La infanta Cristina celebra 55 a\u00f1os, m\u00e1s alejada que nunca de su familia

La infanta Cristina vivía en un cuento de princesas y, en los Juegos de Atlanta, se enamoró de Iñaki Urdangarín, un deportista alto y de ojos azules con planta de príncipe, que jugaba al balonmano. El 4 de octubre de 1997, Barcelona se vistió de fiesta para celebrar su matrimonio, por amor, y doña Cristina, con un vestido de Lorenzo Caprile, brillaba como nunca.

Eran la familia envidiada. Guapos y triunfadores, su idílica vida, junto a Juan, Pablo, Miguel e Irene y sus cuatro rubísimos hijos transcurría en un palacete de Barcelona hasta que una pesadilla, llamada caso Nóos, los envolvió en la oscuridad. Ahora, por su 55 cumpleaños recordamos su vida de luces y sombras a raíz del caso Nóos, del que quedó absuelta, pero que hará que su amado marido acabe en la cárcel.

Iñaki Urdangarin ingresó a cinco años y diez meses de prisión, donde entró el 17 de junio de 2018.

¡Felicidades! El 13 de junio de 2020 la infanta Cristina cumple 55 años y no tiene muchos motivos para celebrarlo. Aunque ella fue absuelta de los delitos que le imputaban en el caso Nóos –con la imposición de pagar una multa de 265.000 euros–, su marido sí entró en la cárcel.

Iñaki Urdangarin ingresó en prisión el 17 de junio de 2018 para cumplir los 5 años y 10 meses de cárcel a los que fue condenado.

Un diablillo rubio. Todo cambió para ella tras la implicación de su marido, Iñaki Urdangarin, en el caso Nóos, lo que ha provocado una ruptura familiar y vivir en el exilio. Pero hasta llegar a su calvario, su vida era de cuento. Cristina nació a las 12,30 horas del 13 de junio de 1965 en la clínica Loreto. Fue bautizada en la Zarzuela con Alfonso de Borbón Dampierre y Cristina de Borbón y Battenberg, primo hermano y tía de su padre, respectivamente, como padrinos.

Es la segunda hija de los entonces príncipes de España, Juan Carlos y Sofía. La mediana de dos hermanos era el verso suelto en la familia. El ojo derecho de Juan Carlos es su hija Elena y el de Sofía, su hijo Felipe. Cristina, en el medio, era el diablillo rubio, que con sus travesuras conquistaba a todos.

Buena estudiante. Cristina traía a las tatas y los escoltas de cabeza haciéndoles creer que se había escapado y se negaba a dormir hasta que sus padres regresaban, algo que doña Sofía reprendía. En el colegio fue buena estudiante y responsable.

En esta imagen la vemos durante su época en el colegio Los Rosales.

Infancia en Madrid. Su infancia y adolescencia transcurrió en el colegio de Los Rosales, luego en Santa María del Camino y a los 19 años (1984) se matriculó en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Complutense de Madrid.

En la imagen vemos a la infanta posando con sus hermanos, Felipe VI y doña Elena el día de su Primera Comunión.

Una estudiante aplicada. Antes de iniciar la carrera hizo un curso de 20 días para aprender a escribir a máquina. Después viajó a Londres durante otro curso para perfeccionar el inglés. Cristina habla con fluidez español, inglés, francés y alemán.

Una joven abierta y divertida. La infanta Cristina durante su adolescencia en El Rocío. La hija mediana de los reyes eméritos, al igual que su hermana Elena, siempre se ha volcado con las fiestas y eventos españoles más tradicionales.

Fumaba y bailaba. Cristina, la primera Infanta con carrera universitaria, llegaba a clase media hora antes y sin seguridad. A media mañana bajaba al bar y pedía un «cortaíto». No tomaba nada sólido porque no quería engordar. Sus profesores la definían como «cabezona, inteligente, perfeccionista y calculadora».

En esa etapa solía salir de fiesta con su hermano Felipe a las discotecas de moda. Fumaba y bailaba. Compaginaba su vida privada con las obligaciones institucionales, que para ella comenzaron a los ocho años, cuando amadrinó un avión de Iberia.

Después de su etapa universitaria, vivió un año en Nueva York compartiendo apartamento con otras compañeras y les preparaba bocadillos con rellenos «insólitos», al igual que hacía de adolescente cuando se iba de camping. En 1991 se trasladó a París para trabajar en la UNESCO y cobraba un dólar al mes.

Con España por bandera. En 1988 en las Olimpiadas de Seúl, la infanta Cristina representó a nuestro país como deportista y abanderada. El deporte, sobre todo la vela, es otra de sus grandes pasiones.

