Hace años que la reina Letizia decidió quitarse la alianza de bodas, y no es siguiendo el ejemplo de los miembros, masculinos, de la familia real británica -el príncipe Guillermo no lleva anillo de casado como tampoco lo llevó el príncipe Andrés durante los años que estuvo con Sarah Ferguson y nunca se lo pone el príncipe Felipe-. Doña Letizia tampoco lleva el anillo de compromiso con el que dijo al entonces heredero de la Corona que se casaría con él, y las razones por las que Letizia decidió desprenderse de anillos tan significativos son algo más complicadas que una supuesta tradición royal que la reina quiera imponer en nuestro país.
Una publicación alemana, news.de, observaba el pasado octubre que las manos de la reina libres de anillos y aseguraba que el hecho de que Letizia no use los anillos esconde un “terrible escándalo” alejando una posible crisis matrimonial de los motivos de la reina para no llevarlos.
Para explicar las razones hacía referencia a un artículo publicado en Vanity Fair coincidiendo con el 15 aniversario de la boda de los reyes en el que repasábamos qué había sido de las joyas que llevó Letizia aquel 22 de mayo de 2004. Recordamos entonces que la reina optó por desprenderse de su alianza de oro porque, según contó ella misma en alguna ocasión, los continuos apretones de manos de las recepciones le habían producido heridas en la mano.
Fue en 2011 y por cuestiones de comodidad. Un año después, la reina volvió a mirarse la mano. Entonces, por su anillo de compromiso. En 2012, los periodistas Esteban Urreiztieta y Eduardo Inda desvelaron un curioso episodio en su libro Urdangarin. Un conseguidor en la corte del Rey Juan Carlos que afectaba a la joya directamente. El exsocio del ex duque de Palma, Diego Torres, contaba que el príncipe había elegido el anillo de la joyería Suárez por catálogo y pidió a su cuñado Iñaki Urdangarin que fuera a recogerlo a la joyería del Paseo de Gracia de Barcelona. Ante la imposibilidad de que la infanta le acompañara lo hizo Torres, que animó a Urdangarin a pagar el anillo valorado en 3.000 euros con la tarjeta de Nóos, caso por el que el yerno de los reyes eméritos está ingresado en prisión.
Urdangarin aceptó la propuesta y cuando el príncipe quiso abonarle el encargo, él lo rechazó regalándole, por tanto, la pieza. Una historia que, sin embargo, nunca fue confirmada ni desmentida ni por Suárez ni por parte de la Casa Real pero que podría ser la causa de que “Letizia prefiera dejar el anillo en el joyero”, como apuntaba la web alemana.
Artículo publicado originalmente el 14 de octubre de 2019 y actualizado.
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