Cuando se estaba preparando una candidatura apoyada por artistas como Julio Iglesias para darle a Manuel Alejandro el Premio Princesa de Asturias de las Artes, llegó la peor de las noticias: la muerte por covid de Purificación Casas, su esposa desde hace 55 años. Además de ser su compañera y madre de sus cuatro hijas (Beatriz, Marian, Viviana y María Alejandra), fue coautora de algunas de sus obras más conocidas. Las firmaba con el jerezano bajo el nombre de Ana Magdalena, en homenaje a Anna Magdalena Wilcken, segunda esposa de Johann Sebastian Bach. Así resumió él esa colaboración en las páginas de esta revista:“Ana Magdalena siempre colaboró conmigo. Lo que no le podría decir con exactitud es qué corchea, interjección, punto y coma o qué maravillosa idea puso ella en cada canción. Pero eso sí, seguro que por ella lo escribí todo”.
Con motivo del fallecimiento, la familia ha escrito unas palabras recordándola y dando algunos datos de su vida, más oculta que la de su marido, la estrella de la familia. "Mi madre era la mayor de cuatro hermanos, Eduardo, Ricardo, Luis, hija de Purificación Romero y Eduardo Casas". También explica que sus padres se conocieron cuando ella tenía 18 años y él, 13 más; que a pesar de estar ya separado de su primera esposa, la situación no fue fácil para ninguno de los dos, menos para una jovencita en la España de los años sesenta. "Fue una mujer que superó cualquier tipo de creencia o convención, ya fuera imposición religiosa o política. Un espíritu libre totalmente conectado con la verdad más absoluta, el bien, y el amor que proceden de esa inteligencia divina que lo crea todo", dicen las hijas sobre la madre.
También destacan su faceta artística, que desarrolló junto a su marido, a quien conoció en la empresa donde ella trabajaba de taquimecanógrafa, pasando las letras que Manuel Alejandro adaptaba basándose en las canciones de moda de la época. "Desde ese momento, en aquella editorial no se volvieron a separar jamás. Lucharon para crear su propia familia más allá de lo que otros opinaron. Fue una mujer libre absolutamente de cualquier prejuicio, miraba directamente a través de los ojos de la gente a sus corazones. Era genuinamente auténtica, no se dejaba deslumbrar por títulos o riquezas o palabrerías huecas."
La familia destaca que a Purificación nunca le gustó ser una persona pública y mantuvo a los suyos "a salvo de la charlatanería de cualquier ocioso público". Pero también dicen, con admiración, que era inevitable fijarse en ella: "Porque su belleza no era de este mundo sino del mundo en el que residen las más grandes musas. Ella era la musa y lo sigue siendo del genio de todos los tiempos de la canción romántica. Su creación ha sido llevar a cabo la mayor obra de amor: darse por completo a cada paso", han comentado remedando la frase de una de las canciones más conocidas que firmó la pareja, Se nos rompió el amor, título que a tenor de las palabra que siempre se dedicaron nunca entonó el matrimonio Álvarez Beigbeder – Casas ni la pareja artística que formaron Alejandro-Magdalena.
Nuestros periodistas recomiendan de manera independiente productos y servicios que puedes comprar o adquirir en Internet. Cada vez que compras a través de algunos enlaces añadidos en nuestros textos, Condenet Iberica S.L. puede recibir una comisión. Lee aquí nuestra política de afiliación.
Fuente: Leer Artículo Completo