El 17 de mayo de 2021 Máxima de Holanda cumple 50 años. Una cifra redonda para hacer repaso de una intensa vida que le llevó de su infancia en Buenos Aires a una exitosa trayectoria profesional en Nueva York y una vida como princesa primero y reina después en Holanda. No ha sido el suyo un camino fácil y tranquilo pero ha encontrado en su personalidad arrolladora y su eterna sonrisa las herramientas necesarias para asegurarse el éxito. Y la moda siempre ha estado muy presente, pues lleva a gala ser la reina que más arriesga (y acierta), poseedora de un estilo propio y difícil de imitar que la hacen acaparar titulares.
Su historia de amor con Guillermo, actual rey de los holandeses, pasa por la ciudad de Sevilla, donde se conocieron cuando Máxima aún trabajaba en Nueva York y una amiga común les presentó. El 2 de febrero de 2002 Máxima daba el ‘sí, quiero’ al entonces príncipe Guillermo, un día inmensamente feliz empañado por el dolor de no tener a sus padres junto a ella. Su progenitor, Jorge Zorreguieta, ministro argentino durante la dictadura de Videla, fue investigado por el gobierno holandés y aunque se concluyó que él no había participado en la represión, no pudo acompañar a su hija en su gran día. Fruto del matrimonio de Máxima y Guillermo han nacido las princesas Amalia, Alexia y Ariana.
Desde aquel momento Máxima hizo un esfuerzo titánico para ganarse al pueblo holandés. Y lo consiguió. No solo su afable carácter han conquistado al pueblo, también su implicación en temas sociales. Máxima, con experiencia en banca, se convirtió hace más de una década en asesora del Secretario General de la ONU en materia de finanzas inclusivas. Como ella misma ha dicho, ha querido poner su trabajo al servicio de los que menos tienen promoviendo el acceso a los servicios financieros básicos en países en vías de desarrollo.
En todos y cada uno de sus actos oficiales, y también en sus citas familiares y más personales, Máxima siempre ha llamado la atención por su estilo. Es, sin duda, la royal más atrevida. No tiene reparo en recurrir a una amplia gama de colores, y entre los que más se repiten en su vestidor sobresalen el rojo, el pistacho y amarillo y el rosa empolvado para las grandes ocasiones. Pero también ha brillado por su gusto por las grandes pamelas y tocados, su afición a los accesorios XL y a las prendas con grandes volúmenes. Amante de la moda, en su armario no faltan firmas internacionales como Valentino (quien firmó su vestido de boda) y Chanel, pero también diseñadores holandeses como Jan Taminiau y la marca belga Natan, que a menudo viste también a Matilde de Bélgica.
Un estilo propio que ha ido ganando a lo largo de los años y la hace estar cada año en la lista de las royals más elegantes. Repasamos son mejores 50 looks como princesa y reina de Holanda.
Con un vestido rojo de líneas clásicas, un broche, un moño bajo y sin apenas maquillaje: así se fotografió Máxima Zorreguieta antes de anunciar su compromiso con el príncipe heredero, el 30 de marzo de 2001. Poco a poco Máxima iría afianzándose en su papel y definiendo su estilo.
La boda de la princesa Laurentien y el príncipe Constantin, hermano de Guillermo, fue su primera gran prueba en un evento de la realeza, tras su compromiso. Con un traje de chaqueta de silueta femenina y color metalizado y una pamela a juego, Máxima cumplió con nota.
Fue en el 25 aniversario de la boda de los reyes de Suecia. Ese vestido de seda salvaje morado con cuello halter recibió el visto bueno de los expertos.
En este look informal previo a la boda de Haakon y Mette-Marit Máxima ya dejaba claro su gusto por los complementos maxi con este collar de bolas.
La lució en la boda de Haakon y Mette-Marit, la tiara de flor de lis de diamantes que en posteriores ocasiones ha adornado con una fila de perlas lágrima.
El modisto italiano Valentino Garavani fue el encargado de diseñar el vestido de novia de Máxima. Una pieza atemporal de cuello chimenea y manga francesa, entallado en la cintura y con dos tiras de encaje a ambos lados de la falda. Máxima llevó la misma tiara que su suegra, la reina Beatriz, el día de su boda.
Pronto empezó a demostrar que no dudaría en atreverse con prendas que no eran habituales entre las royals, como esta chaqueta de cuero roja.
En la cena previa a la boda de Marta Luisa de Noruega y Ari Behn, Máxima optó por un dos piezas en color pistacho y berenjena.
Máxima siempre ha brillado en las grandes ocasiones. En una visita a Brasil en 2003 fue la gran protagonista con este dos piezas que dejaba su hombro al aire.
Embarazada de su primera hija, la princesa Amalia, fue una de las más elegantes en la celebración del tradicional Día del Príncipe en La Haya.
En el funeral de la reina Juliana, abuela de su marido, Máxima impactó con su look con cuello gorguera.
