¿Cuál es su idea de la felicidad perfecta?
No existe, salvo chispazos inesperados. Con felicidades imperfectas me conformo.
¿Cuál es su gran miedo?
Si acaso, quedar mal de mayor.
¿Cuál es el rasgo que más le desagrada de sí mismo?
El poco autocontrol en ocasiones.
¿Cuál es el rasgo que más le desagrada de los demás?
La censura contra el que piensa diferente. La dictadura.
¿Qué es lo que menos le gusta del mundo?
La brutalidad con los débiles, la fealdad, la suciedad, la ignorancia, la estupidez.
¿Quién es la persona viva a la que más admira?
En deporte, a Nadal. En casa, a mi mujer. Fuera, a la disidencia china.
¿Cuál es su estado de ánimo actual?
Combativo.
¿Cuál es su mayor extravagancia?
Querer tener razón.
¿Qué es lo que menos le gusta de su aspecto?
Casi todo y casi nada.
¿Cuál considera que es la virtud más sobrevalorada?
La sinceridad que no se ha pedido.
¿En qué ocasiones recurre a la mentira?
Con las personas mayores; no es mentira, es consideración.
¿Cuál es su pasatiempo favorito?
Confesable, el solitario de Windows oyendo música de los 60.
¿Qué es lo que más valora en sus amigos?
Una fidelidad razonable.
¿Dónde le gustaría vivir?
En una cabaña forestal o una casa de campo, modesta pero cómoda y viendo monte.
¿Qué o quién es el amor de su vida?
Mi mujer, María. Mi nación, España,
Artículo originalmente publicado en el número 134 de Vanity Fair.
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