Es uno de los actores más reconocidos del país, acostumbrado a personajes de distinto pelo. El topo escondido durante en franquismo de La trinchera infinita es ahora Melitón Manzanas, policía torturador y primer asesinado porETA en La línea invisible. Antonio de la Torre derrocha talento y también honestidad.
¿Cómo te enfrentaste al papel?
Primero intenté acercarme a sufamilia, y luego descubrí un estudio del Gobierno Vasco con más de 3.500 casos acreditados de torturas hasta la década del 2000. Y busqué a algunos que sufrieron sus métodos.
La serie muestra también su faceta personal.
Sí, para mí era fundamental humanizarlo y lo conseguí a través de su relación familiar o con su amante Clara [Patricia López Arnaiz]. Él utiliza la violencia como herramienta de trabajo porque cree que debe ser así.
«Todos somos depredadores»
¿Has logrado entenderle?
Es una pregunta que me hago a menudo. ¿Por qué se utiliza la violencia para resolver conflictos? Para José Mújica, expresidente de Uruguay, a quien interpreté en La noche de los 12 años, la crueldad es el estado primitivo del ser humano. Todos somos depredadores. Y lo entiendo así porque lo muestro en los papeles que interpreto. Por eso este oficio es sanador.
Andaluz de Málaga, ¿entiendes la idiosincrasia vasca?
Viajo mucho a Euskadi; mi anterior película, La trinchera…, se rodó allí y mi representante es vasco. No dejo de ser un andaluz curioso por la realidad nacional, más compleja para los vascos o los catalanes. Sería maravilloso encontrar un encaje con el resto del país.
¿La crisis sanitaria que vivimos puede ayudar?
El virus nos hace a todos iguales, no entiende de nacionalismos. Los andaluces somos muy españoles, con nuestra identidad completa. Yo soy de los que defiende mi bandera en el fútbol, pero, por ejemplo, el director Aitor Arregui Galdós, amigo ahora tras rodar La trinchera…, me decía que la suya no estaba tan satisfecha.
Volviendo a ETA. Al conocer su germen, ¿tú crees que podría haberse evitado?
Sí, claro, solo si un golpe de estado no hubiera acabado con la República, algo tan maravilloso. Yo hablo de mi realidad, de la historia de mi madre analfabeta. Yo nací el año en que se desarrolla la serie, pero sé que mis padres pasaron miserias y hambre.En absoluto justifico la violencia, pero ETA nació en una dictadura. Ahora solo hay que pensar que estamos en democracia y es el momento de resolver conflictos territoriales.
No te prodigas mucho en tele.
No se han dado las circunstancias. Yo voy tomando decisiones. Esta serie ha sido como grabar un película larga muy cuidada. Una escena de una tortura podía alargarse un día. Fue duro. Aunque lo mejor de permanecer tanto tiempo en el País Vasco ha sido descubrir lo bien que se come allí (risas).
¿Cómo vives el confinamiento?
Trato de mantener la rutina de los estudios de mis dos hijos, y hacer deporte. Siempre con la mente fresca y la ilusión intacta de que retomemos pronto nuestras vidas. Es importante que no cunda el pánico.
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