Quien no haya recurrido a un bote de helado, una manta y una película de amor para afrontar un día de lluvia que levante la mano. El cine nos ha permitido vivir algunas de las historias de amor más bonitas del mundo, algunas con final feliz y otras con una resolución agridulce.
Moulin Rouge, (500) días juntos, Memorias de África, Casablanca, El blues de Beale Street, Carol… la lista es infinita, al igual que los diálogos que ha quedado grabados en nuestra memoria y las prendas icónicas que protagonizaban esas escenas. El jersey de angora de París, Texas, los sombreros de Brokeback Mountain, las «braguitas» del beso final en El diario de Bridget Jones, el look deportivo que luce Julia Stiles mientras un jovencísimo Heath Ledger le dedicaba una canción en 10 razones para odiarte o el inolvidable pelo azul de Léa Seydoux en La vida de Adèle.
Prendas y elementos de caracterización que los creativos detrás del diseño de vestuario usaban para contar algo más sobre sus personajes y sus sentimientos. Qué mejor día que San Valentín para recuperar algunas de las prendas más icónicas de nuestras escenas de amor favoritas del celuloide.
Gracias a La La Land se recuperó uno de los géneros más especiales del cine: el musical. Escrita y dirigida por Damien Chazelle en 2016, nos dejó algunas de las escenas más bonitas de la época, como el baile de Emma Stone y Ryan Gosling a golpe de claqué.
Película de amor por antonomasia, El Diario de Noa contiene uno de los besos más apasionados del cine que consiguió el premio MTV Movie Award al Mejor Beso en 2005.
El vestido azul bebé de Rachel McAdams es uno de los más deseados.
Años 90, una jovencísima Demi Moore con corte de pelo garçon junto a Patrick Swayze crean una de las escenas más sexys y románticas del cine.
Ghost fue la película más taquillera de ese año y ya es un clásico indispensable de San Valentín.
Los besos románticos bajo la lluvia nunca fallan. Aunque Audrey Hepburn se convertía en leyenda mientras paseaba al amanecer por la Quinta Avenida enfundada en un espectacular Givenchy, es el trench camel el protagonista de la escena más romántica del film Desayuno con diamantes.
El combo que nunca falla y que representa toda una época. Al igual que Dirty dancing y las escenas románticas protagonizadas por Patrick Swayze y Jennifer Grey. Pura sensualidad.
¿Es casualidad que ambos personajes luzcan este accesorio en una de las escenas más importantes? Casablanca no dejaba pasar nada por alto y el vestuario del film es una prueba de ello.
Aunque la camisa hawaiana de Leonardo di Caprio es una de las prendas más deseadas por los amantes de esta película, lo cierto es que es otra prenda la que acapara la atención en una de las escenas más bonitas de la película.
Los disfraces consiguen crear una atmósfera de ensueño que enfatiza la canción «Kissing You» de Des’Ree como banda sonora.
Lost in Translation fue la obra que consagró a Sofia Coppola como una de las directoras más importantes de la industria. Con la ciudad de Tokio como lienzo nos mostraba una relación de amor donde la soledad era un protagonista más.
Bill Murray, Scarlett Johansson y una peluca rosa era necesario para crear una escena llena de ternura en un karaoke.
Mucha laca, leggings de vinilo negro ajustados, chaqueta de cuero y un par de tacones. Más que una prenda fue el color negro y el material el que marcó tendencia gracias a Grease.
Aunque las camisas a rayas, los polos de firma y los bañadores son algunas de las prendas estrella de esta película, la camisa de Eliot en el final de Call me by your name es sin duda la que más queda grabada en la retina.
Una camisa blanca con ilustraciones de caras sobre un jersey de cuello alto envolvían a un Eliot que reflejaba en un primer plano la parte más cruda del amor.
Nunca un peinado fue tan icónico, con permiso de los recogidos cardados de Alfred Hitchcock, claro. Los moños estilo «ensaimada» y las trenzas a modo de corona de Leia han sido replicadas por miles de fans alrededor del globo y le ha acompañado a lo largo de toda la saga.
Por eso, el beso entre la princesa y Han Solo no podía ser una excepción. Este peinado junto a un traje de auténtica heroína creaban un combo ideal para imitar en Carnaval.
El colgante de Rose, el vestido inspirado en los archivos originales de los trajes de la época de 1911 y este pañuelo al viento son algunas de las prendas más especiales de Titanic.
No hacían falta palabras, solo las miradas del señor Darcy y Elizabeth Bennet bastaban para dejarnos sin aliento. El vestido de baile blanco que lucía Keira Knightley es uno de los muchos que se diseñaron para Orgullo y prejuicio, la película dirigida por Jose Wright.
Una de las secuencias más analizadas del cine, por su diálogo, su belleza y el impacto visual que consigue crear un jersey rosa. Paris, Texas nos deja una de las escenas más tristes dentro del romanticismo con una conversación exquisita que muestra el dolor de un amor imposible.
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