Todos estamos alerta ante los síntomas más comunes del coronavirus, desde la fiebre asociada a la tos, el ahogo y la pérdida del olfato. ¿Pero qué pasa cuando lo único que sentimos es que estamos cansados y la nariz está completamente taponada? ¿Estamos sufriendo un catarro de toda la vida o hace falta activar todas las alarmas? Nuestra primera recomendación es, que si te encuentras mal, te quedes en casa a ver cómo evoluciona la enfermedad. Y el segundo consejo es que no pierdas de vista el siguiente listado de síntomas: pueden darte una pista sobre si lo que te ocurre es algo más que un resfriado.
Pista 1: te encuentras mal durante más de cuatro días
Los catarros como vienen, se van. Y afortunadamente se suelen ir pronto. La sensación de malestar general, el cansancio y la garganta irritada deberían desaparecer en cuatro días (aunque el goteo nasal y la tos se pueden alargar más). Si pasado ese tiempo no te encuentras mejor (aunque, insistimos, sigas gastando pañuelos de papel en cantidades industriales), es posible que tras tu catarro se esconda, en realidad, una gripe, especialmente si tus músculos y huesos te duelen como si te hubieran pegado una paliza. Los catarros son cansinos, pero la gripe te deja postrado en la cama.
Pista 2: tienes fiebre alta (o fiebre baja durante varios días)
Tener fiebre por un resfriado no es lo común, pero puede llegar a pasar que el termómetro marque unas décimas de más. Lo que no es normal es que esas décimas se conviertan en fiebre alta (superior a 38 grados si la mides con el termómetro en la boca). Si además la fiebre es muy alta (más de 40 grados) y se acompaña de otros síntomas, como dolor de cabeza, rigidez de cuello o taquicardia, estás enferma, pero no resfriada, acude al médico.
Por otro lado, la fiebre baja durante más de tres días tampoco es una buena señal: enfermedades como la mononucleosis, bastante más grave que un constipado, se caracterizan por alargar los periodos de fiebre durante días. Que la fiebre sea baja no implica que detrás de ella no se esconda una infección importante.
Pista 3: tu estómago está del revés
Cuando estás resfriado es normal que no tengas apetito, pero otros problemas digestivos como las náuseas o la diarrea ya no son tan comunes. Si el baño se ha convertido en tu compañero de viaje en este catarro, es hora de consultar con el médico porque seguramente hayas pillado la gripe y necesites tratamiento para evitar deshidratarte.
Pista 4: te duele en un lugar muy concreto
Si no puedes ni tragar, seguramente sufras una infección por estreptococos en la garganta; si te duele un oído, o incluso las muelas, tienes muchas papeletas para una otitis… Los resfriados no suelen causar dolores en sitios concretos, el malestar invade todo tu cuerpo, pero no te hace pensar “¡ay!”. Si notas un dolor muy localizado, es hora de llamar al centro de salud porque quizá necesites antibióticos.
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