Hay un momento en la ceremonia de los Oscar en el que se bajan las luces y por la pantalla desfilan las personas del mundo del cine que nos dejaron en los últimos doce meses. Se conoce como el In Memoriam y es una de las pocas cosas que resultan innegobiables en una escaleta a la que siempre se intenta recortar algo. En 2009 los productores de la gala pidieron a los asistentes al Kodak Theatre –hoy Dolby Theatre–que se abstuvieran de aplaudir a unos fallecidos más efusivamente otros. Los invitaban a mantener un respetuoso silencio. Un momento que debía de ser de homenaje a los que ya no están en ocasiones se había convertido en un concurso de popularidad medido por el volumen de la ovación. "Están muertos pero no queremos herir sus sentimientos", argumentaron desde la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas.
Si no fuera porque la petición se ha venido cumpliendo desde entonces, el próximo domingo 10 de febrero, cuando se proyecte el montaje con todos los difuntos de este año, serviría para certificar si los académicos de Hollywood han perdonado a su compañero Carmine Caridi. A pesar de no ser un personaje muy conocido, cumple las condiciones indispensables para salir en ese vídeo junto difuntos ilustres de 2019 como Doris Day, Luke Perry, Peter Fonda o Agnes Varda. La primera es que falleció el 25 de mayo del año pasado. La segunda, que a pesar de no ser una estrella, tuvo una trayectoria como actor de reparto suficiente para ser considerado un miembro de la comunidad cinematográfica. Y la última, formó parte de la Academia durante algo más de dos décadas.
Sin embargo, ahí está en gran medida el problema. En 2004 se le expulsó de la institución. Sólo a otras tres personas se les ha revocado después su membresía: Harvey Weinstein, Roman Polanski y Bill Cosby. A diferencia de ellos, Caridi no estuvo implicado en casos de abusos sexuales, motivo compartido por el productor, el director y el cómico. Su delito fue piratear películas. Según él, confiar en la persona equivocada.
Nacido en Manhattan, Carmine Caridi contó en una entrevista a The Hollywood Reporter que de no haber sido actor habría acabado como todos sus amigos en la mafia. "Las clases de teatro me salvaron la vida", aseguraba el actor, que se apuntó en un centro juvenil del barrio. Cuando con 21 años regresó de la Guerra de Corea, le dijo a su padre que la interpretación era su única vocación. "De acuerdo’, me dijo. ‘Pero como te hagas maricón te mataré mientras duermes".
Consiguió sus primeros trabajos en montajes de Broadway como El hombre de la Mancha, así como algunos en televisión. Después de mostrar que podía ser un criminal convincente junto a un jovencísimo Robert de Niro en Casi, casi un golpe (1972), su gran oportunidad le llegó con la primera parte de El Padrino. Francis Ford Coppola le eligió para que fuera Sonny Corleone, el hermano mayor de Michael, interpretado por Al Pacino. "Hice las pruebas de vestuario, todo estaba listo", contó a The Hollywood Reporter en 2017. Sin embargo, el jefe de Paramount, Robert Evans creyó que Caridi era demasiado alto –medía 1,93– como para compartir plano con Pacino –1,70–, y ordenó que le sustituyera James Caan.
Aquello hundió a Caridi, al que poco después detuvo la policía por tráfico de estupefacientes. "Por entonces era un drogadicto", rememoró. Había intentado vender cocaína a un policía de paisano. Tras un breve paso por prisión, recibió la llamada de Coppola, que se sentía en parte culpable de las desgracias del actor. Le ofreció un pequeño papel en El padrino: Parte II, que fue decisivo para que volviera a trabajar con regularidad. Casualidades del destino, ese mismo 1974, compartió protagonismo en El jugador con el colega que le había quitado el personaje de su vida, James Caan. En los años siguientes alternó apariciones en series de éxito como Starsky & Hutch, Taxi o La mujer policía con secundarios en vehículos a mayor gloria de Peter ‘Colombo’ Falk, el grupo Kiss o Richard Pryor. Tuvo incluso una oportunidad para brillar en El príncipe de la ciudad (1981),un thriller policíaco de Sidney Lumet en las calles que le vieron crecer. Un año después recibió la invitación de la Academia de Hollywood para convertirse en uno de sus miembros. Por supuesto, la aceptó.
Un inciso en esta historia. Práctica habitual desde finales de los 80, los estudios enviaban copias de los títulos que querían que optasen a los Oscar a los académicas para que los tuvieran en cuenta, lo que en inglés se conoce como "for your consideration". A aquellas cintas de VHS con el paso de los años le siguieron dvds y Blu-rays, que no tardaron en filtrarse en Internet. Para evitar que los estrenos más codiciados del curso estuvieran gratis al alcance de los cibernautas, en octubre de 2003 se obligó a los miembros de la Academia a que firmasen un documento en el que se comprometían a no compartir las películas que recibían.
