El pasado seis de febrero se iba una de las últimas leyendas vivas del Hollywood dorado. Kirk Douglasfallecía a los 103 años y dejaba un legado artístico imborrable, pero también una herencia más que suculenta que, ahora, se ha conocido que no irá destinada a sus familiares.
Ha sido el diario ‘Mirror’ el que ha desvelado las últimas voluntades del actor, dando a conocer que su deseo era que su dinero se repartiera entre diferentes asociaciones benéficas, entre ellas, la fundación que lleva su nombre y que él mismo levantó. 51 de los 61 millones de dólares que se estima que atesoró gracias a su trabajo irán a parar a esa organización que, tal y como él mismo definió, se dedica a «ayudar a aquellos que de otra manera no podrían ayudarse a sí mismos«.
Este tipo de gestos fueron una constante en la longeva vida de Kirk que, cuando cumplió 99 años, donó 14 millones para que se levantara una casa de acogida para actores con problemas de alzheimer. Una trayectoria ligada a la filantropía que, como demuestra este testamento, quiere que llegue más allá de sus días en la tierra.
El ‘Mirror’ hace hincapié en que, ni siquiera su hijo Michael Douglas, al que se le unía una relación muy especial (lo pudimos comprobar en el sentido mensaje de despedida que hizo público) recibirá ni un solo céntimo de ese dinero que, una vez muerto, quiere que sirva para mejorar la vida de aquellos que más lo necesitan.
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