El pasado 9 de abril fallecía Felipe de Edimburgo, a los 99 años de edad. Casado durante más de 70 años con la reina Isabel II, el duque deja una amplia herencia de la que mucho se ha especulado en los últimos meses, con dudas sobre quiénes serían sus principales herederos y cuánto dinero recibiría cada miembro de la familia. Ahora, los tribunales han dictaminado que sus últimas voluntades permanecerán selladas durante 90 años para salvaguardar el honor de la reina y los miembros cercanos de su familia.
Es habitual que los testamentos de los miembros de la familia real no estén abiertos a la inspección pública. De hecho, se presenta una solicitud para sellar su testamento al presidente de la División de Familia del Tribunal Superior. Fue en julio cuando Sir Andrew McFarlane, presidente del tribunal, escuchó los argumentos legales de los abogados que representan el patrimonio de Felipe de Edimburgo, y del Fiscal General, que representa el interés público en tales asuntos.
En un fallo hecho público esta semana, se estableció que el testamento permanezca sellado durante 90 años a partir de que se confirme la autoridad de un albacea para administrar el patrimonio de dicha persona. «Es necesario mejorar la protección que se brinda a los aspectos verdaderamente privados de la vida de este grupo limitado de personas para mantener la dignidad de la soberana y los miembros cercanos de su familia», dice la sentencia.
El hermano de la abuela de Isabel II, el príncipe Francis de Teck, fue el primer miembro de la familia real cuyo testamento fue sellado. Los más recientes han sido los de la Reina Madre y la princesa Margarita, hermana de la reina. Precisamente en 2007 se desestimó una solicitud de Robert Andrew Brown, que decía ser hijo ilegítimo de la princesa Margarita, para abrir ambos.
Los medios británicos especulan que gran parte de la herencia de Felipe de Edimburgo sería para su viuda, pues la ley británica permite ahorrarse el impuesto de sucesiones en caso de que la herencia pase del consorte al monarca. También parece bastante probable que Felipe de Edimburgo donara parte de su herencia en vida a sus ocho nietos.
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