Pocas estrellas hay en el mundo del deporte que hayan despertado tantos aplausos por su buen hacer en el campo y reproches por los hábitos de su vida. Aunque debemos empezar a hablar de él en pasado. Diego Armando Maradona ha muerto. El 10 de Argentina, La mano de Dios del Mundial de México 86 ha fallecido en su casa de Buenos Aires, tal y como ha adelantado el diario ‘Clarín’ y ha confirmado, minutos más tarde, su agencia de prensa.
El pasado 30 de octubre cumplía 60 años ingresado tras haber sido intervenido de un hematoma subdural en la cabeza. La operación llegaba días más tarde de que hubiese salido de una clínica en la que, según la versión oficial, entró para tratarse por un bajón anímico. Hoy, los peores presagios de los que no veían buen aspecto al delantero, se han confirmado.
Nacido y criado en Villa Fiorito, cerca de Lanús, la casa en la que vivía junto con sus padres, don Diego y doña Dalma, su sueño desde niño fue siempre dedicarse de manera profesional al fútbol para poder sacarles de la precaria situación en la que sacaron adelante a la familia. Lo consiguió. Y brilló como nadie nunca antes en el mundo del fútbol.
Sin embargo, los malos hábitos y las polémicas siempre le rodearon: drogas, separaciones e incluso unos presuntos malos tratos a su última pareja, la también futbolista Rocío Oliva, empañaron una biografía que este miércoles 25 de noviembre de 2020, ha escrito su punto y final.
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