Estamos acostumbrados a ver a las novias de la realeza luciendo vestidos dignos de pasar a la historia. Sin embargo, en toda boda real también trascienden casi con la misma fuerza los estilismos de alguna que otra invitada destacada, muchas veces de su círculo familiar. En ocasiones… ¿demasiado destacadas?
La infanta Elena en la boda de su hermana Cristina
La infanta Elena se casaba con Jaime de Marichalar el 18 de marzo de 1995, tan solo cuatro meses después del anuncio oficial del compromiso de ambos por parte de la casa real. En un día en el que Elena debía ser la protagonista, muchas miradas se centraron en su hermana. El espectacular traje de chaqueta y falda que lució la infanta Elena en la boda eclipsó por completo a la novia. La chaqueta, con el cuello muy abierto y formas angulosas, era de seda y con botones joya, una obra maestra de Christian Lacroix. Decidió combinarla con una falda de encaje en el mismo tono y un bolso de charol similar. Fue la época dorada del estilo de la hija mayor de los reyes y no fue la única boda en la que estuvo cerca de eclipsar a la novia. Por aquel entonces, todo lo que llevaba la infanta pasaba a la historia.
Pippa Middleton en la boda de Kate
El vestido de boda de Kate Middleton ha pasado a la historia por ser uno de los más románticos y bonitos de las royals. Con un cuerpo y mangas de encaje y el pecho con forma de corazón, recordaba mucho a otro igual de icónico: el de Grace Kelly, pero eso es otra historia. La duquesa de Cambridge se daba el ‘sí, quiero’ con su marido el príncipe Guillermo en abril de 2011. Su relación empezó cuando ambos iban a la universidad y fue relativamente convulsa con alguna ruptura de por medio. Pero el amor siempre gana y hoy los duques de Cambridge siguen juntos y han tenido tres hijos, a los que adoran.
Volviendo al día de la boda y a pesar de que Kate acertó rotundamente con su clásico vestido firmado por Sarah Burton para Alexander McQueen, su hermana, Pippa Middleton, llevó un vestido blanco también obra de Burton que resaltaba su perfecta figura, blanco hasta los pies y con un sutil corte de sirena que empezaba en una manga corta con encaje. Su imagen llevando la cola del velo de Kate dio la vuelta al mundo. Seis años después, Pippa se casaba con James Mathews con un vestido que emulaba al de su hermana Kate.
Noor de Jordania en la boda de Rania de Jordania
Rania de Jordania se casó con el príncipe heredero Abdalá bin Al Hussein el 10 de junio de 1993, cuando no había pasado tan si quiera un año después de que se conocieran. El padre de Abdalá, el rey Huséin I de Jordania, se casó a lo largo de su vida con cuatro mujeres; la última de todas ellas, Noor de Jordania, fue precisamente la mujer que más destacó en la boda de su hijastro (después de Rania, claro). Rania de Jordania llevaba un vestido clásico con espectaculares brocados, pero el un traje de chaqueta y falda de Noor de Jordania derrochaba estilo por todas partes. La prenda de color salmón, su cuello con forma de caja y hasta sus botones dorados convirtieron a la cuarta esposa del rey Husein de Jordania en todo un icono.
Máxima de Holanda en la boda de Juan Zorreguieta
En la boda de Juan Zorriegueta (hermano de Máxima de Holanda), celebrada en junio de 2014, la protagonista absoluta debía ser la novia, Andrea Wolf – trabajadora en el momento de la empresa de estudios sociológicos Karmasin -, pero Máxima de Holanda estuvo cerca de robarle el estrellato gracias a una gran capa malva y un vestido espectacular.
La actual reina de los Países Bajos combinó la suntuosa prenda de satén con un vestido color maquillaje con bordados florales y un bolso a juego. También lució gargantilla, pulsera y pendientes de brillantes a juego; además de un cinturón plateado de estilo futurista. Con un sencillo pero perfecto moño bajo y sin más adornos en su pelo (era una boda de tarde), Máxima llegó a la iglesia del Servite, en Viena, acaparando todas las miradas. La novia levaba un clásico vestido de encaje de palabra de honor y corte de sirena y las hijas de los reyes de Holanda también estuvieron presentes con vestidos blancos y accesorios en color rosa fucsia.
Las damas de honor de la boda de la reina Isabel II
La boda de la royal más icónica del mundo en la actualidad tuvo una gran repercusión. Tuvo lugar en un muy mal momento económico; en 1947, Reino Unido y Europa se estaban recuperando de las consecuencias de la II Guerra Mundial y la boda de Isabel II fue pagada mediante cartillas de racionamiento. A pesar de todo, el matrimonio recibió la ayuda de numerosas personalidades y organizaciones, que los apoyaron para que todo fuera perfecto. La tarta nupcial la proporcionó una pastelería australiana y el vestido fue confeccionado por una joven escocesa (que no sabía para quién lo hacía y después fue invitada a la boda), con seda proveniente de China. El resultado fue una prenda impensabe para la posguerra.
Sus damas de honor jugaron un papel muy importante, pues aparecieron en una de las fotografías oficiales más perfectas de la historia. Entre ellas se encontraba la princesa Margarita, hermana de la reina, que también llevaba un delicado vestido como el del resto de damas de honor. Con una amplia falda de tul, hombros caídos en el mismo tejido y una gran falda con numerosos y delicados bordados florales; los vestidos estaban inspirados en el de Isabel, aunque este fue confeccionado, como era de esperar de manera mucho más espectacular. Sin duda cualquiera de ellas también hubiera podido parecer una novia más, con un diseño bastante más moderno de lo que se esperaba en la época.
