Rocío Carrasco contó así en ¡Hola! su primer encuentro con Antonio David Flores: “lo primero que me llamó la atención de Antonio David fue que estaba leyendo un periódico en la playa”. La playa, como no podía ser menos, era la de Chipiona, el escenario casi mítico unido ya para siempre a la figura de su vecina más ilustre, Rocío Jurado. En el imaginario popular español, el pueblo gaditano de Chipiona y el clan Jurado son sinónimos, ytenía todo el sentido que la primogénita de la más grande conociese allí al hombre que marcaría su vida de forma radical. David también evocaría esos inicios de relación muchos años después: “La conocí allí en Chipiona, hablábamos a través del teléfono y yo recuerdo que mi suegra me decía: dile a la niña que estudie. Y yo cuando la llamaba le decía: si apruebas los exámenes, el fin de semana subo a Madrid a verte. Ella aprobaba y mi suegra estaba loca de contenta”.
Era fácil que muchos padres se identificasen con la Jurado en algo tan mundano como que sus vástagos no quisiesen estudiar. La mala disposición de Rociíto hacia los libros fue una de las primeras cosas que trascendieron sobre ella, igual que los disgustos que le estaba dando a su madre con su rebelde adolescencia. En junio de aquel mismo año 95 Julia Otero reunía a ambas en su programa Un paseo por el tiempo. Al presentar a Rocío Carrasco, que estrenaba imagen con el pelo teñido de rubio, señalaba que acababa de cumplir 18 años y que “este año ha vuelto a estudiar dándole la alegría más grande a su madre. ¿Has hecho segundo de Bup, ya?, ¿Ha quedado alguna asignatura por ahí colgadita?”, le preguntaba. “Sí, han quedado dos”, respondía la joven. “¿¿Han quedado dos??” intervenía una Rocío Jurado con gran manejo del tempo. A continuación, hablaban de otro de los temas ineludibles con los que se fue construyendo el personaje de Rociíto en el constructo colectivo: la idea de que había crecido sufriendo las ausencias de su madre desde pequeña y eso le había causado una huella dolorosa e imborrable. Rocío contaba cómo sufría cuando veía movimiento de maletas por la casa, comprendiendo que su madre estaba a punto de embarcarse en otra de esas kilométricas giras con las que se ganaba el sustento, y cómo lloraba y lloraba hasta que comprendió que las lágrimas no servían para que su madre se quedase. “Un día ya no lloré, y ese día la que lloró fue ella”, enunciaba. Hacia el final de la entrevista,Julia Otero preguntaba por el tema que muy pronto sería omnipresente y definitorio cuando se hablase de Rocío Carrasco, recién cumplida la mayoría de edad: su vida amorosa. Rocío Jurado, prudente y ecuánime, declaraba: “Le ha gustado este chico, ha decidido que va a salir con él y a conocerse”.
Casi al mismo tiempo en el que Rociíto conocía a su primer novio oficial, España lo hacía también. Antonio David era casi tan joven como Rocío, a la que apenas llevaba un año, pero trabajaba ya en una profesión, una forma de vida casi, tan española y cañí como la de tonadillera de la que pronto sería su suegra: era guardia civil. Antonio David era malagueño y muy pronto, en ese verano del 95, fue destinado a la localidad barcelonesa de Argentona. Rocío no dudó en hacer las maletas para trasladarse allí con él. La periodista Paloma Barrientos contaría que la Jurado le había confesado que para convencer a su hija de que no diera un paso tan importante, “me jinqué de rodillas y le supliqué que se quedara”. Pero su hija no le hizo caso y se trasladó con su novio al pueblo catalán. Antonio Da parecía un chico discreto que posaba sonriente en unos medios a los que pronto se volvería asiduo. Y tan asiduo.Apenas el público empezaba a familiarizarse con la cara y el nombre del joven, cuando a mediados de septiembre del 95 saltó una bomba inesperada: Antonio David acababa de ser arrestado y estaba en el calabozo de su propio cuartel en Argentona. El motivo, según revelaba El país, era "quedarse –"apropiarse" en el lenguaje legal–, junto con otro guardia civil, éste desconocido, con 50.000 pesetas, cobradas a un turista francés, que fue multado por los dos agentes porque corría demasiado con su coche por un camino rural”. Los hechos habían ocurrido en agosto, cuando la pareja dio el alto a un coche que iba a excesiva velocidad por los alrededores de Argentona, y “ni cortos ni perezosos multaron al conductor del vehículo. Al tratarse de un ciudadano extranjero, éste estaba obligado a hacer efectiva la sanción en metálico y al momento, como así hizo el probo visitante. Lo que no hicieron los dos agentes fue extenderle el correspondiente recibo, a lo que también estaban obligados. Pero el avisado turista denunció el hecho ante la Guardia Civil, que inició una investigación interna hasta dar con los dos agentes que supuestamente se quedaron con las 50.000 pesetas”.
