¿Qué regalos de compromiso se hace la realeza? De los gemelos de Letizia para Felipe, a la casa que recibieron Kate Middleton y Guillermo

Las bodas reales siempre dejan una fecha marcada en la historia y todos y cada uno de los detalles de estos enlaces se analizan casi al milímetro. En el caso de los regalos, los miembros de la realeza siempre han recibido auquellos bienes más inalcanzables y exclusivos de la historia. Sin embargo, a medida que pasan los años, los nuevos novios intentan dar una imagen de "austeridad" para no herir sensibilidades… aunque algunos lo consiguen mejor que otros.

Juan Carlos y doña Sofía

La historia de la pedida de mano de Juan Carlos a Sofía es más que peculiar. El famoso “Sofi, cógelo” ya ocupa un hueco en la historia de España por la inusual forma que tuvo el emérito de entregarle el anillo de compromiso a Sofía. Todo transcurrió en Suiza, durante unas vacaciones familiares, en las que Juan Carlos también obsequió a Sofía con una emotiva pulsera, además de entregarle la sortija de rubíes. Sofía respondió más adelante -pues en el momento de recibir el regalo no estaba preparada- con una pitillera de oro trenzado con cierre de zafiros.

Otros de los especiales obsequios que recibió Sofía con motivo del enlace fue la tiara de diamantes que llevó para darse el ‘sí, quiero’ con el rey. La joya fue un regalo que le hizo la reina Federica de Hannover, junto con un anillo con camafeo de ágata anaranjada del siglo V a.C que le entregó a Juan Carlos y este usa en el dedo meñique, entre otros regalos. Pablo de Grecia, por su parte, obsequió a la pareja con un carabela inglesa del siglo XVIII y un abrigo de visón.

Entre los invitados a la boda, Franco obsequió a los novios con dos regalos: una diadema de brillantes para Sofía y una escribanía de plata del siglo XV para Juan Carlos. El general de Gaulle, los condes de París, Aristóteles Onassis, la reina de Inglaterra, entre muchos más miembros de la nobleza europea e incluso el presidente de China, no escatimaros en regalos. Entre ellos destacan joyas, vajillas y piezas de arte especiales como vasijas o incluso telas exclusivas. El colofón final lo pusieron los duques de Alba, que además de entregar a la pareja una petaca de jade y oro, abrieron una cuenta corriente en el Banco de España para que cualquiera pudiera hacer una donación a los novios. El esplendor de regalos hoy estaría bastante mal visto por parte de la sociedad y es por eso que otros novios más modernos ocultan los obsequios recibidos o lo donan todo a causas benéficas.

Don Felipe y doña Letizia

Cuando los actuales reyes de España se conocieron, les unió su pasión por la lectura, entre otras muchas inquietudes que compartían. Es por eso que en la ceremonia en la que anunciaron su compromiso intercambiaron dos regalos muy especiales, Letizia obsequió a Felipe con un tesoro literario que data de 1850, El doncel de don Enrique el doliente. Una novela caballeresca, ambientada en el siglo XV, que su autor, Mariano José de Larra, publicó en 1834. Felipe, por su parte, le regaló a Letizia un collar de perlas y zafiros del joyero familiar.

En el momento de la pedida, Letizia le regaló a Felipe unos gemelos de oro blanco con un zafiro azul en el centro valorados en 1.500 euros y Felipe a ella el famoso anillo ‘eternidad’ de diamantes talla baguette, hoy acompañado de cierta polémica. La reina ya no lo usa, según se cree, porque el entonces príncipe Felipe le pidió a su cuñado Iñaki Urdangarin que lo recogiera en la joyería Suárez de Barcelona y este, que acudió acompañado por Diego Torres porque la infanta Cristina se encontraba mal, lo pagó con la tarjeta de crédito de Nóos y después no le dejo a Felipe que lo reembolsara. Un regalo muy caro.

Kate Middleton y el príncipe Guillermo

El regalo más sonado que Kate Middleton y Guillermo de Cambridge recibieron por su boda fue la maravillosa casita del condado de Sandringham con la que la reina Isabel II obsequió al heredero de la corona y su futura esposa. Su nombre es Anmer Hall y los duques de Cambridge aprovechan para pasar unos días descansando en la mansión con sus hijos siempre que pueden.

