La cara sigue siendo de tristeza. A Alessandro Lequio le está costando salir del pozo en el que uno se sumerge cuando pierde a un hijo. Normal. Y es cierto que cuenta con su mujer, María Palacios, como apoyo para salir a flote ante una circunstancia tan desgarradora. Pero, quizás, sea Ginevra quien pueda conseguir, con el paso del tiempo, que recupere la sonrisa.
Precisamente ella es la única hija nacida de ese matrimonio con la periodista. Al colaborador de ‘El programa de Ana Rosa’ se le ha visto pasear de la mano de la niña, que el próximo agosto cumplirá cuatro años, en un esfuerzo por ir recuperando la normalidad, como ya hizo hace unas semanas al sentarse de nuevo en el plató del espacio de Telecinco.
La niña, junto a la que salió para hacer unas compras (momento que aprovecharon los fotógrafos para retratar), era una de las debilidades de su hermano Álex. También de Clemente (su dura despedida). Porque si algo han demostrado los hijos de Lequio, a pesar de ser tres madres diferentes, es el tremendo sentimiento de fraternidad con el que han apuntado sus relaciones.
Un mes después de la marcha del joven por culpa de ese cáncer contra el que luchó durante dos años, Alessandro sigue sin poder recuperar la sonrisa. Tampoco Ana Obregón, que sigue en casa de una de sus hermanas llorando esta pérdida. Ambos han encontrado en la familia ese punto de apoyo para tratar de secar sus lágrimas, pero solo el uno puede entender, a la perfección, el desgarro que el otro experimenta por dentro.
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