Doña Letizia está poniendo toda la carne en el asador en cuanto a cuestiones estilísticas se refiere durante su visita oficial a Japón con motivo de la entronización de Nahurito. Durante la cena de gala ofrecida por los flamantes emperadores a las más de 2.000 personalidades invitadas para la histórica ocasión, la reina ha encarnado la españolidad con un precioso vestido color capote hecho a medida por Carolina Herrera. Se trata de un diseño entallado, con manga francesa y falda de vuelo con unas pequeñas flores blancas bordadas en la zona del pecho y la cintura.
La reina ha combinado el espectacular diseño -al que a muchos ha recordado el vestido del mismo color, pero obra de Lorenzo Caprile, que la infanta Elena lució en la boda de la princesa Victoria de Suecia- con un clutch de la misma marca: el modelo Scala Insignia de Carolina Herrera en color fucsia cuyo precio es de 450 euros. Sin embargo, además de apostar por lo seguro en cuanto al vestido, doña Letizia ha decidido también sacar las mejores piezas del joyero real.
La reina ha completado su look con la tiara Flor de Lis, la más representativa de la corona española y una de las más valiosas de las llamadas joyas de pasar. Fue creada por la joyería Ansorena para la boda de Alfonso XIII y la reina Victoria Eugenia en 1906. Se trató de un regalo del entonces monarca, bisabuelo del rey Felipe, con motivo de su boda con Ena. La primera vez que estrenó esta pieza que han lucido desde la condesa de Barcelona a la reina Sofía fue en 2017 con motivo de la visita oficial de Mauricio Macri, presidente de Argentina,y su esposa, Juliana Awada.
En la cena de gala, celebrada en el Palacio Imperial de Tokio, la Reina ha lucido unos pendientes de brillantes que pertenecieron a la reina Victoria Eugenia y que los lució la infanta Cristina para su boda con Iñaki Urdangarin. A su vez, Letizia ha llevado lasllamadas "pulseras gemelas" de Cartier, un broche art decó en forma de flor de Lis que sujetaba la orden japonesa de la Preciosa Corona que lucía… y un moderno anillo de Karen Hallam del que la reina no se desprende últimamente.
En resumen, un estilismo que ha concitado numerosos aplausos. No ha ocurrido lo mismo durante la ceremonia oficial de entronización. Durante el lunes por la mañana, Doña Letizia llevó un diseño de manga larga y largo hasta los pies, como dictaba el protocolo, con un alegre estampado de flores en tonos rosas sobre un llamativo verde lima firmado por la cordobesa Matilde Cano. La reina ha rematado el vestido con un controvertido cinturón ancho de hebilla cuadrada a juego con el color verde de su vestido. Para el resto de accesorios ha preferido jugar con el otro tono dominante, el rosa palo, llevando una cartera de mano de CH Carolina Herrera y una original diadema ancha de terciopelo de efecto turbante firmada por Nana Golmar que le daba un toque vintage a todo su conjunto.
Naruhito se convirtió en emperador el pasado mes de mayo cuando su padre Akihito abdicó a los 85 años. Fue una ceremonia discreta, necesaria para asegurar la continuidad de la familia imperial pero se fijó hoy, el 22 de octubre, como el día en el que celebrar una entronización a la altura de la importante dinastía nipona. Hay cerca de 2.500 invitados entre los que se encuentran políticos y miembros de las Casas Reales de todo el mundo. El príncipe de Inglaterra, el rey de Noruega que ha acudido con una de sus hijas, la princesa Victoria o los reyes de Holanda, Guillermo y Máxima han sido vistos a su llegada.
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