Las joyas que llevó Kate en la especial fecha son muy emotivas.La tiara de Cartier se la cedió la reina Isabel y los pendientes de diamantes con forma de gota fueron obsequio de sus padres, una joya que seguro que Kate guarda con recuerdo. Los novios no quisieron aceptar más regalos y les pidieron a sus invitados que en su lugar hicieran una donación a una causa benéfica. Una decisión altruista que contrasta con la opulencia de los regalos de bodas que la monarquía recibía en el pasado.

En el octavo aniversario de bodas de Kate y Guillermo, que estuvo marcado por la polémica sobre las supuestas infidelidades que habría cometido el príncipe, la reina decidió callar los comentarios otorgándole a la duquesa uno de los más altos títulos existentes en agradecimiento por su papel de apoyo en la corona británica. Kate fue nombrada en mayo de este mismo año Gran Dama de la Real Orden Victoriana. Es sin duda un título de gran categoría, que fue creado por la Reina Victoria en 1986, para agradecer de alguna forma el esfuerzo de las personas que la representaron o la ayudaron en su momento.

La Infanta Cristina e Iñaki Urdangarin

Los regalos de bodas de las bodas más recientes de la monarquía española no han trascendido demasiado, tal vez por la polémica generada por la opulencia mostrada por la monarquía, pero tampoco hay datos de que los duques hicieran donaciones en su día. Tras su boda, la infanta Elena fue nombrada Duquesa de Palma de Mallorca y su marido, Iñaki Urdangarin, recibió el mismo título.

Infanta Elena y Jaime de Marichalar

La infanta Elena llevó el día de su boda un detalle muy especial: el velo que lucieron su madre y su abuela en sus respectivas bodas. Además, después del enlace también tuvo un detalle emotivo con su bisabuela, Elena llevó su ramo de novia a la iglesia sevillana del Salvador y lo depositó en la tumba de sus bisabuelos paternos. Todo fue por la promesa que le hizo a Luisa de Orleans de casarse en Sevilla. Fue Elena la que hizo el regalo más especial en el día de su boda.

Jaime de Marichalar le regaló a su prometida la tiara familiar de brillantes que lució el día de su boda y había pertenecido a la madre y a la abuela de Jaime. Elena también llevó el día de su boda una pulsera de perlas perteneciente a la reina Victoria Eugenia, que le había regalado su abuela, la condesa de Barcelona. La ciudad de Sevilla, por su parte, le regaló a los novios las arras, en concreto 13 monedas de oro de 22 quilates.

Carlos de Inglaterra y Diana de Gales

Las joyas que le regalaron a Diana con motivo de su boda no fueron pocas, además del anillo de zafiro y diamantes con el que Carlos le pidió matrimonio, la princesa recibió todo un joyero a juego por parte del príncipe heredero Fahd de Arabia Saudí en el que estaban incluidos los famosos pendientes que ahora usa Kate Middleton, un collar y hasta incluso un reloj. La Reina Madre completó la colección con un broche de zafiro azul que Diana también usó en forma de collar, acompañado de numerosas perlas.

La reina Isabel, como es costumbre, el entregó un presente especial a la princesa Diana. Una pieza especial de joyería, compuesta de diamantes rubíes y esmeraldas y que se puede usar tanto a modo de colgante, como de broche decorativo.

La particularidad de esta joya es que Camilla Parkertambién la ha llevado, a modo de broche, después de casarse con el príncipe Carlos. Puede parecer extraño, pero tras la muerte de Diana, la joya volvió a pertenecer al joyero real.

Un momento amargo que tuvo lugar semanas antes de la boda fue el que protagonizó Lady Di al encontrar un inesperado regalo que Carlos había preparado para una de sus exnovias. El príncipe envió un regalo de despedida a todas las mujeres que habían pasado por su vida mientras estaba soltero y el de Camilla fue el más especial. Se trataba de un brazalete de oro con las letras ‘G’ y ‘F’ grabadas en ella, que hacían alusión a los motes cariñosos que usaban entre ellos ‘Gladys’ y ‘Fred’. Diana lo descubrió tras colarse en el despacho del secretario del príncipe, Michael Colborne, aprovechando su ausencia y con la intención de ver el contenido del sospechoso paquete.

