La Guerra de las Malvinas la aupó en la televisión y cumplir años la sacó de la pantalla. La periodista Selina Scott nació en Scarborough, la tierra de los actores Charles Laughton y Ben Kingsley y también a ella la tentaron con el cine. Fue a finales de los 80 cuando los productores de James Bond la llamaron para hacerle una prueba sin que ella lo supiera: querían ver si daba la talla, literalmente, para interpretar a Miss Moneypenny.
Rubia, joven y muy parecida a la célebre Lady Di, de la que siempre se definió como "aliada", Scott daba la talla, pero rechazó el papel. Ni siquiera le molestó el cásting-trampa: estaba muy acostumbrada a que los hombres la acecharan. Así lo ha explicadoen numerosas ocasiones, tantas como veces ha reconocido que a pesar de eso, sabe manejar mejor a hombres que mujeres: "Han sido la ruina de mi vida”, declaraba en 2011.
Uno de los entrevistados que le pidió el teléfono mientras ella hacía su trabajo fue el Príncipe Andrés de Inglaterra, hoy en las portadas por el caso Epstein. También lo hizo Donald Trump, a quien acusó en un artículo de haberla acosado durante veinte años. Fue en los años 90, cuando ella siguió su exitosa carrera en televisión al otro lado del charco, concretamente en la ITV. ”Estábamos a 30,000 pies de altura en el avión avión privado de Trump volando a Florida, cuando me mostró su cama doble de cuero blanco. ‘Me gustan las cosas hermosas’, ronroneó seductoramente. ‘Por eso me gustas tanto’”, explicaba Scott en un texto publicado en 2016 en el confirmaba que el magnate había hecho lo mismo con Lady Di.
Carlos de Inglaterra y Juan Carlos I
Trump la amenazó con acabar con una carrera que había ido como la seda en su Inglaterra natal, donde antes de cumplir los 30 presentaba el Breakfast Time de la BBC y donde fue la segunda mujer en ser la cara visible de las noticias. Luego llegaron The Clothes Show y las entrevistas en Wogan, donde le hizo preguntas a Ginger Rogers y al príncipe Andrés, por los servicios que había prestado en la guerra de las Malvinas.
El tercer hijo de la reina Isabel II fue su primer royal, luego llegaría el mayor, Carlos, a quien retrató en un documental titulado A Prince Among Islands. Así contó en Vanity Fair cómo vio al heredero de la corona británica: “Le interesaba profundamente la vida de los campesinos escoceses que sobreviven a duras penas en las zonas más remotas del Reino Unido, y que se enfrentan a las penurias a las que los abocan los vientos del Atlántico y una tierra poco fértil”.
El retrato era amable y un tanto admirativo. “El príncipe accedió a que grabara su convivencia de una semana con una de estas familias en una alejada isla, durante la cual siguió una dieta muy sencilla”. Es un tono parecido al que empleó con Juan Carlos I, con quien tuvo tanta sintonía que llegó a insinuarse que habían tenido algo más que un intercambio de preguntas y respuestas. “¿Cómo le vas a decir a un rey que no puedes quedar con él porque has olvidado el pasaporte? Tuve la suerte de que los agentes de aduanas del Reino Unido me dejaron embarcar cuando les dije dónde iba”, explicó ella en estas mismas páginas con ese aire de fascinación que empleó en el reportaje, en el que no aparece ni una mácula en el rey o su familia.
Juan Carlos hacía así lo mismo que hizo hace poco su nuera, la reina Letizia, que ha dado una entrevista a Julia Melchior, que asegura que ha estado un año siguiendo a la monarca española. El resultado se emitirá este sábado en la cadena ZDF y no se sabe si la alemana habrá hecho lo mismo que en su día hizo la británica, mostrarle el resultado antes al entrevistado: "Volví a Madrid unos meses después para enseñarle una primera versión del documental, que le gustó, y me quedé a comer", contó Scott sobre su trabajo sobre Juan Carlos de Borbón.
Un libro, los perros y un ‘reality’
La películas sobre el rey español le dio mucho juego a Scott. No solo escribió varios artículos en los que contaba prácticamente lo mismo en todos, también un libro, A Long Walk in the High Hills: The Story of a House, a Dog and a Spanish Island, una autobiografía en la que repitió todos los detalles ya dados en la prensa. Lo publicó en 2010, cuando decidió salir de un retiro de casi siete años que se había impuesto harta de que las televisiones apartaran o dieran trabajos menores a las mujeres de cierta edad. Fue entonces cuando compró una granja en el Norte de Yorkshire, escribió su libro y crio cabras para hacer calcetines y complementos de angora que hoy sigue comercializando bajo la marca Naturally Selina Scott.
En 2008 decidió ir más allá con el asunto de la discriminación por edad y denunció al canal Five de la BBC. El resultado fue la elaboración de un informe que se presentó al gobierno británico y a la justicia, que acabó dándole la razón a la demandante. Sin embargo, el caso se cerró extrajudicialmente con un acuerdo económico que algunos medios cifraron en 250.000 libras. Pero Scott, que sigue siendo muy crítica por la manera en que los medios tratan a las mujeres que pasan de los 50, no quiso ser la portavoz de la causa, tal como reconoció en una entrevista en el Daily Mail.
A lo que sí acude siempre es a cualquiera de las campañas en favor de los animales que organiza algunas de las entidades de las que forma parte y que la llevó a presentar un programa titulado Walks With My Dog. Otro de los últimos programas que ha hecho para la pequeña pantalla es la serie titulada Treasure Houses of Britain, en la que recorría castillos y casas de campo de lujo en 3D por su país. A pesar de que en 2011 declaraba que ni le gustaba mirar ni los realities, en 2018 participó en The Real Marigold Hotel, en el que personas más o menos famosas de la tercera edad hacen juntas un viaje por la India. Es la última aparición de Scott en televisión, que a sus 68 años, sigue con su política de no soltar prenda sobre su vida privada. Solo pone nombre y apellidos a los hombres que ha rechazado, Warren Beatty incluido.
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