Caridi firmó esa carta y siguió recibiendo las películas que optaban a los Oscar como había hecho desde que se convirtió en académico. Mientras seguía trabajando como actor de reparto en películas como Esta casa es una ruina, Habana, Bugsy, ¡Qué asco de vida! o El Padrino: Parte III –en la que interpretó a un personaje diferente, porque ¿quién se acordaba de que hubiera salido en la segunda?–, se había acostumbrado a ver cómodamente en casa los títulos más relevantes de cada temporada de premios. También le gustaba hacer copias para sus hermanos y "amigos que no se las podían permitir". "Hice feliz a mucha gente", diría en su defensa en 2017.
Cuando a principios de los 2000 a Caridi, ya un actor semiretirado, se le rompió el vídeo apareció en su vida Russell Sprague, un joven de Chicago de paso por Los Ángeles al que conoció a través de un compañero de reparto de El Padrino: Parte III, que se ofreció a arreglárselo gratis. Cuando en su casa vio la cantidad de películas que tenía, Sprague quedó deslumbrado. Para devolverle el favor, el actor acordó que le enviaría a Chicago las películas que le fuesen llegando para que él también las viera.
El 13 de enero de 2004, en plena campaña de los Oscar, la Academia anunció que había identificado una copia ilegal de Cuando menos te lo esperas, la comedia romántica protagonizada por Jack Nicholson y Diane Keaton circulando por Internet. También de El último samurai, Mystic River, Big Fish y Master and Commander: Todas tenían en común que llevaban una marca que identificaba a Carmine Caridi. Sin embargo, cuando el FBI rastreó el origen de las filtraciones llegaron a Homewood, Illinois, al hogar de Sprague. Descubrieron que durante los últimos tres años el veterano actor le había enviado unas 60 películas y que este se había dedicado a subirlas a la Red mediante programas para compartir archivos. Sprague aseguró que él pagaba los gastos de envío. Cuando interrogaron a Caridi negó haber recibido ningún tipo de compensación económica. "Hice un favor a un tío y me jodió", contaría al periodista de The Hollywood Reporter años más tarde. "Creía que era simplemente un tipo al que le gustaba mucho el cine".
Columbia Pictures y Warner demandaron a Sprague y Caridi. El pirata se declaró culpable y fue condenado a tres años de prisión, aunque no llegó a cumplirlos. Murió en su celda de un ataque al corazón. Aunque la fiscalía pidió que impusiera al actor una multa de 300 mil dólares, él siempre estuvo tranquilo. "Sabía que no iba a pagar ni un centavo, porque simplemente no lo tenía". La sentencia del tribunal le liberó de todos los cargos y aceptó que él no había obtenido beneficio alguno. Ni siquiera sabía que se pudieran ver películas en el ordenador.
La única consecuencia de este desgradable incidente para Caridi fue la expulsión de la Academia, que aceptó sin cuestionarla. "No les culpo, infringí las normas", aseguraba años después. La medida trataba de ser ejemplar entre los miembros, aunque el pirateo de screeners se ha seguido produciendo desde entonces. Sólo protestó cuando en la gala de los Oscar 2018 Jimmy Kimmel hizo una broma al respecto. "Carmine recibió el mismo castigo que Harvey Weinstein por prestar a su vecino una copia en VHS de Seabiscuit", ironizó el presentador. Al actor no le gustó que se le asociase ni siquiera en un chiste con un depredador sexual.
https://youtube.com/watch?v=5SEuC65ub84%3Frel%3D0
Con una salud muy maltrecha, murió en el Hospital Cedars Sinai de Los Ángeles el 28 de mayo de 2019. Llevaba un mes ingresado tras una mala caída cuyo tratamiento derivó en una neumonía de la que no pudo recuperarse. Entre sus últimos trabajos estaban breves apariciones en la serie de Netflix Love, El show de Larry David y un telefilme sobre el romance entre Frank Sinatra y Ava Gardner. El deshonor de ser el primer académico al que se expulsaba de la institución aparentemente no afectó a su carrera profesional. De hecho, el Sindicato de Actores sí continuó haciéndole llegar películas cada año. "Pero no tantas como me mandabanen la Academia", reconocía. Sin embargo, él no dejó de lamentar aquel episodio. Así lo expresó su representante cuando anunció que había fallecido. "A pesar de que la policía y el FBI le exculparon, a Carmine siempre le produjo una enorme tristeza lo que sucedió".
Si como la Academia explicó, no se quería herir los sentimientos de sus muertos con la intensidad de los aplausos, quizá con Carmine Caridi sea bueno hacer una excepción. Si no se le perdonó en vida, puede absolvérsele cuando su rostro aparezca en el In Memoriam de la gala.
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