En la boda de Mary Donaldson y el príncipe Federico de Dinamarca, la tiara de las estrellas eclipsó su vestido. Perteneciente al tesoro de la Corona, fue la joya que Máxima escogió para el día de su boda. Se trata de una pieza de oro blanco y diamantes rematada por cinco estrellas que perteneció a la reina Emma.
Máxima fue una de las invitadas más elegantes, con un total look rosa empolvado formado por un vestido con transparencias y pedrería, levita a juego y una gran pamela.
Máxima se ha atrevido con todo, incluido el estampado de leopardo.
El rojo es, sin duda, su color fetiche. Este look con vestido-trench y pamela en rojo y fucsia que lució en una boda en 2005 es buena prueba de ello.
Para una visita a Bélgica en 2005, Máxima escogió un vestido de princesa en blanco con el cuerpo de lentejuelas plateadas.
Lejos de las citas más formales, Máxima suele optar por pantalones anchos y blusas casual.
El vestido lencero vuelve a ser tendencia. Máxima ya lo llevaba en 2005, combinado con perlas, para una noche en la ópera.
Con este diseño de volantes Máxima se llevó todos los flashes en la celebración del 40 cumpleaños de Guillermo. Igual de impactante era el collar de diamantes, esmeraldas, rubíes y zafiros que le regaló su marido para esa ocasión.
Coincidieron en La Haya en 2007, y cosas del destino, las dos escogieron el print pata de gallo. Parecían hermanas.
Dorado, bronce, plateado… los tonos metalizados se repiten en el vestidor de Máxima de Holanda.
Máxima guarda una gran colección de abrigos estampados con motivos bordados. Las flores son su print favorito.
Uno de sus estilismo más elegantes, este vestido rosa empolvado con incrustaciones de perlas y lentejuelas dibujando pequeñas flores.
Este dos piezas en blanco y negro con tocado y guantes de piel negra nos recuerda a la siempre sobria elegancia que distinguía a Jackie Kennedy.
Las flores son el estampado que más se repite en su armario. Nos quedamos con este vestido para la cena previa a la boda de Victoria de Suecia.
En la boda de Kate y William y volvió a recurrir a uno de sus colores favoritos para estos eventos, el rosa empolvado, esta vez con un dos piezas de encaje. Su look guardaba similitudes con el de la reina Letizia.
Máxima no pierde de vista los dictados de la moda. En este posado familiar de 2012 lucía un jersey tie-dye que podría llevar también este verano.
Nadie como ella sabe lucir todo tipo de pamelas, sombreros y tocados. Con este de grandes plumas triunfó en la boda del príncipe Guillermo de Luxemburgo.
Máxima adora los complementos, y sabe cómo elevar los looks con ellos. Su colección de bolsos es amplia, y el 2.55 de Chanel uno de sus favoritos.
Para la coronación de su marido, y el día de su estreno como reina, Máxima lució un vestido azul klein de Jan Taminiau, uno de sus modistos de cabecera, y la tiara de diamantes y zafiros.
Aunque no suele tirar del negro, Máxima también tiene sus básicos, como este vestido midi.
A la boda de su hermano Juan llevó uno de sus mejores looks: un impresionante vestido de escote corazón con capa malva a juego.
No hay color que se le resista a la reina holandesa, como este look bicolor en amarillo limón.
La pieza más repetida del armario de Kate Middleton también abunda en el de Máxima.
Uno de sus looks de invitada más recordados, este vestido de silueta ceñida con escote Bardot para la boda de Sofía Hellqvist y Carlos Gustavo de Suecia.
La mejor muestra de que Máxima no tiene miedo a los estampados es este look setentero que llevo para una cena de gala en París.
Máxima es capaz de reinventar cualquier prenda, como este sencillo twin-set fucsia, que con una falda años 50 y una pamela se sofistica radicalmente.
No hay royal que no tenga un vestido capa en su vestidor. Máxima, por supuesto, apuesta por el rojo.
Cuando toca vestir de negro, Máxima siempre aporta un plus al estilismo: en este caso, las mangas de gran volumen y el casquete.
Una de las prendas más de moda lleva años en el armario de Máxima.
Para visitar el Vaticano en 2017.
Aunque posee un impresionante joyero a su alcance, son muchas las ocasiones en las que Máxima recurre a las perlas.
El tejido vaquero no falta en su maleta cuando Máxima viaja con su familia y despliega sus looks más relajados.
Máxima no tiene miedo a los grandes volúmenes, como demuestran las mangas de este vestido.
Este look en nude y rojo con turbante a juego está en nuestra lista de preferidos.
No era fácil competir con la duquesa de Cambridge, pero Máxima sacó nota con este vestido-capa en color nude y cinturón ancho.
Máxima de Holanda no ha dudado en reinterpretar uno de los looks más famosos de la historia del cine en Pretty Woman.
Máxima de Holanda volvió a Sevilla, donde conoció a Guillermo, y no dudó en vestirse de flamenca. Fue hace dos años, en la Feria de Abril.
Impresionante diseño en color verde que llevó a Irlanda en 2019.
Máxima de Holanda a menudo escoge sus look working en la firma más internacional de Inditex, Zara. Este traje amarillo es uno de los que más veces ha lucido.
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