Solo once mujeres además de Isabel II han formado parte del cortejo fúnebre que este sábado ha despedido a Felipe de Edimburgo en el Castillo de Windsor. Kate Middleton, Camilla Parker, la princesa Ana, Sofía de Wessex, las princesas Beatriz y Eugenia, Zara Phillips, Lady Louise Windsor, Sarah Chatto, la princesa Alexandra y la condesa Mountbatten de Burma. Todas han vestido de luto siguiendo lo que estipula el protocolo. Kate Middleton ha llamado la atención por el significativo collar de perlas que ha escogido, un préstamo de la reina, en homenaje al duque fallecido.
Sin embargo, si una ha sobresalido entre el resto ha sido la princesa Ana, que ha encabezado junto al príncipe Carlos la procesión tras el Land Rover que ha llevado el féretro del príncipe Felipe a la capilla de San Jorge. Con semblante serio, abrigo negro largo, pañuelo estampado blanco y negro y sombrero de ala ancha con un pequeño velo por encima, la hija de la reina y el duque, ha lucido una importante cantidad de medallas porque, aunque no ha servido en el ejército, es contraalmirante honoraria y comandante en Jefe de Mujeres en la Royal Navy.
La mujer del príncipe Eduardo, la condesa Sofía de Wessex, una de las mujeres más elegantes de la corte británica, ha deslumbrado nuevamente con un bonito traje negro hasta los pies y una gran diadema como tocado para una melena recogida en un discreto moño bajo.
Las princesas Zara Phillips, Beatriz y Eugenia han coincidido como parte del boato fúnebre en Windsor y en una de las primeras veces que Eugenia de York y la hija de la princesa Ana se ven tras dar a luz a sus respectivos hijos. Para asistir al funeral, las tres han escogidoabrigos negros largos que, cada una a su estilo, han combinado con tocados a juego. El reencuentro de las tres nietas de la reina y el duque, y sus parejas, ha sido en un terreno bien conocido por todos. Sobre todo, por las hijas del príncipe Andrés y Sarah Ferguson -que, por cierto, no ha asistido al funeral-. Porque aquí se casaron las dos.
Primero Eugenia, en una boda que pareció seguir los pasos de la de Harry y Meghan celebrada en la misma capilla donde hoy ha sido el funeral del duque de Edimburgo. Después Beatriz, en el verano del año de la pandemia casi sin invitados y por sorpresa, en la capilla de Todos los Santos. En las fotos que Buckingham publicó con motivo su enlace, pudimos ver al duque de Edimburgo en una de sus últimas ‘apariciones’.
Junto a ellas hemos podido ver a otras mujeres menos conocidas que forman parte de la familia real británica, como es el caso de Sarah Chatto, la hija pequeña de la princesa Margarita y Antony Armstrong-Jones, lord Snowdon. Cuando nació, en 1964, ocupó el séptimo lugar en la línea de sucesión al trono, cosa que fue cambiando con los posteriores nacimientos -hoy ocupa el puesto 24- lo que supuso una ‘libertad’ en su estatus.
Criada en Kensington, pronto descubrió su pasión por la pintura y pudo desarrollarla en Sandringham y Balmoral de la mano de sus padres preocupados porque sus hijos aprendieran sobre el arte, la cultura y la bohemia ajena al palacio. Aunque se mantuvo dentro -vivió escándalos familiares y el divorcio de sus padres además de ser dama de honor en la boda de Carlos y Diana- hasta que cumplió los 19 y se embarcó con su padre en un doble año sabático por la India. Allí participó en el rodaje Pasaje a la India (1984) donde su padre ejercía de responsable de la foto fija del rodaje. Ya tenía experiencia en el cine: trabajó en el departamento de vestuario de la película Calor y polvo (1983) de James Ivory. Fue durante esa filmación donde conoció a su futuro marido, el actor Daniel Chatto por quien dejó de ser Sarah Armstrong-Jones para convertirse en Sarah Chatto.
Poco después de esa experiencia, en 1987, durante un oficial decidió que sería el último tour como royal. Se casó en 1994 con Chatto, se dedicó al arte, a la crianza de sus hijos y poco se ha dejado ver en público a pesar de seguir viviendo en uno de los apartamentos de Kensington. Es madrina de Harry además de la única sobrina de Isabel II.
La princesa Alejandra, prima carnal de la reina, también ha querido estar en el funeral del duque. Hija del duque de Kent, hermano pequeño del rey Jorge VI, y de la princesa Maria de Grecia y Dinamarca, prima del duque fallecido y, como él nieta del rey Jorge I de Grecia, bisabuelo a su vez de la reina Sofía. Motivo esta por el que la princesa Alejandra de Kent fue dama de honor en la boda de Sofía de Grecia con don Juan Carlos como antes lo había sido en la boda de Isabel II con el príncipe Felipe. Casada con Angus Ogilvy, aristócrata y empresario fallecido en 2004, y madre de dos hijos el arquitecto paisajista James Ogilvy, ahijado de la reina Isabel, y Marina Ogilvy, cuyo padrino es el príncipe Carlos. Muy pocas veces la hemos visto en los últimos años ejerciendo algún tipo de responsabilidad de la Corona aunque en otra época llegó a ser una mujer importante a su lado con quien, por otra parte, el duque tuvo una relación muy cercana. Se dijo que incluso podrían haber mantenido algún tipo de affair, cosa que la propia duquesa de Abercorn negó hace años.
Se desconoce, sin embargo, cómo fue exactamente la relación del duque con Lady Penny, cuya presencia en su funeral ha sido una de las más comentadas ya que durante años sobrevoló sobre ellos el rumor de que mantenían algo que superaba los límites de una simple amistad. Para el funeral de su buen amigo ha vestido muy elegante, con abrigo largo, bolso de mano, guantes, zapatos de tacón bajo y un sombrero sobre su melena rubia.
Ella y el duque se conocieron en 1975 en un partido de polo cuando era novia del conde Mountbatten de Birmania y se hicieron amigos. Desde entonces se les fotografió en numerosas ocasiones en competiciones de equitación o carreras de enganche. El duque fue un gran apoyo para ella cuando su marido la dejó para huir a las Bahamas con otra mujer. Y se dice que ella le convenció para que renunciara al carné de conducir tras el accidente de 2019. También ha sido alguien cercana a Isabel II que la ha invitado con frecuencia a sus palacios aceptando una relación entre ambos o creyendo en su sola amistad. Y hoy no podía faltar en el funeral de Felipe de Edimburgo.
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