Todas las veces que he dicho estos días que iba a charlar con Javier de Los Pecos, la pregunta que recibía era: «¿Pero siguen en activo?». Tras esta charla sabemos que no como dúo, pero sí Javier en solitario. Pero también descubrimos que volverán. Esa es su intención.
Podríamos haber llenado todas las páginas de la revista con esta entrevista porque lo que ha vivido Javier y su buena memoria son el cóctel perfecto para una tarde tranquila en la que recordar infinidad de momentos que son parte de la historia musical de España. Javier, que admiró a Camilo Sesto pero quería ser como Roger Hodgson (Supertramp), comienza una nueva gira. Lo cierto es que nunca ha parado porque es hombre de escenario para miles de espectadores o, como ahora, con unos conciertos más íntimos. Un lujo esta charla que resumo empezando por el final.
Hoy Corazón Háblame de ti. De tu gira.
Javier de Pecos Es una gira en la que quiero estar más cerca que nunca de mi público. Se llama De cerca y el objetivo es cantarles de tú a tú. Casi al oído. Te diría que más que una gira al uso, lo que no quiero es parar de dar conciertos. En verano cosas más grandes y en invierno sí que iremos a teatros y sitios más reducidos.
C. La realidad es que no has parado ni cuando descansaron Los Pecos.
J.P. Siempre he estado vinculado a la música. Desde 1977, que es cuando salió nuestro primer sencillo, Esperanza hasta hoy. Hicimos un parón en 1986 por unos cambios de compañía discográfica y cosas que no vienen al caso, pero seguí cantando. Y de 2003 a 2012, con el 25 aniversario, estuvimos de gira de conciertos sin parar.
C. Tienes canciones propias, pero en tus conciertos ¿seguiremos escuchando los éxitos de Los Pecos?
J.P. ¡Claro! Quien viene a verme reconoce mi voz como la de Javier de Pecos, y los conciertos son el 80% canciones de esa etapa. Incluso llevo los mismos músicos que han estado con nosotros en las giras anteriores.
C. ¿Te sientes raro en el escenario sin tu hermano al lado?
J.P. Al principio mucho. Miraba a mi izquierda y no ver a Pedro hacía todo muy extraño. La verdad es que ahora con los músicos me siento muy arropado. La voz de Pedro no la suple nadie, pero en los coros sí está la banda.
C. Esa primera época sin él tuvo que ser dura.
J.P. Es que no era solo que faltara la voz de mi hermano. Eran los viajes, los hoteles o tomar decisiones solo. Me sentí un poco perdido porque llevábamos casi 40 años juntos en los escenarios y toda la vida como hermanos. Me sentía solo, viudo (risas).
C. ¿Hay algún tema que has dejado de cantar por hartazgo o por manía?
J.P. Solo hay un tema al que le cogí pánico a la hora de cantarlo en directo porque no sabía si iba a llegar. El año que viene cumplo 60 años y sigo cantando muchas de las canciones de Pecos con la misma tesitura que las hacía con 17. Le cogí temor a una canción que además no podía no cantar. La conoces de sobra porque fue uno de nuestros mayores éxitos. Me refiero a Háblame de ti. ¡Imagínate! Son unos tonos altísimos y continuos durante toda la canción. Reconozco que cuando tocaba cantarla me entraba un pánico increíble pero la hacía, salía bien y hasta el siguiente concierto. Finalmente me reconcilié con ella y ahora la disfruto muchísimo. Esa canción sin mí no es nada y yo no soy nada sin esa canción.
C. ¿Crees que hay sitio para el pop romántico hoy en día?
J.P. Antes de nada me gustaría decir que Pecos es pop. Aunque es cierto que en las radios siempre sonaban las baladas. Sobre si hay espacio o no, afortunadamente tengo la suerte de tener a mi gente, que es el público de Los Pecos. Así que, haya sitio o no, tengo a los míos que son fieles.
C. ¿Cómo viviste tu participación en ‘Tu cara me suena’? Ahí te conoció mucha gente joven que no vivió a Los Pecos.
J.P. Pero me daba pena que se quedasen con eso y que no conocieran nada de mis más de 40 años de carrera.
C. Al principio no se te veía muy cómodo.
J.P. Y así era. Te reconozco que en el segundo programa quería irme. No entendía el formato, pero me convencieron. Lo pasé fatal al principio. Yo me veía allí sin ser imitador ni cómico y pensé que me iban a dar por todos lados, hasta que encontré mi sitio en el programa y empecé a pasármelo bien. Quedé como un tío simpático y bonachón (risas). Es un gran programa donde creo que yo no encajaba.
