Tras un verano alejado de los focos, Carolina de Mónaco decidió regresar al foco público el pasado sábado en un concierto al aire libre en la recién inaugurada plaza del Gran Casino de Montecarlo. Con su segunda aparición oficial en menos de siete días, la ‘royal’ confirma que ha llegado para quedarse. Si la primera tuvo que compartir protagonismo con Beatrice Borromeo, en la segunda habría lo habría tenido todo ella, de no ser por la aparición en paralelo de su hija mayor, Carlota Casiraghi. Ambas han tirado de básicos y han acertado, haciendo gala de su elegancia y buen gusto, como no.
Es habitual ver a Carolina de Mónaco entregar, cada año, los diplomas de graduación a 30 enfermeros, enfermeras y ayudantes sanitarios que superan sus estudios. Tanto los alumnos del Instituto de Capacitación en Enfermería, como los del Instituto de Formación de Ayudantes, tienen la suerte de contar con Carolina en uno de los días más especiales de su carrera. Tras el trabajo extenuante al que se han visto sometidos los trabajadores de hospitales y centros de salud durante la primera ola de la pandemia -y al que se enfrentan en la segunda- las nuevas generaciones de profesionales de la salud necesitan un extra de motivación para incorporarse cuanto antes a su soñado trabajo. Así, Carolina ha hecho entrega de los diplomas, junto al comandante Tony Varo, en el Centro Hospitalario Princesa Grace, en Mónaco.
Carolina ha presidido el acto con la misma elegancia que lo hace siempre y con un estilismo que se camuflaba con el de los diplomados. Estaba compuesto por un traje de chaqueta de tweed blanca con detalles en azul celeste y un pantalón recto en marino; un conjunto de Chanel que Carolina acostumbra a llevar, con prendas tanto vintage como nuevas. A juego llevaba una mascarilla en un tono claro como muestra de responsabilidad con la profesión y con el virus. “Impecable”, “chic” o “nunca banal”, han sido algunos de los elogios que han comentado los fanáticos de la princesa de Hannover en redes sociales.
Por otro lado, Carlota Casiraghi no se ha llevado menos halagos. La joven de 34 años ha asistido este martes al teatro parisino Antoine para presenciar la obra Par le bout du nez (Por la punta de la nariz), acompañada por su marido, Dimitri Rassam. La obra se trata de una comedia sobre un presidente francés que debe confiar en el psicoanálisis para solucionar sus problemas de picores de nariz que no le dejan pronunciar sus discursos. Después, la royal hizo acto de presencia en el programa de Robert Maggiori, L’info du vrai, para conversar sobre los premios de Filosofía de Mónaco. Para la ocasión, Carlota ha apostado por una sencilla camisa blanca, caballo ganador en cualquier situación que oscile entre lo formal y lo casual y que ha combinado con una mascarilla en rosa palo que ha retirado durante el programa. Una gran aprendiz de su madre, que sabe lo que significa acertar siempre en cuestiones de estilo.
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