del Brexit, y a la que ya está preparando para futuras inversiones en de cara a 2021. La situación en Inditex es distinta: el giro a la digitalización traerá consigo una reducción de la presencia de sus tiendas para aumentar el peso en Internet (donde el hombre más rico del planeta, Jeff Bezos, acecha con la entrada cada vez más fuerte de Amazon en el sector de la moda).

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