Antonio David acabó siendo multado, suspendido en funciones durante unos meses y condenado a arresto domiciliario en su casa de Argentona. Muchos, entre la mofa y befa ocasionada por el escándalo y el propio concepto tan carpetovetónico del guardia civil corrupto, pensaron que esto bastaría para romper la pareja, pero nada más lejos. Rocío Carrasco procedió a anunciar en prensa en medio del escándalo que pensaba casarse con Antonio David en diciembre de aquel mismo año 95, primero, y luego el próximo abril. Sin embargo, en las navidades parecía haber cambiado de opinión y ya no estar planeando un enlace. “Lo primero que tengo que hacer es estudiar y trabajar”, contestaba cuando le preguntaban en ¡Hola! si deseaba tener un hijo pronto.“Es mucha responsabilidad tener un hijo y creo que ahora soy muy joven y le volvería loco. Desde luego lo tendré antes de cumplir 30 años”. Acabó teniéndolo antes de cumplir 20. En esas mismas fechas en las que daba esas declaraciones, se quedó embarazada.
De nuevo en ¡Hola!, anunciaba, “Es cierto que estoy esperando un hijo y soy, por ello, muy feliz”, rezaba la declaración de la joven. Ante esta política de hechos consumados, la boda se organizó para marzo del 96, en la finca Yerbabuena de Ortega Cano en Castilblanco de los Arroyos. Cuandohablamos del enlace en un artículo anterior, recordábamos que “se señaló con rechifla la idea de que la boda entre una hija de 18 años de una tonadillera y un boxeador, con un padrastro torero, un novio guardia civil y motivada por un embarazo no deseado pertenecía a una España que parecía sacada del pasado. En la reconstrucción de la imagen colectiva del país que se produjo tras los fastos 1992 y la asunción de que éramos un lugar moderno y europeo no encajaba el clasicismo de una boda de penalti con lo más granado del folclorismo patrio. Aunque lo cierto es que esa parte un poco rancia y como de postal de Merimée de España nunca había desaparecido, la boda de Rociíto supuso un grito a los medios y a la población entera de que había cosas que no cambiaban nunca. Y tal vez estaba bien que fuese así”.
Si la boda de Rociíto y Antonio David, el 31 de marzo del 96, pasó a los anales de la frivolidad patrios fue porque conjugaba tantos elementos comentables y un tanto –o un mucho– kitsch que costaba quedarse solo con algunos. Inolvidable fue el look capilar que lució la novia, elaborado por el estilista Rupert, que contaba en ¡Hola!: “Llegué a Yerbabuena con 40 postizos porque no tuvetiempo de hacerle prueba alguna a Rocío. Al final nos hemos decidido por uno de metro y medio de largo que va retorcido como en cordones, mezclas de trenzas y tirabuzones que hubo que mezclar con su pelo corto. Una cosa así requiere muchas horas, el postizo es pelo natural de una india del Perú que pesa aproximadamente 2 kilos. Al final se queda en unos 40 o 50 centímetros de largo. Es la primera vez en mi vida que hago una cosa así sin prueba previa”. Tiempo después, ampliaría la información en el programa de Ana Rosa contando que la joven había llegado de Colombia con el pelo platino y él se lo cortó y le quitó las extensiones: “Tuve que ponerle espray de color porque no hubo tiempo. Vino a Madrid pero en vez de venir a que yo le tiñera el pelo de oscuro, se fue a que le pusieran unas uñas larguísimas. No sabía qué hacerle y le eché espray. Estaba asustado, porque pensé ‘si llueve se le va a chorrear‘”.
