La capa que siempre brilla

Primer acto oficial de la Agenda de Casa Real de 2021. Los Reyes presidieron el 6 de enero la Pascua Militar con una ceremonia castrense reducida y marcada por la normativa sanitaria de la pandemia. El acto solemne era también el primero del año en el que se encontraban el jefe del Estado y el presidente de Gobierno. 
Eran las 12 de la mañana en el Palacio Real de Madrid. Un frío helador en los aledaños del palacio. 4 grados y un sol radiante. Sonaban las campanas de la Catedral de Almudena, que anunciaban la Misa de la Epifanía. Fernando Grande-Marlaska, ministro del Interior, y el presidente Pedro Sanchez lucían chaqué. Era el protocolo. Los acompañaba Margarita Robles, ministra de Defensa, que fue recibida por el jefe del Estado Mayor de la Defensa. Margarita iba de rojo español. El mismo color que escogió para el desfile del 12 de octubre.

Los Reyes hicieron su entrada por la fachada sur del Plaza de la Armería, donde recibieron el saludo de las autoridades. Felipe VI y Letizia escucharon el himno nacional. Tras una salva de 21 cañonazos, el Rey pasó revista a la formación de la Guardia Real, vestida de color azul turquí. Todo el acto estaba sujeto a las restricciones sanitarias. Los Monarcas pasaron por el Zaguán de Embajadores y se dirigieron al Salón del Trono. Allí es donde se celebró la entrega de las condecoraciones, también en formato reducido en dimensiones: parte de la representación de las Comisiones del Órgano Central de Defensa tuvo que seguir la ceremonia por unas pantallas de televisión instaladas el Salón de Columnas.

La Reina, sujeta al protocolo de la Pascua Militar, mantuvo su línea de estilo sobria de otros años. Este acto tradicional castrense, una efeméride llena de simbolismo, constriñe el look a la estricta etiqueta. Cuando vi el conjunto “outdoor” me gustó mucho. Escogió una falda negra larga, ajustada al protocolo… Pero que no destacaba por nada. Lo mejor de su elección, en mi opinión, era la capa. Se trata de una pieza de color negro con cuello de pelo, que, tocada por la varita mágica de Carolina Herrera, para mí se convierte en “la maravilla de capa”.Esta capa ya me atrapó cuando la llevó en la apertura de la legislatura, en las Cortes, en febrero del año pasado. Suma muchísimo esta capa.

Otro acierto. Los salones. Para una falda larga, combinada con esa maravilla de capa, los salones son casi preceptivos. Los que escogió eran unos altísimos Magrit con una tiras finas cruzadas. Hasta aquí, bien. Me gusto mucho el look “outdoor”.

Menos me gustó el look sin la capa. Quitada la capa, quitada la magia. El conjunto sin la capa ya no era lo mismo. Escogió doña Letizia una blusa romántica de seda en blanco de mangas abullonadas con extra de volumen, de Maksu modelo Fontana. El detalle de botones XL decorativos negros ponían el toque minimal en contraste con el romantic chic de la blusa. No soy yo mucho de volantes. Lo justo.

De los doce condecorados, había una mujer. La Cabo 1º de la guardia civil Ana María Catalá Sánchez, condecorada por el Rey con la Cruz al Mérito Militar.

En su discurso, la ministra de Defensa rindió un emocionado recuerdo a todos los españoles afectados por la crisis del coronavirus. Robles puso en valor “la solidaridad, el compromiso y la generosidad presentes en todos los hombres y las mujeres de las Fuerzas Armadas”. Tomó la palabra el Monarca, que subrayó el papel de la Constitución: “Reconoce las libertades y los derechos y consagra los valores y el orden democráticos, también los deberes a los que todos estamos sujetos”. Y añadió el jefe del Estado: “Todos estamos incondicionalmente comprometidos con ella (la Constitución) porque es el origen de la legitimidad de todos los poderes y de todas las instituciones del Estado”. Al terminar, don Felipe se volvió a colocar la mascarilla.

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