Romance con Bultó. En el capítulo amoroso a doña Cristina se le relacionó en 1987 con Felipe, el actual rey de los belgas y en 1990 con Dimitri de Yugoslavia, pero su corazón latía por Fernando León, compañero de aventuras náuticas. Años después tuvo un romance con el aventurero Álvaro Bultó (en la foto).

De Madrid a Barcelona. Independiente y desubicada en Madrid, en 1992, Cristina decidió instalarse en Barcelona. Encontró trabajo en la fundación La Caixa. Compartió apartamento con Alexia de Grecia, que es su prima y su gran confidente.

Dio varias entrevistas y a preguntas sobre el amor respondía: «Los sentimientos deben estar por encima de prejuicios y normas. Me casaré con el hombre al que ame y quiero tener muchos hijos». Y así fue.

Y llegó el amor. Cristina e Iñaki se conocieron en 1996, meses antes de las Olimpiadas de Atlanta. Les presentaron Jesús Rollán y Pedro García Aguado, jugadores de waterpolo y amigos de ambos. Al principio, se citaban a escondidas al amparo de los íntimos y de Ana, una hermana del deportista.

Convencer a don Juan Carlos para que autorizara la boda no fue fácil, pero la pareja encontró la complicidad necesaria en doña Sofía. Cómplice con su hermana, Felipe VI amparó la relación. Luego sería ella quien acogería los amores ocultos del actual Rey con Letizia Ortiz. Todo quedaba en familia hasta que estalló el caso Nóos y la relación entre ellos, al menos en público, se ha deteriorado.

La boda con su ‘príncipe’. Los entonces duques de Palma se casaron el 4 de octubre de 1997, en la barcelonesa catedral de Santa Eulalia, con representación de 17 casas reales. Luego vinieron los hijos –Juan Valentín (29.9.99), Pablo Nicolás (6.12.2000), Miguel (30.4. 2002) e Irene (5.6.2005).

Al parecer, en el bautizo de la benjamina ya se distanciaron de los actuales monarcas, porque Cristina pidió a Letizia que alojara en su casa a sus suegros y ella se negó.

Pedralbes, un quebradero de cabeza. El Palacio de Pedralbes, la residencia que compraron en 2004, también les ha dado más de un disgusto. Pagaron 5,8 millones de euros por la propiedad y gastaron tres millones más en la reforma.

El calvario. Coincidiendo con la mudanza de los duques de Palma al palacete de Pedralbes comenzaron a saltar a la luz pública los negocios de Iñaki a través del Instituto Nóos junto a su socio, Diego Torres.

Nóos nació en 1999 como un instituto sin ánimo de lucro y consiguió hacer grandes negocios con empresas privadas e instituciones públicas. Logró casi seis millones de euros gracias a los contratos millonarios que le adjudicaron a dedo las comunidades de Valencia y Baleares.

Luces y sombras. Los negocios de Urdangarin salieron a la luz en 2011, cuando el juez Castro –junto a estas líneas a la derecha– le imputó por presuntos delitos de evasión de impuestos, fraude fiscal, prevaricación, falsedad documental y malversación de caudales públicos. Declaró el 25 de febrero de 2012.

La situación acabó salpicando a la Infanta, ya que, entre otras, participaba a medias de la sociedad Aizóon, y usó esta cuenta para pagar algunos gastos. El Rey confió su defensa a Miquel Roca -izda.- por su prestigio. Tuvo que declarar, resultó imputada por presuntos delitos fiscales en los ejercicios 2007 y 2008.

Retiro a Washington. Durante la instrucción del caso Palma Arena, el juez José Castro investigó por qué los ingresos obtenidos por Nóos terminan en empresas privadas de Urdangarin y Torres. Una de ellas era Aizóon, participada a medias por los duques de Palma y que terminó por llevar a la Infanta ante el juez.

Regreso a Barcelona. Su marcha a Washington contribuyó a poner tierra de por medio. En 2009, con la excusa de que el duque de Palma había sido nombrado Consejero Presidente de la Comisión de Asuntos Públicos de Telefónica Latinoamérica y Estados Unidos, Cristina y su familia se trasladaron a Estados Unidos.

Los duques de Palma regresaron a Barcelona en agosto de 2012 para llevar su defensa desde España, pero ante la imposibilidad de encontrar sosiego para sus hijos decidieron trasladarse a Ginebra.

Apartada de la Corona. La Casa Real supo de los negocios de Urdangarin y en 2006, a través del conde de Fontao, exigió a Iñaki que cesara en sus actividades empresariales. No lo hizo hasta 2008, año en la que rompió la relación empresarial y personal con su socio.

La actitud de Cristina ha salpicado a la Monarquía y especialmente a su padre, don Juan Carlos, que tuvo que apartar a su yerno de la Casa Real. Sólo doña Sofía y doña Elena les han mostrado su apoyo en público, visitándolos y arropándolos.