En su artículo dedicado al evento, Maruja Torres relataba: “Allí estaba la boda de Roci-Hito, y la voz en off informaba de que Rupert había peinado a la novia no con huevos de pascua, como parecía a simple vista, sino con postizos de cabellos de indias traídos especialmente de Perú. Ansiosa, busqué entre los invitados a una representación de lo que queda de Sendero Luminoso dispuesta a irrumpir clamando venganza en ese momento, temido por toda mujer, en que el cura dice lo de los impedimentos y hable o calle para siempre, y que es cuando te enteras de que tu novio está casado con el propio Rupert. Defraudada, decidí entregarme, y me concentré en la desilusión de que él recién casándose no vistiera el uniforme de gala de cobrar multas de tráfico de la Guardia Civil”. Rupert acabaría definiendo el estilo nupcial como “Sisí emperatriz pero en moderno”, y añadía: “Era una chica joven, era un encanto de persona; sigue siéndolo. Después de esa boda nunca la volví a peinar, nunca quiso saber nada de mí”.
Además del polémico peinado, Rocío lucía las lentillas azules que solía usar por aquella época, unas uñas de porcelana larguísimas que hoy son tendencia absoluta pero entonces eran consideradas algo de mal gusto, un tocado de perlastraídas desde Nueva York, un velo de tul de siete metros de largo y un vestido diseñado por Antonio Ardón, que también había vestido a su madre en su boda y en muchas otras ocasiones. El ramo estaba compuesto por orquídeas con flores de Chipiona, y las joyas correspondían a las dos bodas anterioresde su madre, la de Pedro Carrasco y la que había celebrado con Ortega Cano apenas un año antes en aquel mismo lugar.La inspiración y semejanza entre ambas ceremonias era obvia, y de hecho la misma Rociíto reconoció: “Cuando se casó mi madre yo ya pensaba en mi boda”. La omnipresencia de Rocío Jurado era constante –al fin y al cabo, ella era la famosa comme il faut all–, y en ¡Hola!, emocionada, declaraba: “Hoy soy todo: la madre de la novia, la suegra, la futura abuela, la mujer de Ortega Cano, la ex mujer del padre de mi hija, la Jurado… y la anfitriona. ¿Qué más?”.
Como la noche anterior había cambiado la hora, los novios y muchos de los 800 invitados llegaron una hora tarde a la ermita. Entre el desfile de caras conocidas estaban Terelu, María Teresa Campos, Palomo Linares y Marina Danko, la Doctora Grajal, Victoriano Valencia (padre de Paloma Cuevas), el “Litri”, Tomás Terry y Pilar Medinasidonia, Olivia Valére, Marillí Coll, Juncal Rivero, Raquel Revuelta, Remedios Cervantes, Los del Río, Nieves Herrero, Massiel y Jesús Gil. La novia, que al fin y al cabo tenía justificación para su tardanza, apareció en una calesa acompañada de su padre. Un grupo rociero perteneciente a la Hermandad de Almonte, le cantó a su llegada ¿Por qué te llamas Rocío?, un tema compuesto para la ocasión, y la música siguió con una misa rociera cantada por los Marismeños. “Los anillos”, recordaba Diez Minutos “estaban compuestos cada uno de seis aros de oro de tres colores: rojo, amarillo y blanco, que giran entre sí. Fueron un diseño de la propia Rociíto”. Al parecer el sacerdote Jesús Haro tuvo que corregirles porque se los estaban poniendo mal.