C. Siempre me ha chocado mucho que seas una persona tímida habiendo vivido lo que has vivido.
J.P. Pues lo soy. Es que hubo un momento en el que con menos de 20 años no podíamos salir a la calle de la fama que tuvimos. Y a mí, en vez de motivarme y envalentonarme, me hizo alguien pequeñito. Me agazapé y tuve una paranoia que me hacía pensar que todo el mundo me perseguía durante todo el día.
C. Bueno, igual no era una paranoia.
J.P. Cierto, era una realidad. ¡Pero es que hasta escuchaba voces en el teléfono que no era de la conversación que estaba teniendo! A nosotros, varias compañías de alquiler de los coches que usábamos para ir a los conciertos nos dijeron que no nos podían alquilar más porque al devolverlos faltaban las matrículas o estaban con golpes. Nuestras fanes se llevaban partes del coche como un recuerdo. ¡Arrancaban las matrículas! En el único sitio donde me sentía seguro era en el escenario. Nuestros amigos de toda la vida dejaron de venir con nosotros porque era imposible estar en ningún sitio. Fue una experiencia de mucho éxito pero a mí me hizo ser más introvertido.
C. Fíjate que hoy en día para muchos el éxito es eso.
J.P. Esa es la paradoja. Yo no lo disfruté. No lo viví. Incluso en el escenario al que nos subíamos para que nos escuchara la gente cantar, no se oía nada por el griterío que había desde que empezábamos hasta que nos íbamos. Mira, a mi hermano Pedro yo no lo escuche cantar en un escenario hasta la tercera gira por lo menos. Era imposible. Fue la época en la que comenzó el fenómeno fan en España. Ahí empezamos Miguel Bosé, Tequila y nosotros.
C. En tu libro ‘El rubio de los Pecos: mi primer medio siglo vivido’, cuentas muchas cosas. Como que todo esto empieza gracias a tu madre.
J.P. Sí. Se lo debemos todo porque ella siempre nos apoyó a pesar de las circunstancias. Mi padre murió joven y ella, viuda con 20 años, se queda con tres hijos de siete y cinco años y Miguel de nueve meses. Estuvo limpiando habitaciones en el Hotel Plaza, luego cosía en casa para la empresa que hacía las Nancys y los fines de semana cortaba el pelo a los vecinos. Mi madre nos lo dijo muy claro: Si os dedicáis a esto es para ser serios y no para ligar y tomar drogas. Y así lo hicimos.
C. ¿Fuisteis bien asesorados?
J.P. Tuvimos la suerte de que Miguel Ángel Arenas (Capi) se fijó en nosotros y decidió representarnos. Era lo más moderno que había en esa época. Íbamos a su casa en la calle La Palma y ahí estaban Alaska, Berlanga, McNamara o Pedro Almodóvar que aún trabajaba en Telefónica. Nosotros veníamos del barrio de San Cristóbal de los Ángeles y alucinábamos allí. A Capi habría que hacerle un homenaje. Es responsable de nuestro éxito, del de Alejandro Sanz o de Mecano.
C. El fenómeno Pecos llegó a la Moncloa e incluso a Salvador Dalí.
J.P. Lo que pasó con Adolfo Suárez fue a raíz del primer disco. Cuando salió, no funcionó como se esperaba porque era una apuesta muy diferente. Capi se fue a Moncloa a hablar con Adolfo Suárez a través de una amiga y le convenció de que éramos un buen ejemplo para la juventud española. Dos chicos de barrio, con voces y letras adolescentes que estaban empezando a triunfar. Y funcionó porque empezamos a salir en muchos medios especializados y a sonar en cadenas de radio como los 40 principales. En el caso de Dalí fueron él mismo y Gala los que se interesaron después de escuchar nuestra música. Nos invitaron al Palace que es donde se alojaban y nos hicimos amigos. Quedamos muchas veces para comer, hacer tertulias e ir al teatro. Fueron los días en los que mejor me lo he pasado.
C. ¿Por qué os separasteis?
J.P. En 2012 mi hermano estaba ya harto de giras y conciertos y prefirió dedicarse a sus cosas. Él es más de estudio de grabación y yo de escenario. Decidimos parar por eso y porque después de tanto tiempo juntos la verdad es que hemos dejado de hacer cosas que quizá queríamos hacer. Ha sido toda una vida. Pero que nos llevamos estupendamente, ¿eh?
C. ¿Volverán Los Pecos?
J.P. No lo hemos hablado, pero yo creo que sí. No hay fecha. Pero considero que debemos volver aunque sea para decir adiós a nuestros seguidores. Eso sí, tendrá que ser con una gran producción, a lo grande.
C. He esperado casi al final para hacer esta pregunta: ¿Te molesta que siempre te hablen de Los Pecos aunque tengas carrera en solitario?
J.P. No. Para nada. Yo soy Javier de Los Pecos. Y esa ha sido mi vida desde los 17 años. Es natural. La gente me ve solo y me pregunta por mi hermano.
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