Se llamaba Ernesto Montes. La primera pista sobre él la dio Gustavo González y Adrián Federighi, cuñado de Blanca Fernández Ochoa, explicó mientras aún se estaba buscando a la esquiadora en la sierra de Madrid, que si bien habían mantenido un romance, hacía como nueve o diez meses que se rompió la relación sentimental.
No la personal pura y dura. Ernesto es amigo de la familia y ayudó en las tareas de búsqueda, echándose a la montaña en busca de Blanca. Ahora, también ha querido despedirse de ella en las redes sociales, en esa cuenta de Instagram en la que mostraba las imágenes junto a ella con frecuencia cuando estaban juntos.
«Eres parte de mí Blanquita. Tu risa, tu voz, tu mirada y ese alma grandiosa que tienes siempre me acompañarán. Cuida de nosotros. LOVE ALWAYS», se puede leer al lado de una foto de ella y un corto vídeo de los dos juntos que termina con un beso en la boca.
Esta despedida se une a las de las miles que hemos leído estos días en las redes sociales, pero, sobre todo, a esas cartas de sus hijos que este martes se pueden leer en la revista ‘Semana’. Unas líneas llenas de dolor y rabia con las que dibujan su estado de ánimo menos de una semana después de que encontrasen en cadáver de su madre.
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