Uno de los regalos más originales que Carlos y Diana recibieron por el día de su boda fue una habitación canadiense completa con mobiliario clásico del país. Otros regalos que recibieron fueron lujosas joyas del príncipe heredero Fahd de Arabia Saudí, una vajilla de plata artesanal australiana, porcelana de los Reagan, un reloj art decó de Cartier o whisky escocés.

Carlos y Camilla Parker

Isabel Ii jugó un papel importante en el regalo más emblemático de Camilla. La duquesa de Cornualles recibió un broche con el rediseño del escudo de armas del príncipe Carlos. Los creadores de los blasones reales recibieron el encargo de la reina de crear una versión para Camilla y Carlos en la que aparecieran los estandartes de su hogar de Highgrove, tarea que dirigió Peter Gwynn-Jones. Era la primera vez que el escudo se verá alterado después de la boda de Carlos y Diana y Camilla lo luce como homenaje a su marido, pues lleva el lema de la casa “Yo sirvo”.

Meghan Markle y el príncipe Harry

La reina Isabel quiso seguir con Meghan y Harry la tradición que había empezado con Kate y Guillermo. Isabel II obsequió a la pareja con una lujosa casita de campo, el York Cottage, o eso se rumoreaba, porque nunca hemos visto a la pareja disfrutando de esa casa. La casa está situada en los terrenos de la reina de Sandringham, al igual que Anmer Hall, la que pertenece a los duques de Cambridge. La casa, a diferencia que la de Anmer, ya pertenecíaa la monarquía británica –el rey Eduardo VII se la entregó a su hijo, Jorge V–. La reina también quiso obsequiar al joven matrimonio con la decoración de su casa, Frogmore Cottage, agasajándoles concretamente con parte de su colección privada de arte. Meghan recibió el anillo de compromiso que le regaló Harry y era un homenaje a Diana, al incluir dos diamantes pertenecientes al joyero antiguo de la princesa.

Isabel II y Felipe de Edimburgo

Una de las bodas más importantes de la historia fue la de Isabel II con el príncipe Felipe. Marcada por el hambre tras la guerra -tuvo lugar en 1947- uno de los regalos más emblemáticos fue el de la pastelería australiana, Australian Girl Guides, que obsequió a los jóvenes herederos al trono con una tarta nupcial de cuatro pisos y cuyo peso superaba los 200 kilos. Los preparativos de la boda tuvieron que hacerse mediante cartillas de racionamiento, pero los novios recibieron mucha ayuda, incluso proveniente de otros países.

Felipe Mountbatten tuvo que renunciar a mucho para casarse con Isabel, su religión y su lealtad a Grecia, entre otros. Perdió el título de príncipe de Grecia y Dinamarca, pero pasó a recibir el tratamiento de “su alteza real” y recibió el ducado de Edimburgo y el condado de Merioneth. También pasó a ser barón de Greenwich y primer caballero de precedencia del Reino Unido.

La futura reina de Inglaterra se merecía los regalos más especiales y es por eso que el duque de Edimburgo diseñó personalmente el brazalete de diamantes y la promesa de dejar de fumar. La Reina Madre regaló a la pareja una librería, pero también recibieron más de 2.500 regalos de todo el mundo, como un barco árabe valorado en más de un millón de euros o un caballo de carreras (otorgado por el Aga Khan).

En su 70 aniversario, Isabel utilizó su poder para agasajar a su marido con un regalo muy especial. Isabel el otorgó la Gran Cruz de la Orden de Victoria, una condecoración con la que convertía a Felipe en el primer ciudadano inglés que ha obtenido hasta cuatro ocasiones insignias de este calibre.

Beatriz de York y Edoardo Mapelli Mozzi

Todavía no sabemos nada de los regalos de la inminente boda entre la princesa Beatriz y el multimillonario Edoardo Mapelli Mozzi, que anunciaron su compromiso a finales del pasado septiembre. Por ahora solo ha trascendido el espectacular anillo de compromiso que luce Beatriz y que podría ser un homenaje a Isabel II por las similitudes con el de la abuela de la novia.

