Hay cientos de casos que demuestran por qué es un error creer que un actor en la vida real es igual que los personajes que interpreta. Del mismo modo que hay villanos del cine que resultan ser un encanto en persona; también hay estrellas que delante de la cámara son todo bondad pero detrás resultan imposibles. Y de eso, de haber “convertido su vida en un infierno”, es justo de lo que acusaba ayer una compañera de Glee a Lea Michele.
Todo comenzó cuando la protagonista de esta icónica serie musical publicó un tweet denunciando el asesinato racista de George Floyd. Un gesto que no fue bien recibido por Samantha Ware, actriz afroamericana que apareció durante varios capítulos de la sexta temporada que asegura que Lea fue autora de “varias microagresiones” que le hicieron cuestionarse su futuro en Hollywood.
Una denuncia de acoso a la que rápidamente se sumaron otros actores de la serie a las que Michele acaba de responder en un comunicado en el que asegura no haber sido consciente entonces de haberse comportado así pero también pidiendo perdón por el daño causado.
“Una de las lecciones más importantes que nos ha dado las últimas semanas es que tenemos que sacar tiempo para escuchar y aprender sobre la perspectiva vital de los demás. Sobre el papel que hemos tenido en sus vidas y sobre todo lo que podemos hacer para ayudar a combatir las injusticias que se han encontrado todos estos años”, arranca el escrito de la actriz, que hace referencia directa a las protestas contra el racismo que ahora mismo están teniendo lugar en Estados Unidos.
“El otro día, cuando publiqué ese tweet, mi intención era mostrar apoyo a nuestros amigos y vecinos de la comunidad negra durante estos tiempos difíciles. Pero las respuestas que he recibido me han obligado a centrarme específicamente en como mis compañeros de trabajo han percibido mi comportamiento hacia ellos”, continúa.
“Aunque no recuerdo haber dicho nunca esas cosas de las que se me acusan, y pese a que nunca he juzgado a nadie por sus orígenes o por el color de su piel; lo realmente importante de todo esto es que ha quedado claro que en el pasado actúe de una manera que ha provocado dolor en otras personas”, reconoce.
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“Ya fuera mi posición privilegiada y mi perspectiva lo que me hizo ser percibida como insensible o inapropiada, o ya fuera solo mi inmadurez y mi actitud difícil; quiero pedir disculpas por mi comportamiento y por cualquier dolor que haya causado. Todos podemos crecer y cambiar y yo desde luego he aprovechado estos últimos meses para reflexionar sobre mis propias deficiencias”, asegura.
“Estoy a dos meses de convertirme en madre y sé que necesito seguir trabajando para mejorar y asumir la responsabilidad de mis actos. Necesito poder ser un verdadero modelo a seguir para mi hijo. Quiero poder transmitirle mis aciertos y mis errores para que pueda aprender de mí. Por eso quiero deciros que he escuchado estas críticas, que voy a aprender de ellas y que lo siento mucho. Estoy segura que después de esta experiencia podré ser mejor en el futuro”, concluye.
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