¿Artistas salvajes o juerguistas filosóficos? Resulta difícil clasificar a la tribu de los Club Kids, que dominaron la noche neoyorquina durante los años 90 con sus looks desmesurados –que, por supuesto, marcaban tendencia–, sus fiestas antológicas, su fluidez sexual y sus delirios artísticos. Nombres como Amanda Lepore, It Twins, Jennytalia o Desi Monster representaron el lado más indomable y desubicado de la generación X. Ahora, uno de ellos ha querido hacerles justicia: Walt Cassidy (Waltpaper para sus compañeros de tribu), cronista y teórico de aquella generación , acaba de publicar ‘New York. Club Kids’ (Damiani), una memoria visual y literaria de aquellas noches alucinógenas y creativas hasta el delirio.
El escritor Michael Musto dijo de ellos que eran “una secta de la petulancia y la moda alocada; superficiales hasta el delirio y con dudosos valores estéticos”. Muchos aplaudieron la cruzada del alcalde Giuliani contra los noctámbulos de Nueva York, que hirió de muerte el movimiento, y suspiraron aliviados cuando cayó definitivamente en desgracia tras la detención por asesinato de uno de sus máximos representantes, Alig.
Pero los Club Kids eran mucho más que un grupo de fiesteros de cabeza hueca aficionados a las drogas. Para ellos, los locales nocturnos fueron un laboratorio experimental de moda y arte donde las nuevas ideas se recibían con entusiasmo: por mucho que les pesara a los grandes gurús intelectuales, estos jóvenes extravagantes fueron un elemento fundamental de la cultura underground de aquellos años y dejaron un legado vitalista y transgresor que forma parte de nuestra cultura.
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