La princesa Eugenia y Jack Brooksbank

El único regalo oficial que se conoce de la boda de la princesa Eugenia de York y el empresario Jack Brooksbank es el anillo de compromiso que homenajea al de Sarah Ferguson. El novio también le regaló a su ahora esposa los pendientes a juego con la tiara de esmeraldas de la reina, la Greville Emerald Kokoshnik, que Eugenia llevó en el enlace. Si no conocemos más regalos, es debido a que los invitados tenían prohibido regalar nada. Haya habido regalos o no, la familia real se ocupó de mantenerlos en secreto.

Sarah Ferguson y Andrés de Inglaterra

Isabel II decidió regalarle a Sarah Ferguson, con motivo de su enlace con el príncipe Andrés, la tiara de York, que lució el día de su boda. Esa misma tiara era la que se esperaba que su hija, la princesa Eugenia, llevara el día de su boda por tradición familiar. Pero Eugenia quiso salirse de los moldes y lucir otra que combinaba mejor con sus ojos y resaltaba ese verde esmeralda que los caracteriza.

Máxima y Guillermo de Holanda

La reina Máxima de Holanda lució el día de su boda una tiara de diamantes, que habitualmente hemos visto decorada con flores de perlas en sus puntas. Sin embargo, Máxima decidió darle un toque personal en el día del enlace y sustituyó las perlas de la diadema por unos broches de diamantes con forma de estrella. La historia de los mismos también tiene que ver con una boda: la reina Emma los recibió tras su enlace con el rey Guillermo II como regalo de bodas. El regalo estaba compuesto por dos sets de cinco broches estrellados cada uno; uno con estrellas de 10 puntas y el otro con estrellas de 12.

Los novios recibieron un regalo de lo más especial:“el regalo del pueblo” también llamado “Fondo Orange”, que sirve para financiar proyectos que integren culturas en Holanda. Las aportaciones públicas y privadas superaron un total de 3,5 millones de euros.

Grace Kelly y Rainiero III

Se dice que Grace Kelly recibió como regalo de bodas con el príncipe Rainiero III un impresionante collar de diamantes de Cartier. Ahora, la incalculable joya sigue siendo propiedad de la familia y a otros miembros como Carlota Casiraghi lo han lucido en varias ocasiones. Otra de las privilegiadas que ha tenido el honor de ponerse el collar fue Nicole Kidman, en la cinta en la que protagonizaba a la actriz Grace y no una réplica, sino el original.

Carlota Casiraghi y Dimitri Rassam

El impresionante anillo de compromiso de oro con un gran diamante central que Dimitri Rassam otorgó Carlota Casiraghi no se vio eclipsado por ningún otro regalo que recibieran los novios (o que se hicieran entre sí), más que nada porque tampoco trascendieron. Carlota tuvo un detalle con su abuela Grace y la homenajeó con su vestido corto de estilo años 50 en el que decidió enfundarse para su ceremonia civil, inspirado en el que lució Grace Kelly en su momento.

El segundo estilismo lo completó con la gargantilla de diamantes de Cartier que Grace Kelly había recibido en su boda.

Pierre Casiraghi y Beatrice Borromeo

En su compromiso, Pierre Casiraghi y Beatrice Borromeo lo tenían todo pensado y se regalaron los obsequios más exhuberantes que podemos encontrar. Pierre escogió para su ahora mujer un anillo de un dificilísimo de encontrar y carísimo diamante rosa. Beatrice, por su parte, le regaló a Pierre – gran apasionado de los coches – un Bentley de época que ambos estrenaron juntos en una escapada de esquí a Saint-Moritz.

No sabemos cuáles fueron los regalos finales, pero los novios hicieron una extensa lista de regalos para nada austeros con los que guiaron a sus invitados. Escogieron la prestigiosa boutique de joyas y antigüedades de decoración Czarina con objetos de todo tipo a un precio bastante elevado. Como ambos son amantes de la lectura, crearon una lista aparte de la librería milanesa Taschen en la que dividieron los libros según en dos: una parte con ejemplares más económicos y la otra con piezas que alcanzan los 10.000 euros. En la lista también habrían incluido literatura erótica, entre la que se encuentra la colección Playboy.

Entre tanto lujo, también hubo hueco para un poco de filantropía y escogieron la fundación AMADE (Asociación Mundial de los Amigos de la Infancia), creada por Grace Kelly en 1963 y de la que ahora es presidenta Carolina de Mónaco, para apoyar a un proyecto de asistencia de menores en Sicilia.


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