Tras la ceremonia, llegó el banquete, cuyo menú consistió en lomo de merluza a la yerbabuena, pechuga de faisán real en plumaje con salsa de estragón y tarta nupcial. Las imágenes de la jornada muestran una espectacular estructura formada por una torre de varios pisos de profiteroles, pero no nos queda claro si esa era la tarta nupcial o la tarta enviada como regalo por Carlos “O rei das tartas” desde Mondoñedo. Para el baile posterior, la recién casada se cambió elvestido blanco por uno rosa de tirantes con lacitos anudados al cuello. Rocío Jurado también optó por un segundo modelo de gasa fucsia con lunares. Y empezó una juerga hasta altas horas de la madrugada que nos dejaría otra de esas escenas imprescindibles de nuestra memoria sentimental.
Estamos hablando del “Y estamos tan agustito”. Es una de esas imágenes cuya gracia se explica sola. Subido a un escenario y sumergido en un trance místico, Ortega Cano se animaba a cantar flamenco como si fuese su esposa arrancándose por el “Qué no daría yo”, mientras un palmero a su lado imitaba el tañido de una guitarra. En la fiesta posterior también fue muy célebre Massiel, con la voz ronca, improvisando como si fuese un rapero: “En la Yerbabuena, el año pasado/cuando yo vine a la boda de un torero de clase/como pudo ser Belmonte/José Ortega Cano, cartagenero, se casó con mi hermana/Rocío Jurado, ¡hoy! Se casó su hija…” así hasta terminar en un éxtasis grupal que coreaba a un Ortega de ojos vidriosos “en la Yerbabuena existe un torero que es de Cartagena”.
https://youtube.com/watch?v=Ii_OXQukHkk%3Frel%3D0
“No había autoconsciencia ni miedo al ridículo por parte de los protagonistas de estas imágenes, sino una generosa y tal vez ingenua buena fe”, escribimos hace años. “La frase se convirtió en una de las más populares de aquel año, bautizaría programas de entretenimiento y todavía hoy una generación entera puede repetirla con la misma entonación que le puso el torero en su cántico. El "estamos tan a gustito" se convirtió en el equivalente en los noventa al "si me queréis, irse” de Lola Flores en la boda de su hija Lolita en el 1983: si en los ochenta España intentó expulsar público de su boda más multitudinaria, en los noventa la invitó a entrar y a quedarse”.
Y si nos quedamos, es porque había muchoque ver, no paraba de llegar la información o lo que hoy llamaríamos “contenido”. Rocío aseguraría en ¡Hola! que al terminar la boda, su madre la abrazó y le dijo “Por fin lo has conseguido”. Esa idea de que Rociíto estaba realizando un anhelo largo tiempo acariciado persistía en todo lo que rodeaba el evento. “Rociíto cumplió su sueño”, titulaba Diez minutos. Recordemos que en aquel momento, a la ya novia le faltaba un mes para cumplir 19 años y el novio tenía 20.
