Luis Larrodera nació en Zaragoza, un niño prodigio, ya que a la edad de 15 años comenzó su carrera profesional como locutor de radio, tal como figura en su página web. Desde muy joven tuvo clara su vocación, la comunicación y la interpretación, pero fue Chicho Ibáñez Serrador quien le dio la oportunidad de trabajar en el mítico ‘Un, dos tres’.
Desde entonces no se ha bajado de los escenarios o de los estudios, bien sea como humorista, actor, guionista o presentador de radio y televisión. Ha trabajado en RNE y COPE, presentando programas en Cuatro, Antena3, y la Forta. Micrófono de Oro de 2008; su último reto lo ha asumido el pasado 2 de septiembre, dirigiendo y presentando ‘Atrévete, el morning show’ de Cadena Dial.
Hoy Corazón Luis Larrodera, mantiene el acento de su tierra, Aragón, pese a los años que lleva en Madrid. Me recibe en su casa, acompañado de Nana y Bri, su perra y su gata, que milagrosamente no se llevan como el perro y el gato. Parece que están muy bien educadas.
Luis Larrodera Se llevan muy bien y eso ha sido gracias a mi mujer (Laura de la Calle, actriz y modelo). Sé que en esta sección, me toca hablar de cómo es su vida, la que comparten con nosotros.
H.C. Perfecto, ¿qué le parece si empezamos por Nana?
L.L. Claro. Nana es adoptada, no tiene raza. Yo siempre he colaborado con asociaciones protectoras de los animales y una noche, hace 13 años, en una cena benéfica organizada por la Asociación El Refugio, me preguntaron: ¿Tú no tienes perro? En Zaragoza sí tuve, pero en Madrid no he podido, les contesté. Al día siguiente recibí una llamada, me avisaban de que una pequeña perrita estaba esperando para ser adoptada. Yo les había comentado que no me importaría una perra pequeña. Fuimos a por ella, era una bolita, y fue pequeña, hasta que dio el estirón. Ahora puedes comprobar su tamaño.
H.C. ¿Quién eligió el nombre?
L.L. Se lo pusimos por la obra Peter Pan. Como sabes, era la perra niñera y hace gala de su nombre. Ha cuidado de mis hijas, es cariñosa, fiel compañera.
H.C. Es sorprendente cómo la mira Luis. ¿Tanto la quiere?
L.L. Te puedo asegurar que no la cambiaría por nada. Recuerdo las primeras noches no paraba de llorar, al principio nos preocupó mucho, pero se le pasó enseguida.
H.C. Aunque Nina parece una jovenzuela, con trece años, se las sabe todas.
L.L. Con la madurez, se ha vuelto más picarona, sobre todo a la hora de la comida. Como dejemos algo a su alcance lo coge, y con la mirada nos dice: yo no he sido.
H.C. Imagino que la gata también tiene una historia bonita.
L.L. La gata también es adoptada. Apareció recién nacida en el jardín de casa, se llama Bri y tiene tres años. Fue un amor a primera vista.
H.C. Su mujer ha tenido un papel importante en la vida de Bri. ¿No es así?
L.L. Totalmente. Ella era la que le preparaba los biberones y se los daba cada dos horas, lo reconozco. Ahora es un poco gato-perra y se lleva de maravilla con Nana.
H.C. Aunque se lleven muy bien, ¿les gusta marcar su territorio?
L.L. Al principio la gata buscaba a la perra. Se tumbaba en su cojín, compartían muchas cosas. Esto lo siguen haciendo, sobre todo por la resignación de Nana.
«España está para pocas bromas, por eso es más necesario que nunca el humor»
H.C. Tiene dos hijas y en ocasiones los niños piden una mascota de la que luego no se responsabilizan, no es su caso.
L.L. Nosotros lo tuvimos clarísimo. Los animales no son juguetes. Tenemos cerca las Navidades y los padres deben entender que aunque los niños, lo pidan como regalo, es una responsabilidad, porque a veces ese entusiasmo inicial se puede mantener o no. Suele ocurrir que cuando se arrepienten les abandonan y eso es una barbaridad. En Madrid, ahora tenemos un ejemplo muy claro con las cotorras argentinas.
H.C. ¿Qué les ocurre?
L.L. Lo hemos abordado en el programa de radio, pero es un grave problema, un capricho que llegó con el boom de los 90. La gente se trajo cotorras argentinas a casa y cuando se cansaban las soltaban con la disculpa de que así eran libres. Pues fíjate ahora van a tener que sacrificar a miles de ellas. Me da pena, nosotros estuvimos a punto de tener agapornis, pero como sabíamos que no les íbamos a poder atender, no los cogimos.
H.C. Ahora que hace alusión a la radio, es director y presentador de Atrévete, el morning show de Cadena Dial. ¿A qué se atreve Luis Larrodera?
L.L. Me he atrevido a madrugar. Yo soy persona trasnochadora. Si no fuera por las siestas, una tradición maravillosa, yo estaría arrastrándome.
H.C. Atrévete en Cadena Dial, es un programa consolidado y de larga trayectoria. ¿Ha incorporado secciones nuevas?
L.L. Hemos incorporado al programa mucho humor y la música que sigue siendo la protagonista. Música y humor son los rasgos que define esta temporada.
H.C. ¿Atrevido?
L.L. Lo soy. Hay veces que tengo vértigo con las alturas, pero he saltado en paracaídas. Las serpientes me dan miedo y he tenido una en los hombros. Yo voy probando todas las experiencias que puedo.
H.C. Siempre pensamos que los humoristas llevan la profesión al terreno personal. ¿Usted se ríe mucho fuera de los escenarios?
L.L. Tú me conoces. El humor es imprescindible en mi vida. Además, tengo la suerte de que con Laura, mi mujer, me río muchísimo, intentamos que la sonrisa esté presente en nuestro día a día. Tampoco estamos todo el día en una feria (risas) pero, en la medida de lo posible, sí.
H.C. Por esta sección pasan humoristsa, para mí es una obligación preguntar ¿cómo andamos los españoles de humor, viviendo como vivimos tiempos convulsos? Luis, suspira y hace una pausa antes de contestar…
L.L. Tenemos a España para pocas bromas, pero por eso es más necesario que nunca el humor.
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