«Siempre me he dicho a mí mismo que prefiero dejar yo el fútbol antes de que el fútbol me deje a mí». Así, y recalcando que era una decisión muy meditada, David Villa anunciaba hace unos días su retirada del deporte de elite. El que sigue siendo máximo goleador de la Selección española (59), se marcha después de salir de la cantera del Sporting de Gijón y militar en Zaragoza, Valencia, Barcelona, Atlético de Madrid, New York City, Melbourne City y Vissel Kobe.
Durante las casi dos décadas que lleva en el fútbol profesional, le ha dado tiempo a preparar el terrenos para tener algo a lo que dedicarse una vez le llegase la hora de colgar las botas. Villa se instalará en Madrid, en el chalé situado en Pozuelo de Alarcón que compró durante su paso por el Atleti. Allí llegará con su mujer, Patricia González (también exfutlista), y sus tres hijos Zaida, Olaya y Luca.
El delantero aseguró que. ahora, podría «dedicarse a otras cosas». Entre ellas, ocuparse de los asuntos relativos al club que acaba de comprar y que no comenzará a competir hasta 2021: el Queensboro FC de Nueva York. Un equipo en construcción al que, puede, le ayude la red de escuelas de fútbol que tiene por el mundo. Bajo el nombre de DV7 Soccer Academy, ha creado una red de puntos de formación con presencia en España, Estados Unidos, Canadá, Puerto Rico, República Dominicana y Homg Kong. Lo cierto es que el haber disfrutado de minutos, tanto en el fútbol estadounidense como en el japonés, le ha ayudado a conocer las necesidades en ese terreno en otros continentes que no sean los dos donde este deporte reina por encima de los demás: Europa y América Latina.
Pero, además, El Guaje (el apodo cariñoso con el que siempre se le conocerá), tiene negocios alejados del mundo del balón. Posee una empresa de gestión de patrimonio inmobilario, Sociedad de Inversiones Villa y González SL, que cuenta con u capital social de dos millones de euros y un patrimonio neto de casi 11 millones y medio, tal y como publica ‘El Confidencial’. También es dueño de Langreo Plus SL (dedicada, según su descripción a «atividades profesionales, científicas y técnicas» y con un capital social menor a 3.500 euros), una sociedad que carece de actividad desde hace tiempo, y del ‘holding’ creado en 2017 junto a su representante, Villa & Oñate.
Villa ha sido capaz de invertir bien su capital y el dinero que le han ido poniendo sobre la mesa gracias a su buen rendimiento en el césped. En el Valencia, ganaba unos 3 millones netos. Una cantidad consiguió doblar con su contratación por el Barcelona, en 2010, y que bajó tan solo a los 5 millones y medio (primas aparte) cuando llegó a orillas del Manzanares. Una cifra que se mantendría en su aventura por Estados Unidos, Australia y Japón.
Y más que suficiente para poder disfrutar de un retiro dorado, teniendo un colchón empresarial que bien podría comprarse a lo que han hecho otros compañeros de profesión, como Sergio Ramos o Gerard Piqué.
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