Boda real en Rusia: se casa el gran duque Jorge Romanov (y los reyes de España están invitados)

Este jueves, la gran duquesa María Vladimirovna, cabeza visible de la Casa Imperial y heredera al inexistente trono ruso de Rusia, ha anunciado el compromiso de su único hijo, el gran duque Jorge, 39, con la escritora Rebecca Bettarini, 35, hija del embajador de Italia Roberto Bettarini, quien ya se ha convertido a la fe ortodoxa con el nombre de Victoria Romanova. El enlace está previsto para el próximo otoño y, según ha contado el gran duque Jorge a la revista Hola, tendrá lugar en San Petersburgo. Entre los posibles invitados se encuentran los reyes de España.

Jorge es hijo de la gran duquesa María y del empresario y príncipe alemán, Francisco Guillermo de Prusia, primo de la reina Sofía. El zarévich, título de príncipe ruso, nació en Madrid, aunque actualmente reside en Bruselas, donde trabaja como abogado. Es ahijado de los reyes eméritos, así como del rey Constantino de Grecia y del rey Simeón de Bulgaria. Entre sus antepasados se encuentran el emperador Alejandro II de Rusia, la reina Victoria del Reino Unido y el káiser Guillermo II de Alemania. La boda promete reunir a la realeza europea.

La novia recibió un anillo de compromiso con un rubí en forma de cabujón y dos diamantes, inspirado en los anillos que antiguamente llevaban los zares con los colores de la bandera rusa. La gran duquesa María se lo regaló a su hijo cuando cumplió 18 años para que lo entregase a su futura esposa cuando decidiese casarse.

María Vladímirovna Romanova nació en Madrid, ya que su familia se instaló en el país. Ha confesado en multitud de ocasiones que todavía “es posible restaurar la institución" en Rusia. La gran duquesa es tataranieta de Alejandro II de Rusia, el antepenúltimo emperador tras la Revolución Rusa, que derrocó a los zares e instauró el comunismo. María defiende con vehemencia sus supuestos derechos dinásticos sobre un virtual trono ruso que no le ha impedido enfrentarse a su primo Nicolás R. Romanov. Amiga de Putin, consiguió en 2009 que el Tribunal Supremo ruso rehabilitara al zar Nicolás II, a su esposa, la zarina Alejandra, y a sus cinco hijos, asesinados por los bolcheviques. Desde 2002 tiene su propia cancillería y, cada vez que viaja a Rusia, es recibida por una agrupación de monárquicos que apoyan su determinación en la vida: regresar a su país de origen, pero a lo grande, como Emperatriz y Autócrata de Todas las Rusias. De momento, en 2021 el país acogerá la primera boda real del año.

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