Cuando decimos que los concursantes de Supervivientes tienen legión fuera del concurso, no exageramos, y eso lo pudimos comprobar en la final de ‘Supervivientes 2020’ con la inesperada eliminación de Rocío Flores. Después de una tensa pero breve prueba de apnea en la que ganó Ana María Aldón tan sólo unos segundos después de empezar, Jorge Pérez y Rocío Flores fueron los que se enfrentaron al televoto del público, que decidió que debía ser el guardia civil el que se disputara el maletín final con Ana María Aldón.
La hija de Antonio David Flores y Rocío Carrasco cayó, así, a un tercer puesto a pesar de ser uno de los pesos pesados de la edición, pero lo aceptó con deportividad, una sonrisa y, sobre todo, lágrimas: «Me llevo grandes personas de este concurso. Hemos creado muy buenos vínculos», dijo, pero no pudo evitar emocionarse: «Quién me lo iba a decir, tercer puesto… gracias a todos los que me hayan apoyado, y a ti, Jorge Javier. He aprendido muchísimo y salgo de aquí muy contenta. Les deseo lo mejor a los dos. De verdad, me voy súper contenta», afirmó.
Sin embargo, ahora toca volver a la realidad, y una vez sonó su nombre como eliminada, se dio cuenta, de golpe, lo que se le puede venir encima con todo lo que se ha dicho de ella y su entorno… y no quiere ni verlo: «Tengo miedo a salir. Me da miedo todo. Enfrentarme a la realidad… pero bueno. Somos personas muy expuestas: una familia complicada…», decía muy emocionada, y añadía: «Habrá gente a la que le guste mi concurso y habrá gente a la que no, pero si algo me ha enseñado ‘Supervivientes’ es a confiar en mí un poco más, y lo he conseguido. Ha sido una experiencia que me ha enriquecido».
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