La noticia corrió por los websites de televisión hace unas semanassin provocar conmoción alguna: Pilar Rubio ha sido descartada como la nueva presentadora de ‘Operación triunfo’, decían los titulares. Parece que la búsqueda de un repuesto para Roberto Leal ha empezado y que la cadena, Televisión Española, y la productora, Gestmusic, coinciden en que Rubio no tiene el perfil que buscan.
Qué trago para la colaboradora de ‘El Hormiguero’ volver a encontrarse en su camino ‘Operación triunfo’, el programa que iba a marcar para siempre su carrera. Corría 2011 y Pilar Rubio era el fichaje estrella de Telecinco, tras despuntar en ‘Sé lo que hicisteis…’, en la Sexta. Enseguida quisieron colocarla al frente de OT, huérfana tras el traslado de Jesús Vázquez a Cuatro, y pese a la oposición de Josep María Mainat y Toni Cruz, productores en jefe desde Gestmusic. Y comenzó la guerra.
Todo fue, desde el principio, un desastre. Telecinco quiso darle un giro ‘Gran Hermano’ a la edición que no funcionó y la ausencia de Jesús Vázquez y Risto Mejide como juez pesó como una losa. Pero, además, el papel de Pilar Rubio como presentadora solo tuvo malas críticas (las peores). En la gala cinco la situación ya era totalmente crítica: la audiencia cayó por debajo de los 2 millones de espectadores (un 13% de cuota de pantalla). En apenas unas horas, la cadena anunció que adelantaba el final de ‘Operación triunfo 8’. Duró escasos 35 días. ¿Cómo es posible que el ‘talent show’ de más éxito en la historia de la televisión tuviera esta muerte tan expeditiva, casi violenta?
Hubo errores de todos, pero tiempo después Mirta Drago, directora de comunicación de Mediaset España, contó en su blog lo que sucedía entre bambalinas. «A un conocido ex productor de televisión, famoso por su misoginia y sus faltas de respeto, le sentó mal que designaran a Pilar como presentadora de Operación triunfo«, reveló. «Como le fastidió la decisión de la cadena que le pagaba el producto, boicoteó el trabajo de Pilar, que no tenía acceso a los guiones hasta el último momento y que tampoco recibía las órdenes adecuadas por el pinganillo, básico para que un presentador pueda seguir el programa mientras se esmera en el directo. Del reconocido productor misógino, uno al que le gusta chillar, especialmente chillar a las mujeres, nadie habló. La furia cayó sobre Pilar». Jamás aclaró si el responsable fue Josep María Mainat o Toni Cruz, aunque tanto monta: ambos actuaban de acuerdo como jefes máximos de Gestmusic, la productora.
En 2019, Toni Cruz habló en una entrevista sobre este boicot al trabajo de Pilar Rubio, víctima colateral en una lucha por el poder que la colocó en el centro. «Telecinco tenía al que para mí es el mejor presentador de España, Jesús Vázquez«, comentó Cruz. «Se involucra hasta cierto punto, sabe de ‘pe a pa’ lo que tiene que hacer y lo lucha hasta el final. El presentador del directo tiene que saber lo que es un directo y lo tiene que solucionar muy bien. Trasladaron a Jesús Vázquez a Cuatro, con mi cabreo. Protestamos porque no lo entendíamos. Y nos dijeron que Pilar Rubio iba a presentar OT. Pedimos que no lo hicieran porque le hacia falta estar más curtida. Pero insistieron y ahí se terminó. Había otras presiones de otro tipo que no puedo contar, pero no era mala presentadora. Lo que hacía lo hacía bien, pero era un formato que le venía demasiado grande», aclaró Cruz.
Es cierto: Pilar Rubio no consiguió, en todo su contrato con Telecinco, tener un programa exitoso. Antes de la debacle con «Operación triunfo» ya no había alcanzado las expectativas en ‘Cántame una canción’ (2010) y ‘Más que baile’ (2010). Tras OT presentó con José Corbacho ‘Todo el mundo es bueno’ (2012), pero el programa solo duró tres semanas en antena.
Con la perspectiva que da el tiempo, cabe preguntarse por qué tanta presión para que una profesional tan joven e inexperta desempeñara tareas de máxima dificultad. ¿Por qué no dejaron que aprendiera escalón a escalón su oficio? Recordemos: en aquellos momentos, Pilar Rubio suponía el gran relevo generacional a las presentadoras del entretenimiento amable tipo Anne Igartiburu. Hoy podría tener la carrera de una Luján Arguelles o Raquel Sánchez Silva. ¿Qué ha pasado con ella?
Jamás sabremos de dónde procedían esas presiones que trataban de colocar a Pilar Rubio a toda costa en los programas estrella de la cadena, pero sí podemos concluir que, de existir, no le hicieron ningún favor. Hoy su carrera parece bastante establecido en el perfil de colaboradora, en tareas que además no tienen mucho que ver con lo comunicativo, sino más bien con las variedades. Ninguna productora ni cadena generalista ha vuelto a contar con ella como conductora de un programa, sola o acompañada. De hecho, su último trabajo como tal ha sido para Fox Life: «Fit Life» (2017).
¿Qué habría pasado si Rubio no hubiera aterrizado en OT ni se hubiera convertido en objetivo a derrumbar? Puede que lo mismo: quizá no se puede aprender esa empatía comunicativa que poseen los grandes presentadores. O puede que lo contrario: quizá este año sí entraría en las quinielas para encontrar una nueva presentadora a ‘Operación triunfo’. Quizá habría podido disputarle el puesto a Mónica Naranjo, favorita hasta el momento.
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