En 2019 comenzamos hablando de mujeres con Raquel Revuelta, que nos acercó a Agamama «una Asociación que apoya a un colectivo de mujeres andaluzas que han sufrido cáncer de mama, mujeres, con una actitud, una sonrisa, un positivismo y unas ganas de superar lo malo, impresionante». La mujer también fue protagonista de la charla que mantuvimos con Pilar Jurado.
Antes de saber que 2019 le iba a traer la presidencia de la Sociedad General de Autores (SGAE), nos presentó MadWomenFest, un movimiento cultural que nace de mujeres creadoras, referentes de distintas disciplina: «Era importantísimo que las grandes mujeres del arte se visibilizaran. El hecho de dar premios a mujeres significativas es poner foco sobre esas grandísimas señoras para crear referentes».
Este ha sido un año en el que la mujer se ha hecho oír, como nunca, también desde estas páginas. Conocimos a las Malasmadres, un grupo liderado por Laura Baena, que se define como: «Una comunidad emocional de madres con mucho sueño, poco tiempo libre, alergia a la ñoñería y ganas de cambiar el mundo».
Y si hay una mujer fuerte, esa es Gema Hassen-Bey, deportista de élite, pionera de la esgrima paralímpica y gran comunicadora, a quien le gusta definirse como: «Una guerrera del siglo XXI, con espada, que lucha por sus sueños y un poco aventurera».
Por los niños
A Carlos Latre, lo que más le preocupa son los niños: «No hay nada más terrible que pensar que uno no tiene un futuro digno. Los niños tienen derecho a soñar, a vivir, a ser felices y hay muchos chavales que, por desgracia, tienen muchos marrones… Mi idea es crear una Fundación, basada en la felicidad. Es mi gran proyecto».
Rosa López, que lideró un proyecto a beneficio de Juegaterapia para crear un jardín en el Hospital Niño Jesús, también confesó su deseo de: «Llegar a tener mi propia Fundación y si no, estar lo suficientemente implicada en alguna como para saber que todo es verdad. Sería capaz de desaparecer y renunciar a todo lo que tengo».
Eduardo Noriega, ligado a diferentes organizaciones como UNICEF, ha tenido ocasión de visitar Panamá… «Fue bonita la experiencia porque en el barrio de El Chorrillo, hasta hace muy poco, nadie se atrevía a entrar. Hay una asociación que ha intentado atacar el problema desde la raíz, atrayendo a chavales de la calle, que eran carne de cañón para drogas y delincuencia, dándoles amistad y apoyo».
Y es que, cuando uno es padre, vive los problemas de los niños de otra manera. Así lo ve Manu Tenorio, que nos confesó: «Tengo a alguien muy cercano que tiene un niño con problemas y no puedo evitar ponerme en su piel. Difícilmente puede pasarte algo peor que el hecho de tener un hijo enfermo».
Alejandro Ibáñez, hijo del recordado Chicho Ibáñez-Serrador, nos contó cómo entraron en contacto con Save the children y con el proyecto ‘No a la guerra contra la infancia’. «Ideamos un proyecto donde se demostrara que la realidad siempre supera a la ficción. El terror que vivimos en el cine no tiene nada que ver con el miedo que se vive fuera. A un niño le puedes asustar con un monstruo debajo de la cama, pero cuando es un niño el que te habla de la guerra, de la posibilidad de perder a su familia, su casa… Eso da mucho más miedo», declaró.
Sensibilación social
Silvia Jato, directora de Relaciones Institucionales de la Fundación Alcohol y sociedad, nos explicó cómo se llevaba a cabo el programa: ‘Menores ni una gota’. «Nace para desmitificar esa idea de que no importa que bebas, que te desinhibe, que puedes tener mejores relaciones… Muchas veces, los menores beben porque tienen un problema de falta de comunicación, no hablan, no se relacionan…».
Por eso, a Valeria Mazza le gusta vivir la solidaridad en familia y siempre que puede la acompañan su marido y sus hijos. «Los niños aprenden mucho del ejemplo y el ejemplo depende más de lo que ven y viven que de lo que escuchan. Hablamos, continuamente, de la obligación que tenemos, más allá del lugar que ocupemos. Pensamos: ‘¿qué quiero ser?, ¿qué quiero tener?’, pero hay que plantearse también: ¿qué queremos dejar?, ¿qué vamos a hacer por los demás? Ellos viven en casa, desde pequeños, el valor de la solidaridad».
Recién llegada de Bahamas, quedamos con Goya Toledo en el madrileño parque de El Retiro, donde nos habló de la Glo good foundation: «Desde hace cuatro años, 18 dentistas de Nueva York llevan sillas y aparatos de dentista a Eleuthera, en Bahamas. Pasan cuatro días, a tope, arreglando bocas de la gente que vive allí y que no tiene medios, porque ni siquiera hay un hospital de medicina general. Es un proyecto muy bonito, que va creciendo y cada vez se va apuntando más gente».
Belinda Washington lleva muchos años ayudando a dar visibilidad a la maravillosa labor que realiza la Fundación Elena Barraquer, operando cataratas, que en el tercer mundo es la primera causa de ceguera. «A Elena la conocí en Senegal y tuve con ella una conexión muy profunda. Ya hemos hecho trece expediciones: a Kenya, Chiapas, Bangladesh… Hacen una labor encomiable y si vas, no te limitas a ver qué hacen, porque no puedes dejar de implicarte».
El mundo de la discapacidad también ocupó un lugar importante en algunos de nuestros corazones solidarios, como el de Carlota Corredera, una mujer que dice sí a muy distintas causas, entre otras a la Fundación Gil Gayarre, comprometida con las personas con discapacidad intelectual. «Es que la gente que nace con capacidades diferentes crece. Esos niños que todos tenemos en mente con parálisis cerebral, con síndrome de Down, se hacen adultos y necesitan oportunidades para integrarse, tener un trabajo, hacer la compra…».
Algo que preocupa, también al Mago More, que nos habló de la Fundación Bobath y de sus próximos proyectos: «Estamos haciendo una residencia de mayores porque estos niños se van haciendo grandes y a partir de los 20 años van al Centro de día. Hay que ampliar ese centro y se necesita dinero».
La Fundacion Recal lleva 18 años atendiendo a pacientes afectados por la enfermedad de la adicción. Maximiliano de Habsburgo, su presidente, vivió de cerca las consecuencias de las drogas al perder hace años a una hermana por este motivo. «Uno se da cuenta de que el 90% de la gente que está en la calle es: por alcohol, o por drogas… La adicción hace que la gente, poco a poco, lo vaya perdiendo todo: relaciones, trabajo…».
Hasta Aranjuez nos trasladamos para vivir las horas previas a un concierto de Serafín Zubiri, con quien conversamos sobre sus 3 pasiones: música, deporte y solidaridad. «La solidaridad la entiendo como algo que te hace trascender de ti mismo. Difícilmente podemos saborear la vida y dar importancia real a las cosas, si no las compartimos con los demás».
Y es que, no hay que irse lejos para ejercitar la solidaridad, ni dejarla para las grandes causas, tal y como nos confesó José Mª García, «la solidaridad más importante se practica con el vecino. A mí lo que más tristeza me da en el mundo es ver comer a alguien solo».
Distintas causas, distintos nombres, un mismo propósito. Esperamos que el nuevo año siga descubriéndonos nuevos personajes y nuevas razones por las que merezca la pena continuar luchando. Feliz 2020 y ¡que la solidaridad siempre nos acompañe!
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