‘Las pérdidas que compartimos’. Así es como se llama la carta abierta que Meghan Markle ha publicado en el diario ‘The New York Times‘ y con la que nos ha dejado completamente en silencio. ¿Por qué? Porque en esas líneas relata, con especial crudeza, cómo el pasado mes de julio perdió el segundo bebé que esperaba. Sufrió un aborto. «Mientras abrazaba a mi primer hijo, sabía que estaba perdiendo al segundo», se puede leer en esas palabras que ha querido hacer públicas.
La duquesa de Sussex explica que se dio cuenta, en el mismo preciso instante que estaba sufriendo esa pérdida, que estaba sucediendo. Fue mientras le cambiaba el pañal al pequeño Archie. «Me dejé caer al suelo con Archie en mis brazos, tarareando una canción de cuna para mantenernos a ambos tranquilos… La alegre melodía de la canción contrastaba con mi sensación de que algo no estaba bien. Sabía, mientras abrazaba a mi primer hijo, que estaba perdiendo al segundo«.
«Horas más tarde, yacía en una cama de hospital, sosteniendo la mano de mi esposo. Sentí la humedad de su palma y besé sus nudillos, mojados por nuestras lágrimas. Mirando las frías paredes blancas, mis ojos se pusieron vidriosos. Intenté pensar en cómo superaríamos esta situación«, añade a ese pasaje de la experiencia que ha mantenido en silencio durante todo este tiempo.
Perder un hijo significa cargar con un dolor casi insoportable»
Markle lo hace para tratar de empatizar con todos aquellos que han tenido que despedirse de un ser querido en algún momento de este 2020 como consecuencia de la pandemia. «Este año nos ha llevado a muchos de nosotros a nuestros puntos críticos. La pérdida y el dolor nos han afectado a todos en 2020, en momentos tensos y debilitantes. Hemos escuchado todas las historias: una mujer comienza su día, tan normal como cualquier otro, pero luego recibe una llamada que dice que perdió a su madre, anciana, por Covid-19. Un hombre se despierta sintiéndose bien, quizás un poco lento, pero nada fuera de lo común. Da positivo por el coronavirus y en unas semanas, él, como cientos de miles más, ha muerto», escribe la actriz.
«Perder un hijo significa cargar con un dolor casi insoportable, experimentado por muchos pero del que pocos hablan. En el dolor de nuestra pérdida, mi esposo y yo descubrimos que en una habitación de 100 mujeres, de 10 a 20 habrían sufrido un aborto espontáneo. Sin embargo, a pesar de la asombrosa similitud de este dolor, la conversación sigue siendo tabú, plagada de vergüenza (injustificada) y perpetuando un ciclo de duelo solitario. ¿Estás bien? Estaremos», remata, poniendo el acento en esa pregunta que le gustaría que le hicieran con más frecuencia.
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