Está siendo un año lleno de sentimientos encontrados para María Pombo. No nos referimos solo al confinamiento, que es algo por lo que todos hemos pasado, sino porque, en cuestión de un par de semanas, anunció embarazo y que le habían diagnosticado esclerosis múltiple. Una dolencia a la que está tratando dar normalidad desde su posición de ‘influencer’.
Ahora, trata de hacer lo mismo con otro problema de salud que arrastra desde hace un año y para el que, en el momento en el que se vio superada, pidió ayuda profesional. Ni más menos que unos ataques de ansiedad por los que empezó a ir al psiquiatra para hacerles frente.
Aprovechando que este sábado se celebra el Día de la Salud Mental, se ha sincerado en una entrevista con la ‘youtuber’ Luc Loren, con el objetivo de concienciar a la gente de que las dolencias de esta índole no deben ser tratadas como un tema tabú. Porque quiere que se le dé la normalidad que merece.
«Llevo un año yendo al psiquiatra, pero a mí me está tratando la psicóloga porque no estoy tomando ninguna medicación por ahora. Esperemos que no llegue a ello, pero si llego no pasaría nada», empieza antes de ahondar en los motivos que le llevaron a dar ese paso: «No voy porque estuviera mal o llorando por las esquinas. Voy porque es necesario cuidar la mente. Además creo que era importante para mí sentarme con alguien externo, que no fuera de mi familia, a contarle todo lo que estoy viviendo»:
Pero, ¿qué fue lo que desencadenó todo? Unos comentarios muy desagradables en las redes sociales, donde está muy expuesta desde que emprendió ese camino como ‘instagramer’. «En ese momento yo no tenía esclerosis múltiple, pero los comentarios eran muy dañinos. Me decían: ‘tu madre se merece la enfermedad que tiene’, ‘ojalá te mueras’… además ponían mi dirección y comentaban ‘prepárate porque te va a pasar algo’… cosas muy duras», pone sobre la mesa las barbaridades que tuvo que leer.
Me da miedo que la gente piense que no valoro todo lo que tengo»
«No es algo de lo que te tengas que sentir avergonzado, pero no lo he contado porque parece que no tengo derecho a quejarme, me da miedo que la gente piense que no valoro todo lo que tengo», insiste en ese discurso de la normalidad que hay que dar a las cosas antes de terminar poniendo sobre la mesa que es consciente de que ella puede hacer llegar el mensaje más lejos, a más gente.
«Siento que al estar en una posición de privilegio no tengo derecho a quejarme. Si notan que estás mal pueden ir incluso a por ti porque tu vida es maravillosa y te mereces que te vaya un poquito mal. Eso es un poco lo que siento en Instagram», se escucha salir de su boca, para rematar sobre cómo ha pasado los últimos meses:»Con más ansiedad de lo normal. Han sido los mejores meses de mi vida, pero también los peores. El confinamiento fue muy estresante porque me llegaron dos noticias muy distintas, una muy buena y otra muy mala»:
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