Comos ya llevamos varios días hablando de libros y hay cierta confianza, voy a compartir una cosa que me sucede a menudo (y estoy convencida que no soy la única a la que le pasa): basta que me digan que tengo que leer cierto libro o ver tal película para que sea lo último que me apetezca hacer sobre la faz de la tierra. Y tampoco han de ser muchas personas las que me hagan tal sugerencia; con una, la pareza se me activa solita. En cambio, si soy yo la que da el paso, la que se entera de que hay una serie o una novela que todo el mundo está consumiendo, entonces voy directa al grano. Es un poco como correr en dirección contraria, entrar la última en el vagón de metro o esperar a que todo el mundo se abalance sobre las patatas fritas para después acercarte tú. Y es muy probable que para entonces no haya ni una sola patata frita, pero te has ahorrado un momento de agobio. Eso que te llevas.
La Casa de los Espíritus es uno de esos libros que casi todo el mundo ha leído o conoce, excepto esa pequeña porción de personas que ha permanecido en su sofá a la espera de que se despejara la zona para acercarse a la fuente de las patatas fritas. Así que para premiar su paciencia, hoy recuperamos esta novela sobre el paso del tiempo, la familia, la inevitable adaptación a los cambios y los fantasmas que habitan todas las casas.
© Ilustración Mar Lorenzo/ Fotografías: GettyImages.
La primera y puede que más exitosa novela de Isabel Allende narra la vida de una familia chilena durante cuatro generaciones, es decir, hay muertes, nacimientos, importantes cambios sociales que marcaron el devenir del clan, matrimonios y una casa a la que se regresa para recordar y hacer las paces con uno mismo. La Casa de los Espíritus fue llevada al cine en 1993 con un elenco plagadito de estrellas: Meryl Streep, Winona Ryder, Jeremy Irons, Glenn Close, Antonio Banderas, Vincent Gallo… y hay que decir que en este caso el filme sí hace justicia a la novela, pues si esta última es muy entretenida, la película dirigida por Bille August también.
El plan de fin de semana sería entonces el siguiente: tarde de viernes y sábado (leer el libro, que es 100% factible) y el domingo ver la película.
Portada del libro «La Casa de los Espíritus».© Cortesía de Amazon.
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Lo mejor: libros sobre sagas familiares hay muchos, quizá demasiados. Lo que para mi gusto marca la diferencia en este son los personajes. Todavía recuerdo lo mucho que me impactó la transparencia de Clara, una joven vidente que vio venir todos los desastres de su vida y a la que cientos de personas consultaban para averiguar su suerte (encima Meryl Streep es la encargada de interpretarla en la película y ya con eso está todo dicho); la fuerza de Blanca y su capacidad para adaptarse a los cambios de la vida y perdonar a aquellos que más daño le hicieron (Winona en el filme); y la triste resiganción de Férula, una mujer que dedicó su vida a vestir de negro y cuidar a los demás sin plantearse nada sobre sí misma (Glenn Close, que por cierto, está absolutamente aterradora en la película).
También hay ciertos elementos sobrenaturales que aparecen aquí y allá que convierten esta historia que bien podría ser una historia más en un relato que apetece seguir leyendo: una cabeza guardada, una mujer con el pelo de color verde, un evenenamiento por error, una niña que se queda muda por decisión propia…
Lo peor: si ayer comentaba que Mujeres de Charles Bukowski es un libro en el que la trama no es muy relevante pero la manera de narrarla hipnotiza, con La Casa de los Espíritus me sucede lo contrario. Se lee muy bien, se lee fácil, pero la historia (que es fantástica) ocupa todo el espacio.
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