José Ignacio Goirigolzarri se ha convertido en protagonista de la sonada fusión entre CaixaBank y Bankia. Se rumorea que Goirigolzarri, presidente de Bankia, será el presidente de la nueva entidad, mientras que el consejero delegado de CaixaBank, Gonzalo Gortázar, también asumiriía ese puesto. Aunque, en la documentación entregada a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), se explicita que los directivos aún no han llegado a ningún acuerdo definitivo sobre la fusión.
Goirigolzarri es un viejo conocido del mundo financiero español. Nació en Bilbao en ferbrero de 1954, donde mantiene la residencia con la que es su mujer desde hace décadas, Isabel Artaza, con la que tiene dos hijos (Juan, abogado; y Josebe, doctora), y donde también nacieron sus hermanas, las gemelas Emi y Arantza. Se educó con los jesuitas en todas las etapas, de donde nació su interés por la filosofía, y la "profunda fe" que agradece a la orden católica, algo que hizo públicamente como pregonero de la Semana Santa bilbaína. Lee con ojo crítico las encíclicas del papa Francisco, también jesuita, y se le atribuyen varias anécdotas de compasión cristiana con los afectados por las preferentes de Bankia. Precisamente, uno de los ejes de su actividad dentro de la entidad fue tratar de que fueran compensados de la mejor manera posible. En Madrid no se le conoce residencia en propiedad: vive de alquiler desde hace años y se escapa siempre que puede a su ciudad natal, donde desarrolló los inicios de su carrera como banquero; donde juega su equipo favorito, el Athletic; y donde fue profesor a finales de los 70 en lo que hoy es la Deusto Business School, entidad de la que es vicepresidente. Una carrera que arranca en 1977, cuando se incorpora al entonces Banco de Bilbao.
Su carrera en la entidad se vería recompensada a principios de los 90, cuando se le nombra director general e ingresa en el comité de dirección. A partir de ahí, inicia una carrera como alto ejecutivo, participando en puestos de responsabilidad y consejos de administración de varias grandes empresas, siempre ligado al BBVA. Finalmente, como retrataba la prensa de la época, los roces entre Francisco González, presidente del BBVA, y de Goirigolzarri, que llegó hasta consejero delegado de la entidad, terminan forzando la salida de este en 2009, en forma de una jubilación anticipada multimillonaria (52,5 millones) que causó bastante impacto en una sociedad golpeada por la crisis.
Fue ahí cuando, contaba en una entrevista en ethic, recuperó el gusto por la Filosofía: "Cuando salí del BBVA me enteré de que había una cosa que se llama Escuela de Filosofía, que no tiene exámenes ni nada de eso, pero está muy bien organizada". Durante dos años, su jubilación parecía inclinarse por ese estudio libre del pensamiento filosófico, pero la llamada de Rodrigo Rato para que se integrase en Bankia cambió ese destino, aunque contaba en la misma entrevista que encontró una forma de seguir profundizando, gracias a clases particulares de Filosofía, una vez a la semana.
La diferencia de carácter entre sus dos superiores tiene luz y taquígrafos judiciales: Rodrigo Rato, en el caso Bankia, intentó echar todas las culpas a la gestión de Goirigolzarri en su alegato final (pese a que el vasco había defendido en dos ocasiones al exministro, incluso cuando tuvo que pedir el milmillonario rescate público, del que aún queda por devolver la mayor parte), mientras que en el caso de espionaje del BBVA, Francisco González desvinculó a su ex consejero delegado de la contratación de Villarejo.
La fusión entre las dos entidades era una vieja idea del presidente de Bankia, al que le obsesiona devolver la rentabilidad a la entidad y sobre el que todavía pesa el haber tenido que acometer uno de los mayores despidos colectivos de la historia de nuestro país, con más de 6.000 afectados. La fusión entre CaixaBank y Bankia podría afectar a entre 2.500 y 10.000 empleados, de los 51.000 con los que contaría la entidad resultante.
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