Si hay un colaborador que no ha ocultado ni uno solo de sus pasos por el quirófano o sus retoques estéticos, ese es Kiko Matamoros. Su hijo Diego parece tener los mismos inconvenientes que su padre en sacar a la luz qué se ha hecho y en qué parte de su cuerpo: ninguno.
Ha sido en su canal de Mtmad donde se ha sincerado sobre esas mejores a las que se ha sometido o se somete de manera regular para sentirse más cómodo con la imagen que da cada vez que se pone delante de una cámara, con las fotos que muestra en las redes sociales o su vida privada.
«No me he operado nunca pero sí que es verdad que, no sé si esto se puede considerar retoque, pero de normal me inyecto vitaminas, me hago el plasma y alguna que otra vez me pongo botóx en la frente porque gesticulo mucho. También, me he puesto ácido hialurónico en la mandíbula para masculinizar», reconoce Diego.
Aprovecha esa última entrega de su ‘reality’ para incidir en lo mal que lo ha pasado por culpa del coronavirus: «La enfermedad por la que he pasado me ha hecho reflexionar sobre cómo tomarme las cosas. Lo que voy a hacer nada más salga de casa es ir a ver a mi madre, ver a la mujer que me ha dado la vida es lo primero».
Unas palabras que llegaban casi a la vez que las de su exmujer, Estela Grande, en ‘Viva la vida’ revelando el motivo por el que no puede perdonarle, por mucho que se esfuerce: la última entrevista que este dio en ‘Sábado Deluxe’ hace un par de meses y que no le gustó en absoluto.
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