A doña Cristina se le impidió asistir a la proclamación de su hermano como rey Felipe VI y sólo viaja en contadas ocasiones para estar con los suyos.

Con sus hermanos, cercana en la intimidad. Don Felipe puso distancia con su hermana y su familia en este tiempo. Sin embargo, miradas como ésta en marzo de 2014 en Grecia con motivo del 50 aniversario de la muerte del rey Pablo reflejan el cariño que se tienen.

Don Juan Carlos, en marzo de 2017, cuando la responsabilidad de la Corona ya estaba en manos de su hijo, sí tuvo una reunión con Cristina en el Club Naútico de Barcelona en la que charlaron durante algo más de media hora.

La reina Sofía, su gran apoyo. Doña Cristina ha antepuesto su amor por Iñaki Urdangarin a su familia y a sus obligaciones como miembro de la Familia Real. Se ha llegado a decir que debería renunciar a sus derechos. A su lado, en público y en privado, siempre están su hermana y su madre.

El peor día de su vida. El 8 de febrero de 2014 es una fecha maldita en la vida de Cristina. Tuvo que acudir al juzgado de Palma para declarar como imputada por presunto fraude fiscal y blanqueo de capitales en el caso Nóos.

Sus hijos, felices a pesar de todo. Los cuatro hijos de los duques de Palma llevan actualmente una vida normal en Ginebra, en Suiza, donde se marcharon para alejarlos del foco mediático. Allí parecen felices.

‘Escapadas secretas’. Desde su imputación y la difícil situación que vive doña Cristina, sus apariciones públicas en nuestro país son muy escasasy secretas. Un ejemplo fue su visita por el cumpleaños de Cristina de Borbón dos Sicilias -en la imagen-, en marzo de 2015.

Adiós a su Ducado. En 2015, su hermano, el rey Felipe VI, tomó la decisión de revocarle el título de duquesa de Palma, que le fue otorgado por el rey don Juan Carlos en 1997 tras su matrimonio con Iñaki Urdangarin.

Fue don Felipe quien tomó la decisión, aunque tras una filtración que le llegó a doña Cristina ésta envió a Zarzuela una carta con la renuncia, que llegó a Palacio en la noche del jueves 11 de junio. El Monarca había firmado el decreto que le quitaba el título días antes.

El viernes 12, el Boletín Oficial del Estado publicaba el decreto que dejaba a doña Cristina sin el título de duquesa de Palma.

Sentada en el banquillo de los acusados. Por primera vez, un miembro de la Familia Real tuvo que sentarse en el banquillo de los acusados. En su caso, solo la acusación popular –el Sindicato Manos Limpias– se dirigía contra ella, para la que solicitaba 8 años de cárcel por dos delitos fiscales en grado de cooperadora.

Finalmente, el 3 de marzo de 2016 doña Cristina tuvo que declarar ante el juez por su supuesta cooperación de dos delitos fiscales cometidos por su marido, Iñaki Urdangarin.

Una imagen habitual. La fotografía de los exduques de Palma entrando en los juzgados de Palma de Mallorca se convirtió en el «pan de cada día» en todos los medios de comunicación.

Después de 8 meses de juicio, Iñaki Urdangarin fue condenado a seis años y tres meses de prisión; sin embargo, finalmente su condena fue rebajada a 5 años y 10 meses.

Primera imagen después de la sentencia. Sonriente y tranquila, la infanta Cristina se dejó ver por primera vez desde que se conoció el fallo de la sentencia del caso Nóos. Y lo hizo a la salida de su casa en Ginebra, como emitió en exclusiva Antena 3.

Regreso al Palacio Real. Doña Cristina volvió a pisar el Palacio Real después de cuatro años. ¿El motivo? La misa funeral por su tía Alicia de Borbón-Parma, fallecida a los 99 años el 28 de marzo de 2017.

Era la primera vez que aparecía públicamente junto a los Reyes tras el escándalo del caso Nóos.

Invitada a la comunión de la infanta Sofía. La Infanta fue invitada a la Primera Comunión de la infanta Sofía, hija menor de los monarcas. Sin embargo, en esta ocasión declinó la invitación a pesar de encontrarse en Madrid. En 2015, y en plena polémica por el caso Nóos, doña Cristina sí estuvo en la fiesta que se celebró por la Primera Comunión de la princesa Leonor.

Primeras imágenes de la Infanta tras la condena del Supremo. El 12 de junio de 2018, el Tribunal Supremo ratificaba la condena a Iñaki Urdangarin por su implicación en el caso Nóos.

Era condenado a cinco años y diez meses de cárcel y, al día siguiente, debía recoger su mandamiento para entrar el prisión. El mismo día que se conocía la sentencia, la infanta Cristina abandonaba, triste y cabizbaja, su domicilio en Ginebra.


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