Si hay una regla de oro en internet es la de no dar de comer al trol. O lo que es lo mismo, ignorar a todos los que intenten hacerte daño porque lo único que buscan es precisamente eso, que les hagan caso. Pero hay veces en las que es muy difícil mantenerse fiel a este principio. Que se lo digan a Natalie Portman, que después de haber sido acusada ayer por Rose McGowan de abrazar un falso feminismo, ha respondido.
Toda la polémica surgió la noche de los Oscar, a los que Portman acudió con una capa bordada con los nombres de varias directoras ignoradas en los premios en señal de protesta. Un gesto que McGowan le recriminó en una larga carta en la que aseguraba que su activismo “profundamente ofensivo para las mujeres que realmente estamos haciendo todo el trabajo” y que las estrellas como ella deberían “dejar de fingir que son heroínas porque lo único que defienden es a ellas mismas”.
Duras palabras que Natalie Portman ha rebatido a través de un comunicado enviado a los medios en el que, sin querer comenzar una guerra, explica su posición respecto a este asunto.“Estoy de acuerdo en que no es muy acertado llamarme ‘valiente’ por llevar una capa con nombres de mujer bordados. Valiente es un término que yo asocio más a todas esas mujeres que han estado testificando contra Harvey Weinstein las últimas semanas bajo mucha presión”, declara Portman, que tiende así la mano a McGowen, una de las actrices que más ha dado la cara por el #MeToo.
“En los últimos años he visto florecer a muchas mujeres directoras a las que se le ha dado una oportunidad gracias al esfuerzo colectivo de mucha gente que ha estado luchando contra el sistema. El regalo han sido sus increíbles películas. Espero que lo que era un simple guiño a estas mujeres no nos distraiga de sus grandes logros”, explicaba en relación a la idea tras su famosa capa de los Oscar.
“También es cierto que en mi larga carrera solo tuve la oportunidad de trabajar en dos películas dirigidas por mujeres; pero también he protagonizado cortometrajes, anuncios, videos musicales y otras piezas audiovisuales dirigidas por artistas femeninas como Marya Cohen, Mira Nair, Rebecca Zlotowski, Anna Rose Holmer, Sofia Coppola y Shirin Neshat”, se defiende.
“Por desgracia, las películas que intenté hacer con otras directoras que nunca salieron adelante son hoy una historia de fantasmas. En esta industria está demostrado que las mujeres encuentran muy difícil financiar sus proyectos tanto a través de los estudios como de manera independente. Y que cuando lo consiguen, esas autoras tienen que enfrentarse a enormes desafíos durante su realización”, asegura.
“Personalmente, más de una vez he tenido la experiencia de ayudar a contratar a directoras en proyectos que luego se vieron obligadas a abandonar debido a las condiciones que enfrentaban en el trabajo. Y por si fuera poco, aquellas que lograban acabarlo se encontraban nuevas dificultades para que admitieran su obra en festivales, para que las distribuyeran o incluso para recibir elogios debido a los cortafuegos que lo evitan en todos los niveles”, sentencia.
“Por eso quiero decir que lo he intentado y que lo seguiré intentando”, promete Natalie, que deja claro que piensa seguir luchando por la igualdad de la mujer en la industria audiovisual aunque haya compañeras que no les guste. “Y aunque sé que todavía no he tenido éxito, espero de verdad que estemos entrando en una nueva época”, concluye.
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