Tiene más de 1,2 millones de seguidores en Instagram y su feed es un perfecto book de fotografías cuidadas al máximo, pero poco a poco, Álvaro Mel (25) va dejando atrás su exitosa carrera como influencer –que le ha dado muchas alegrías– para dedicarse a su pasión: la interpretación. Y lo está haciendo a lo grande, ya que este 30 de septiembre estrenará La Fortuna, la serie dirigida por Alejandro Amenábar para Movistar+, en la que es el protagonista absoluto. “Sigo cogiendo alguna cosita de marcas más serias, pero lo quiero ir dejando de lado poco a poco para centrarme en mi carrera como actor ahora”, revela Álvaro a Vanity Fair recién aterrizado en San Sebastián donde tiene una agenda de entrevistas y photocalls en la que no cabe tiempo casi ni para comer.
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Nacido en Salamanca hace 25 años, Álvaro, cuya madre se dedica a la contabilidad y su padre al sector del aluminio, estudió hasta los 18 años en el colegio Maristas. Tras terminar Secundaria, decidió irse a Valladolid, a una hora y cuarto de su casa, para comenzar la carrera de Arquitectura. “Siempre fue mi vocación y en la familia no hay ningún arquitecto, igual que tampoco hay ningún actor”, explica. “Con 14 años tenía lo de la arquitectura en la cabeza. Siempre me han llamado la atención las líneas rectas, la limpieza, la pureza, soy muy perfeccionista. Me gustaba mucho la arquitectura griega con los tímpanos de los templos, el horror vacui, todo lleno. Y no paraba de dibujar durante las clases, dibujaba edificios todo el rato”.
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Se lanzó a la aventura y dejó la carrera
En Valladolid estuvo durante el primer curso en la facultad y “se juntaron varias cosas: no teníamos recursos para seguir pagándome la carrera, tampoco me motivó mucho cómo me enseñaron Arquitectura allí y no me sentí muy acogido por la ciudad. Así que empecé a pinchar en discotecas para pagarme el material de Arquitectura, que es carísimo, y fui moviéndome en redes sociales”. Pero llegó el final del curso y tuvo que decidir qué hacer con su futuro. “Ya había ido alguna vez a Madrid para pinchar como dj y tenía allí algunos contactos y un par de amigos. Tuve que elegir si volver a Salamanca o lanzarme a la aventura en Madrid. Hice lo segundo”, nos cuenta. En la capital, fue el también actor Guillermo Campra (Águila Roja) el que le acogió en su casa. “Es como mi hermano. Él me dio un techo para vivir”, nos dice. A partir de ahí comenzó a relacionarse y a tener más contactos y gracias a su trabajo en redes sociales (se había estrenado en Instagram en 2013), donde su éxito fue creciendo como la espuma, empezó a tener ingresos gracias a la publicidad. Su fama como influencer le valió estar incluido en la lista Forbes de los 100 más importantes de nuestro país junto a María Pombo o Dulceida, entre otros.
Gracias a Guillermo, conoció a sus representantes para que en un principio le echaran una mano con la gestión de facturas. Fueron ellos los que un día le llamaron para hacer un casting. “Dije: ‘No tengo nada que perder”. A él nunca se le había pasado por la cabeza lo de ser actor. “¡Jamás! Es verdad que de pequeño, cuando mi madre no estaba, me ponía frente a la televisión e imitaba las voces de algunos personajes”, dice riendo, “pero nunca me lo planteé como profesión porque no lo veía como algo alcanzable”. Y llegó su primer casting. “Yo era muy tímido. Cuando llegué me planté allí desubicadísimo. Me estudié el texto, pero supongo que a la hora del acting lo hice de pena”, bromea.
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Luego hizo tres castings más con Eva Leira y Yolanda Serrano, descubridoras de grandes talentos como los repartos de Élite o La casa de papel en los últimos años. Y directamente le llamaron para un papel en La otra mirada, serie de TVE con Macarena García, que fue su primer trabajo. “¡Y hacía de sevillano! Ya que me tiraba a la piscina, lo hice a lo grande”, bromea. Se empapó del acento andaluz viendo mucho Canal Sur Noticias y en la ficción estuvo dos temporadas. Un año después hizo una incursión en Madres, serie protagonizada por Belén Rueda para Telecinco y Amazon Prime Video.
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“Me quedé blanco al saber que trabajaría con Amenábar”
Sin duda, 2019 fue el año que, por ahora, ha marcado el rumbo de su trayectoria profesional. Se presentó a una prueba con Leira y Serrano sin saber aún que seria para trabajar a las órdenes de Alejandro Amenábar en La Fortuna, serie para Movistar+. “Hice el casting y te prometo que es la única vez que he salido de una prueba diciendo: ‘Me encanta este personaje’. Me preguntaron si hablaba idiomas y les dije que hablo catalán, inglés y francés. ‘¿Y chino?’, me dijeron. Les contesté que no, pero que si hacía falta yo lo aprendía”, cuenta con emoción. “Salí súpercontento, algo que no suele ser bueno, pero en este caso fue lo contrario”.