Tras la luna de miel en isla Mauricio, también cuidadosamente inmortalizada en las páginas de ¡Hola!, los recién casados regresaron a Argentona a continuar con su vida sencilla, esperar el nacimiento de su bebé y también el traslado del guardia civil a Madrid, algo que la pareja acariciaba para estar más cerca de su familia. La pequeña Rocío Flores Carrasco, “Ro”, nació en octubre del 96 y fue recibida con su correspondiente exclusiva. Todo esto venía acompañado de una situación un tanto esquizofrénica que nos hemos acostumbrado a vivir con los famosos: por un lado, profesionales y consumidores de prensa rosa critican con saña a los famosos que no lo son por su trabajo, sino por ser “hijos de”, pero a la vez, no dejaban de cederles el espacio o consumir con avidez todo lo relacionado con sus peripecias. Por supuesto, esto venía de muy lejos, siendo Isabel Preysler el ejemplo paradigmático de ese “vivir del cuento”, pero en el caso de Rociíto y Antonio David la saña tenía otro cariz porque llegaron al candelero en un tiempo en el que la prensa del corazón no era tan magnánima ni complaciente. Programas como ¡Qué me dices! y Tómbola (donde por cierto Rocío, enfadada con Karmele Marchante, eligió para meterse con ella los términos “yo creo que eres transexual en vez de lesbiana”) cambiaron el habitual masaje y connivencia de los medios con los famosos para pasar a estar basados en el humor, la crítica o directamente el despellejamiento del protagonista, que por otra parte acababa colaborando con ellos una y otra vez en una codependencia un tanto enfermiza. Rociíto y Antonio David, muy jóvenes, sin talento conocido y omnipresentes, eran blanco fácil de este tipo de críticas. El que ella hubiese intentado ser modelo, igual que lo intentó Carmen Janeiro, la hermana de Jesulín, conocida de forma muy sintomática como “la Jesulina”, aparecía tratado sin tapujos con rechifla en este tipo de programas, cuando la línea editorial de los medios clásicos había sido siempre hablar de sus efímeras carreras desfilando en hipermercados o con modistos amigos de sus influyentes parientes con total seriedad.
Desde luego, había donde rascar. El matrimonio [era protagonista asiduo de La parodia nacional](https://www.youtube.com/watch?v=eKeE8olu0PI), el programa en el que los televidentes enviaban sus letras criticando la actualidad al son de una canción famosa. En el número “sobre las picantes girls" se incluían los versos “yo no necesito ir a currar/ porque eldinerito me lo da mamá/un detallito para David /era un sobrecito con 50.000”. La pareja tuvo también un número en el que el Barbie Girl de Aqua se convertía en “Vamos pa’ Madrid, Antonio David/que la abuela tiene pelas”.En otro número se ridiculizaba la supuesta liposucción de Rociíto, criticando que hubiese engordado durante el embarazo. En otro número, “las cutrefamosas”, se hablaba de un grupo de famosas sin mérito, que eran un dream team formado por Rociíto, Belén Estaban, Loli Álvarez, Nuria Bermúdez, Yola Berrocal o Montse Páez (que tenía una relación dudosa con Ricado Boffill, ex de Chábeli).
Para el público de la época, la pareja pasó a simbolizar todo criticable y detestable del mundo del corazón: eran personajes no famosos por sí mismos, sino por herencia, que ganaban mucho dinero gracias a contar su vida privada, algo que siempre ha existido pero que entonces, todavía más que hoy en nuestros tiempos post-Kardashian, muchos consideran indigno. En una sociedad que valora la ética laboral, vender exclusivas o comparecer ante medios promocionando marcas/la propia vida no es considerado por muchos un trabajo “de verdad”, sino algo vergonzoso. Cuando Rocío comenzó a presentar o colaborar en programas como Cita con Apeles –un concepto que parecía la propia parodia de la telebasura– o Día a día, con María Teresa Campos, la cosa no mejoró. Al contrario: su contrato fue considerado un caso típico de nepotismo televisivo. Rocío además lo hacía todo de forma correcta, sin fallos, pero pocos encontraban que tuviese especial gracia o carisma para aquellos cometidos. Jamás logró que se la conociese como colaboradora o presentadora antes que por famosa-por-ser-famosa o por ser hija de la Jurado. Su caso no es el de, por poner ejemplos muy dispares, los sucesivos Matías Prats, Susana Guasch o Joaquín Prat Jr., que lograron trascender las famas de sus ilustres progenitores para ser conocidos por su talento y trabajo. Y en cuanto a Antonio David, sí, empezó siendo guardia civil y asegurando que seguiría en la Benemérita para siempre, pero tras su condena por malversación de fondos acabó solicitando la baja del cuerpo en 1997 para vivir de otros menesteres. La mujer de su suegro, Raquel Mosquera, por no ir muy lejos, fue peluquera antes, durante y después de su matrimonio con Pedro Carrasco. De hecho, cuando el exboxeador y ella se casaron en agosto del 96 –porque aquellos años la presencia del universo Jurado en prensa era constante–, la tarta nupcial tenía adornos comestibles en forma de secador de pelo, espejo, tijeras y rulos. La cuenta de Instagram Prensa Rosa Noventera se encargó de rescatarla.
