Fueron 15 meses de desastroso matrimonio, pero el infierno se está alargando muchísimo más debido a un juicio que tiene al mundo en vilo. Johnny Depp y Amber Heard acordaron su divorcio en enero de 2017, con un pago de 7 millones de dólares a cambio de que la actriz retirara su petición de una orden de alejamiento por violencia doméstica. Ahora, un nuevo juicio dirime la acusación de difamación que el actor sostiene por haber sido señalado como maltratador por Heard. En este nuevo encontronazo está salieno de todo: golpes, drogas alcohol… Una descripción de la personalidad adictiva y errática del actor que contrasta con la defensa cerrada que Penélope Cruz y las ex parejas de Depp han mantenido desde el minuto cero. De hecho, tanto Cruz como Vanesa Paradis, con quien tuvo una hija, la modelo Lily Rose, como Winona Ryder han testificado o firmado declaraciones apoyando al protagonista de «Piratas del Caribe».
Tanto Vanessa Paradis como Winona Ryder testificarán a favor de Johnny Depp ante el juez londinense que dirime el caso de difamación. Dirán que jamas les puso una mano encima y que no tiene una personalidad compatible con el maltrato. Por su parte, Penélope Cruz le ha defendido en dos ocasiones: en una entrevista en un medio online el pasado marzo, donde asegura sentirse impresionada por «su amabilidad, su mente brillante, su talento y su peculiar sentido del humor» y en una declaración jurada que se presentará ante el juez, en la que asegura que siempre «ha sido bondadoso con todas las personas que le rodeaban» y que en los seis meses que compartieron en el rodaje de «Piratas del Caribe», tanto ella como Javier Bardem no olvidarán «su dulzura, protección y bondad en el trato» (ella estaba, además, en su sexto mes de embarazo).
Se entiende que las ex parejas de Johnny Depp salgan a la palestra a defenderle, sobre todo la madre de su hija. Sin embargo, el respaldo público de Penélope Cruz no deja de ser un paso arriesgado que podría dañar su propia reputación, en el caso de que sigan apareciendo detalles escabrosos que terminen en una sentencia desfavorable para su amigo. No es la primera vez que una famosa sale en defensa de alguien que resulta, al final, culpable. Donna Karan o Lindsay Lohan defendieron a Harvey Weinstein. Whoopi Goldberg sacó la cara por Bill Cosby, finalmente condenado. Lena Dunham tuvo que pedir perdón por defender a uno de sus guionistas, acusado de abusar de una menor.
Penélope Cruz se suma así a las famosas sí defienden a sus amigos contra viento y marea, como sucede con el director de cine Woody Allen, que siempre encuentra a su lado a Diane Keaton, Kate Winslet o Scarlett Johansson. Isabella Rossellini defendió al fotógrafo Bruce Weber, señalado como acosador sexual por varios modelos. Y Sharon Stone apoyó a James Franco, acusado por cinco mujeres de acoso sexual. Es una posición difícil, muy difícil, ante la que los expertos en reputación suelen recomendar neutralidad. La fe que Cruz tiene en Johnny Depp, con el que ha rodado tres películas, se cimenta sobre la admiración de una fan: ella misma ha confesado que, cuando conoció a Depp con 19 años solo sabía decir dos cosas en inglés: «¿Cómo estás?» y «Quiero trabajar con Johnny Depp». Además, su relación se ha desenvuelto casi siempre en el terreno laboral: rodajes, promociones, festivales de cine… La vida íntima, lo que sucede de puertas adentro, es otra cosa.
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