La princesa Haya de Jordania, casada con el emir de Emiratos Árabes Mohamed al Maktum consiguió que los tribunales le dieran la razón, tras huir del emirato por “temor” a su marido. Conservó a sus hijos y gran parte de su fortuna. Pero, poco después, el mismo juez desveló que entre las razones de su huida estaba la “relación estrecha” que mantenía con uno de sus guardaespaldas, y que las sospechas de su marido eran ciertas. Se trataba de un romance que era un secreto a voces entre los empleados de palacio.
Haya es hija del fallecido Rey Hussein de Jordania y hermana del rey actual, Abdalá, y estudió en Oxford, donde se graduó en Políticas, Filosofía y Económicas, y es una amazona conocida en los circuitos ecuestres internacionales. Conoció al jeque Mohammed en un concurso hípico en Jerez de la Frontera en 2002. Se casaron dos años más tarde.
Fue en el verano de 2019 cuando se encendieron las alarmas. La princesa Haya, casada desde hacía casi veinte años con el emir Mohamed al Maktum, no asistió a las carreras de Ascot, una cita a la que no faltaba nunca junto con su marido desde 2004. Haya es una reputada amazona y formó parte del Comité Olímpico. ¿Dónde estaba Haya? Se supo que había dejado Dubái, semanas antes, y que había pedido asilo en Alemania. Finalmente, se la localizó en Londres, en la mansión familiar de Kensington Palace Gardens, valorada en 90 millones de euros, junto a sus dos hijos –Jalila, de 11 años, y Zayed, de siete–, donde interpuso una demanda de divorcio contra su esposo y reclamó la custodia de los pequeños. Además Haya pidió protección para ella y sus hijos y acusó al emir de intentar secuestrarla y encerrarla en la prisión de Al-Awir, a las afueras de Dubái, y de amenazarla colocando varias pistolas bajo su almohada. Dijo que tenía miedo y que no volvería a Dubái.
Haya era la sexta esposa del emir. Se llevaban 25 años. El escándalo estalló a pesar de los intentos por evitarlo del Emir, que había solicitado un proceso privado en Dubái. Haya desveló los casos de las princesas Latifa y Shamsa, presuntamente secuestradas en algún lugar secreto de Dubái, y que fue su historia la que la empujó a huir temiendo sufrir el mismo destino. Eligió Londres para no sufrir represalias. La reputación del jeque Mohamed Bin Rashid al Maktum quedó seriamente tocada, así como la imagen de hombre liberal que pretendía transmitir. Finalmente, el juez del caso falló a favor de la Princesa.
Pero el entorno del emir llevaba meses denunciando de forma reiterada que la princesa había mantenido un romance adúltero con su guardaespaldas, el exsoldado británico Russell Flowers. Todo parecía un montaje para hundir a la Princesa y desacreditar sus argumentos. Pero, la historia resultó ser cierta. La relación de dos años de Haya y Russell quedó acreditada. Es más: se supo que la Princesa le pagó a Russell generosas sumas por no hacer declaraciones a la prensa, ni desvelar el adulterio. En total, Russell recibió 1,35 millones de euros y una finca en Suffolk, cerca de dónde vivía la familia emiratí cuando viajaba a Inglaterra, además de otros lujosos regalos, como un reloj valorado en 15.000 euros, una escopeta antigua grabada con su nombre, una sortija con un rubí o un humidificador de puros de varios miles de euros. Los otros tres guardaespaldas que vigilaban a la princesa y conocían el romance recibieron la misma cantidad que Russell para asegurarse también su silencio. En total, la Princesa Haya desembolsó cinco millones y medio de euros para mantener su romance en secreto.
Haya siempre pedía que fuera Russell, que empezó a trabajar para la Princesa en 2016, quien la acompañara cuando viajaba al extranjero y prefería que solo él la vigilara a pesar de que las normas dictaban que fuera acompañada por dos guardaespaldas. También pedía que sus habitaciones de hotel estuvieran comunicadas y, cuando estaban en Londres, salían al anochecer y no regresaban hasta el alba. En 2018 fueron fotografiados junto con el emir y uno de sus hijos en Ascot.
Russell también estaba casado y fue su esposa la que destapó todo el asunto. Cuando él regresaba a su casa, las llamadas de Haya eran constantes y podían durar horas. Su esposa descubrió decenas de fotografías de Haya en poses incitantes en su móvil. Los Flowers decidieron divorciarse, aunque el exsoldado lo negó todo. El emir empezó a sospechar en 2018.
La princesa, que tiene 45 años, conservó además de la mansión de Kensington en la que vive, la mansión campestre en Suffolk y la fortuna –unos 37 millones de euros– que logró sacar de Emiratos. Dirige la ONG Tkiyet Um Ali (Comida para la Vida), que alimenta a cerca de 30.000 familias desfavorecidas en Jordania (que fundó en 2003 y por la que la ONU la distinguió en 2015, y sigue ostentando el título de Embajadora de Buena Voluntad de las Naciones Unidas. Además conserva el título de Secretaria de la Embajada de Jordania en Londres, lo que le otorga rango diplomático e inmunidad.
No ha roto su silencio en este tiempo. Pero ya utiliza solo su nombre de soltera, Haya Bint Husein.
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