Una semana después le llamó su representante para decirle que les había encantado a las directoras de casting y al director del proyecto. “Yo estaba jugando a la Play con mis amigos y de repente me quedé blanco. Mi repre me dijo que el director era Alejandro Amenábar y te juro que entré en shock. No me lo podía creer”, recuerda. Unos días más tarde –estamos hablando de finales de 2019– conoció al director de Tesis y ganador de un Oscar por Mar adentro. “Fue en su casa. Yo rara vez me pongo nervioso, pero cuando le tuve delante no fui capaz ni de beber agua porque me temblaba tanto la mano que pensé que me iba a tirar el vaso encima”, confiesa. “Nos contamos de dónde veníamos, cuál era la idea de la serie, cómo encajaba yo con el personaje… Y de repente, con mi ignorancia más absoluta, se me ocurrió preguntarle: “Pero entonces, ¿me habéis cogido?”, dice soltando una carcajada. “Su respuesta fue: “Al 99 por ciento sí”. Y claro, yo me obsesioné con ese uno restante, pero al final estaba hecho”.
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Efectivamente le cogieron, pero llegó la pandemia y entonces la ilusión por haber conseguido el papel para protagonizar La Fortuna junto a un grande de la cinematografía española se convirtió en incertidumbre por no saber cómo ni cuándo se llevaría a cabo. Algo que se le juntó con una pérdida personal y que le llevó a pasar varias semanas sumido en una gran tristeza. “Fue muy duro, estaba todo pendiente de un hilo. Hasta me quitaron las clases de inglés porque no sabíamos si se iba a hacer. Lo pasé muy mal”, recuerda. Pero resurgió de ese mal momento y en mayo de 2020 recuperó las ganas y la sonrisa, siguió con las clases (la serie de Amenábar se ha grabado mitad en inglés y mitad en español) y se puso en forma para perder esos kilitos de más que había ganado durante el confinamiento. Incluso tuvo que dar algunas clases de coreano (“fueron dos clases de una hora cada una”, nos cuenta) para grabar una escena en este idioma, que aprendió por fonética y bordó.
A principios de julio de 2020 empezaron a rodar y estuvieron haciéndolo hasta diciembre del año pasado. Álvaro interpreta a Álex Ventura, un inexperto diplomático que tendrá que liderar una misión que pondrá a prueba todas sus convicciones. “El primer día de rodaje yo iba a hacer unas pruebas de cámara, pero se convirtieron en rodaje. El equipo lo hizo genial porque puso una escena pequeña en la que voy en un taxi, sin texto ni nada, y ahí como que pude conocer a todo el equipo. Ese detalle me hizo ver que estaba en el sitio correcto. Llegas ahí, no tienes ni idea, no conoces a nadie y van a ser como tu familia durante seis meses, así que fue muy importante ese momento para mi”. Junto a él, en La Fortuna están también actores de la talla de Stanley Tucci o la española Ana Polvorosa, que se ha convertido en una de sus grandes amigas y compañeras también fuera del set. Tras este rodaje, hace unas semanas se conocía que Mel estará en la segunda temporada de Paraíso, serie de ciencia-ficción también para Movistar+ y protagonizada por Macarena García.
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Comparte casa con el fotógrafo Gerard Estadella
En la capital, Álvaro comparte piso con Gerard Estadella (y con su gato), influencer, fotógrafo de moda y dj que lleva poniendo música en desfiles y fiestas top desde hace más de una década. “Llevamos cuatro años viviendo juntos y ya hemos pasado por tres casas juntos”, bromea. Gerard divide su tiempo entre Madrid y Barcelona y junto a Mel han formado un tándem perfecto y se han convertido en íntimos amigos. En la pandilla del actor, obviamente, hay otros rostros conocidos: desde el actor Óscar Casas a otros influencers como Álex Domenec. En su familia (tiene también un hermano cinco años menor) están felices y muy orgullosos de sus éxitos y de cómo va consiguiendo sus metas por sí mismo. “Al principio les preocupaba más que dejara la carrera, que me viniera a Madrid un poco a la aventura… lo normal. Pero ahora, sobre todo mi madre, que es más cinéfila, está encantada. Esta tarde viene a San Sebastián para estar conmigo en la presentación de la serie”, nos cuenta.
Aunque ahora tiene poco tiempo libre le encanta leer (“Ahora estoy con dos libros, uno de Paul Auster y El actor invisible, que me recomendó Alfonso Lara”, sigue dibujando a todas horas en cualquier papel que llena de cosas y la música. “Tengo una mesa para pinchar en casa”. Eso sí, deporte hace poco, porque de adolescente sufrió una lesión importante en la pierna cuando jugaba al fútbol. Confiesa que es bastante cuadriculado, perfeccionista y también algo supersticioso y siempre lleva puestos los mismos anillos y colocados de la misma manera. “Si me ha ido bien así, no voy a cambiarlo”, bromea.
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¿Cómo ve su futuro? “Mucha gente me lo pregunta porque he empezado desde lo más alto que es trabajar con Amenábar. Pero no lo pienso, pienso en hacerlo bien hoy, en rodar hoy o en la presentación de estos días. Luego ya se verá. Además me gustaría formarme no tanto en actuación, porque para mí es esencial ser como un lienzo en blanco, pero sí en aspectos más técnicos de sonido e imagen”, concluye.
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