El ciclo natural de la relación entre famosos se cumplió con el joven matrimonio. Tras el nacimiento de un segundo hijo empezaron los rumores de crisis y separación; algunos medios señalan que llegaron a romper pero Rocío acabó dándole otra oportunidad, pero las supuestas infidelidades de él acabaron siendo el detonante. El verano del 99 lo pasaron ya por separado, y en noviembre se hizo oficial que el matrimonio estaba roto. “Intuyo que ha habido otra mujer en la vida de David”, declaraba ella a ¡Hola!, donde también aseguraba:“A la vista está que no perdono una infidelidad”. Pocas ideas tan simbólicas como la de realizar la mudanza de una casa en la que no se ha llegado a vivir, y eso es lo que les pasó a ellos: recién ultimado su traslado a un chalet, tuvieron que volver a llamar a los empleados de la empresa de mudanza para repartirse sus bártulos.De nuevo, la cuenta de Instagram Prensa Rosa Noventera recordaba cómo los medios inmortalizaron los objetos de su vida en común encasquetados en una furgoneta. Allí había cosas como un peluche gigante de gorila (probablemente Copito de Nieve), una caja de sanitarios Roca en la que alguien había escrito por encima “ropa David” o “las sábanas del amor”, unconjunto textil en el que bajo un gran corazón rojo aparecían las palabras “Cariño, te recuerdo que esta noche toca… exo”.
Aquel matrimonio duró solo tres años pero desde el 99 ha habido pocas épocas en las que sus protagonistas no siguieran siendo noticia, por motivos a menudo mucho más serios y desagradables que el jolgorio que acompañó el día de su boda. Pronto, en el año 2000, Rocío conoció de nuevo en Chipiona –dónde si no– a Fidel Albiac. Les presentó la novia de Fidel y una de las mejores amigas de Rocío, aunque ésta siempre negaría haber sido responsable de su ruptura. Poco después, la ya pareja tuvo un accidente de coche que casi les costó la vida. Las imágenes de Rocío abandonando el hospital con un collarín eran conmovedoras. Desde entonces, Fidel y Rocío ya no se separaron, hasta que llegó la boda en 2016.Antonio David ya se había casado en 2009 con Olga Moreno. Pero en realidad esto eran minucias al lado del verdadero motivo por el que la pareja salía en medios: las mutuas acusaciones y peleas judiciales por la custodia de los hijos. El tema se volvió mucho más espinoso cuando se habló de malos tratos. En una entrevista en Argentina, Rocío Jurado hablaba de lo fatal que se había portado su exyerno con su hija. Su interlocutora, la icónica Mirtha Legrand, le decía “¿le daba mal trato, la maltrataba?”, y Rocío asentía. La diferencia entre “mal trato” y “maltrato” era mínima de palabra pero mediaba un mundo en su significado. Antonio David demandó a Rocío Jurado por 1.000 millones de pesetas por lesión del honor, pero la justicia le dio la razón a ella y él tuvo que pagarle los costes judiciales. Cuando se resolvió eltema, hacía años ya que Rocío Jurado había muerto. Así daba Europa Press la noticia de la sentencia: “El Tribunal Supremo confirma que Rocío Jurado no vulneró el honor de Antonio David al hablar sobre la separación de su hija estándose ante un tema que puede considerarse de interés general, en el sentido de haber sido seguido por un considerable número de ciudadanos atento a los aconteceres del mundo del corazón, sometido al público conocimiento, entre otras razones por la propia conducta del actor”.