Carlota Casiraghi en la boda de su tío Alberto con Charlene de Mónaco
La boda entre Alberto de Mónaco y su mujer, Charlene, es considerada como la celebración más grande que ha tenido lugar después de la de Grace Kelly y Rainiero III (padres de Alberto), celebrada en 1956. Fue bautizada como "la mayor fiesta en Mónaco en 55 años". Los invitados eran conscientes de la gran magnitud del evento y la hija de Carolina de Mónaco, Carlota Casiraghi, asistió al enlace con un sencillo y elegante vestido de seda de Chanel cuya característica más destacada era el sensual escote de cuello de barco que dejaba ver sus hombros. Compuesto por botones joya, una falda de varias capas y un escote como el de la novia. El remate final era un lazo negro en un lado de la cadera a juego con la redecilla de la diadema que lució como tocado.
Alizeé Thenevet (¡de lowcost!), la novia de James Middleton, en la boda de Gabriella Windsor
Una de las últimas bodas de un Windsor fue la de Lady Gabriella Windsor. La sobrina-nieta de la reina Isabel II e hija de Michael de Kent, se casaba el pasado 18 de mayo con Thomas Kingston, un empresario que inició su carrera como diplomático, para luego pasarse a las finanzas. La novia llevaba un con un romántico disñeo de encaje de Luisa Beccaria, pero ese vestido no fue lo más comentado del matrimonio.
La relación fallida que el novio tuvo con Pippa Middleton en 2011 no agravó las relaciones con ninguno de los miembros de la famila y es por eso que James Middleton estuvo presente en el enlace en compañía de su entonces novia –y ahora prometida–, Alizeé Thenevet. La pareja fue protagonista indudable del enlace y gran parte de la culpa la tuvo el fabuloso vestido de H&M con el que Alizeé decidió deslumbrar y eclipsar a partes iguales; un poco a la novia y mucho al resto de invitadas. Su estilismo trascendió más todavía cuando se hizo viral el hecho de que lo firmara una marca low-cost.
No eran ‘royals’, pero también brillaron
Paqui García, madre de Sergio Ramos, en su boda con Pilar Rubio
Pilar Rubio y Sergio Ramos celebraron su boda de una forma muy particular. Lo hicieron por todo lo alto, acompañados de centenares de invitados y sus tres hijos en la catedral de Sevilla el pasado 19 de junio. Los novios y sus invitados, entre ellos Victoria y David Beckham, acapararon titulares e inundaron la prensa durante ese fin de semana y los días posteriores, pero algunos tuvieron más protagonismo que otros.
El impresionante Zuhair Murad de Pilar rubio solo fue eclipsado momentáneamente por la elegancia absoluta del diseño de Vicky Martin Berrocal que lució la madre de Sergio Ramos. Paqui García decidió combinar su falda larga y su blusa peplum de color verde caqui con una apropiada y delicadísima mantilla de encaje, con su correspondiente peineta y un moño bajo. El grado de sofisticación y buen gusto fue tal que el mismísimo Simon Doonan, embajador de los grandes almacenes neoyorquinos de lujo Barneys, alabó a través de sus redes sociales el maravilloso estilismo de la impecable madrina.
La madre de Sandra Gago en la boda de su hija y Feliciano López
Sandra Gago deslumbró al mundo con su elegancia y sencillez en su boda con el tenista Feliciano López celebrada a finales de septiembre. La modelo elegía dos sencillos y elegantes vestidos de novia; uno apropiado para la iglesia y otro con el que pudo bailar. La prensa se hizo eco de ello y la firma Jesús Peiró fue aplauida por ser la responsable de esas maravillas visuales. La madre de la novia, Pilar Ortiz, no se quedó rezagada y su estilismo fue casi tan increíble como el de su hija. Además de realizar los diseños de Sandra, Jesús Peiró también confeccionó el de la madrina de la boda. Estaba compuesto por una capa de mangas abullonadas y un vestido de tirantes debajo con bordados. La elegancia de Pilar nos da una pista sobre quién es la principal influencia en materia de estilo de Sandra.
… Y la invitada que siempre quiere pasar desapercibida
La fórmula de Kate Middleton para no eclipsar
El estilo de Kate Middleton es impecable en cada ocasión que se presenta, sin embargo, sabe elegir el momento para pasar a un segundo plano. La duquesa es consciente de su impacto y ha elaborado una fómula para no destacar sobre quien debe ser la protagonista en un enlace, la novia. La boda de su cuñada Zara Phillips, hija de la princesa Ana, con el exjugador de rugby Mike Tindall, fue seguramente la primera en la que Kate comenzó a perfeccionar su técnica. La ceremonia tuvo lugar en 2011 y, desde entonces, hemos seguido viendo a Kate vistiendo varias prendas similares de color vainilla en casi todos los eventos importantes de este tipo. Con el mismo corte, formas rectas y sin artificios ni detalles llamativos. Nunca es el mismo, pero los detalles que cambian son tan sutiles que hay que ver dos imágenes a la vez para darse cuenta. Los tocados con los que acompaña a estos vestidos también van cambiando según su adecuación a cada momento. La boda de Meghan Markle y los respectivos bautizos de Louis y Charlotte son otros ejemplos.
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