Años después, denunció a su ex por impago de la pensión y malos tratos psicológicos, pero las denuncias fueron desestimadas. En 2012 estalló un escándalo cuando se habló de que fuerzas de seguridad habían tenido que acudir a la vivienda que compartían Rocío, Fidel y los hijos de esta por un episodio oscuro que en aquel momento no se llegó a esclarecer. Por supuesto, los medios dieron pábulo a todo tipo de rumores y sobreentendidos. El resultado fue que Ro, la hija adolescente de Rocío Carrasco, pasó a vivir a tiempo completo con su padre Antonio David en Sevilla. El hijo pequeño, David, le seguiría pocos años después. Desde entonces, madre e hijos no tienen relación. A todo esto se sumaba que, a raíz de la prematura muerte de su madre, Rocío ya no se hablaba tampoco con los miembros más cercanos de su familia. El desmoronamiento del clan Jurado fue un espectáculo triste que todos presenciamos a tiempo real. Ortega Cano confesaría que desarrolló alcoholismo; habiendo bebido, tuvo un accidente de coche en el que mató a otro conductor, Carlos Parra. Acabó ingresando en prisión y cumpliendo su condena; mientras, sus hijos junto a Rocío, Gloria Camila y José Fernando, se hacían mayores y podían acceder a la herencia que su madre les había dejado, con desastrosos resultados en el caso del niño, que confesaría ser politoxicómano y bipolar. Al mismo tiempo, Amador, el hermano de Rocío Jurado se hacía famoso tras tantos años en la sombra, igual que su mujer, luego exmujer, Rosa Benito, y también su hija Chayo tras participar en Gran Hermano Vip. Y Raquel Mosquera, viuda de Pedro Carrasco, ingresaba en clínicas mentales mientras sufría por una conflictiva relación con Tony Anikpe, su segundo marido y padre de su hija, que acabó regresando a Nigeria –aunque se duda si volvió a España después–, donde le perdimos la pista. Esto, sin entrar en personajes todavía más satélites, como Nuria Bermúdez que se hizo famosa por contar que, según ella, había mantenido seis relaciones sexuales en una noche con Antonio David, y luego estaría con Cristiano Ronaldo y Güiza–,Antonio Tejado el ex de Chayo o Michu, pareja de José Fernando.
Con este panorama, algunos veían lógico que Rocío dejase de tener relación con su familia, pero para otros resultaba incomprensible. Se hablaba de lo cerca que había estado siempre de su tía Gloria Mohedano, que quedaba a su cargo cuando la Jurado tenía que viajar por trabajo, y con la que ahora no tenía ningún trato. También se decía que el motivo del alejamiento no era otro que la herencia de su madre, algo tan habitual como una disputa por dinero. Se acusó a Rocío, millonaria gracias a la fortuna de su madre, de ser avara y tacaña, de no hablarse con sus hermanos, niños muy pequeños en el momento en el que murió su madre, y sobre todo, de ser ella mala madre por no tener relación con sus hijos. Una y otra vez se repitió en medios, foros y redes sociales la idea de “da igual lo que haya hecho, a un hijo se le perdona todo”, considerando que el llevar varios años sin ver a sus hijos era una muestra de egoísmo, orgullo o dejadez por su parte.
Subyace en todo esto la idea de que Rocío está manipulada por Fidel Albiac. Esto se desprendía de declaraciones como las de una ex de Fidel llamada Elízabeth Martín, que aseguraba que había intentado apartarla de su familia y sus amigos y que creía que eso era lo que ocurría con su actual esposa: “El que está ahí controlando y metiendo cizaña es él”. Y también contaba: “Están con el tema de las demandas, eso echa mucho para atrás. Yo fui y días antes me estuvieron amenazando para que no fuera, que me iban a poner una demanda. Para que veas la maldad que tiene. Me demandó por haber salido, fuimos a juicio, él iba con Rocío y cuando yo estaba declarando, ella empezó a reírse. Se estaba riendo de una forma… Fue el juicio, lo gané”. Además, en los años posteriores a la muerte de su madre, Rocío dejó de salir en medios, llevando una existencia retirada que alimentaba esa idea de secreto o misterio oculto manejado en la sombra por su siniestro compañero. Para otros, Rocío simplemente era rica, no necesitaba salir en ninguna parte y estaba viviendo su vida, en lo bueno y en lo malo, de forma privada.
Claro que hablar de que Rocío está retirada se ha convertido en un lugar común, aunque en realidad en los últimos cinco años no ha dejado trabajar. La diferencia es que no habla de su vida personal tanto como podría, manteniéndose como discreta colaboradora y comentarista de otro tipo de contenidos.Ha sido fija en programas como Hable con ellas, ¡Qué tiempo tan feliz! y Lazos de sangre. Antonio David, por su parte, también se convirtió en un rostro televisivo habitual. Tras unos años ligeramente apartado de la pequeña pantalla, volvió a la tele participando en GH VIP, con la sorpresa de que su defensora en plató fuese su hija mayor. Durante todos estos años nunca había dejado de salir en prensa, atacando frecuentemente a su ex con comentarios como “si sus hijos no quieren estar con ella, por algo será”.
Ese “algo será” lo conocimos en 2020 cuando Vanitatis publicó una exhaustiva cobertura dedicada a la sentencia de aquello ocurrido en 2012. En varios artículos firmados por Nacho Gay, diseccionaban los papelesya no con opiniones o percepciones personales sino con hechos probados en un juzgado.La sentencia establecía que aquel día había sido la hija, Ro, la que pegó a su madre, aunque luego intentó denunciar que había sido al revés. Se hablaba de “maltrato habitual, maltrato, injurias y calumnias contra su madre”, hasta el punto de que Rocío Flores tenía y tiene una sentencia de alejamiento contra Rocío Carrasco. También se habló del conflictivo concepto de “alienación parental”, con un informe que aseguraba que Antonio David condicionaba a su hija en contra de su madre. Recordemos que Rocío Carrasco había denunciado ya a su ex por malos tratos psicológicos en 2018, sentencia que fue desestimada ese mismo año.
Toda esta información salía a la luz a la vez que su hija, Ro, ya veinteañera, participaba en Supervivientes. Allí la joven, muy emocionada, parecía desear una reconciliación con su madre, y decía ante las cámaras: “Siempre hemos llevado este tema en el anonimato y ella no ha dado ese paso. Es tan sencillo como levantar el teléfono… estoy en un punto que ya me pesa mucho todo, no quiero que nadie se sienta ofendido ni hacer daño a nadie… Pero sí, pienso que hay alguien que le impide descolgar el teléfono. Lo sabes tan bien tú, yo y todo el mundo… No lo quiero decir”.De nuevo, ante los hechos, probados o no, parecen chocar varias formas distintas de entender esta historia, que en esencia son dos, con infinitos matices. La primera es que hay una mujer manipulada por su segundo marido para no perdonar a su hija por maltratarla en el pasado. La segunda es que en realidad el arrepentimiento de su hija no es tal, y que la madre está en todo su derecho de no tener relación con ella, habida cuenta de que hay una orden de alejamiento y una sentencia judicial de por medio, y que esta hija apoyó y apoya a su padre, un hombre que ella ha acusado de haberla maltratado también.
La anunciada entrevista de Rocío Carrasco, Contar la verdad para seguir viviendo, promete girar en torno a estos términos que ya se conocen (aparte de hacer una autocrítica de los medios), los supuestos maltratos psicológicos de Antonio David, que ya ha anunciado que se querellará contra su ex, y el drama maternofilial. Algunos hablan de que Rocío Carrasco está intentando lavar su imagen y la de Fidel tras el positivo paso de Ro por Supervivientes. Otros creen que está en su derecho de contar eso tan televisivo que es “su verdad”.El público y los mismos medios parecen tener la necesidad de absolutos; quieren saber quiénes son las víctimas y quiénes los villanos, quiénes los buenos y quiénes los malos. El hecho de que todo ocurra de forma pública, ante las cámaras, en medio de un reality o comentado a tiempo real por propios y extraños no anima a pensar que el fin de esta historia que empezó en la playa de Chipiona esté cerca.
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