¿Y si las canas fueran las mejores mechas posibles?

Es así: un día descubres tu primera cana y sin previo aviso te ves inmersa en un viaje hacia terreno desconocido, el universo de la coloración. Las mujeres pasamos por este trance a los 33 años, según un estudio de la firma capilar británica Charles Worthington, y la mayoría acabará aclarándose el cabello progresivamente, no tanto por decisión sino por rutina. Esto no lo dice ninguna estadística pero lo confirmará todo peluquero que reciba a una clienta pasada esa edad: acabamos siendo rubias por inercia.

Sin embargo, por mucho que exista la mitomanía del rubio esto no significa que sea la única opción de cuidar el cabello y mantenerlo bonito cuando aparecen las canas. Es más, hace bien poco el reputado estilista Eduardo Sánchez nos decía en Vanity Fair: "¿Todas las mujeres pueden ser rubias? Pueden. ¿Que sea lo mejor? No necesariamente. Considero que primero hay que tener en cuenta de qué base partimos y, después, saber a dónde queremos llegar. Este diagnóstico es muy importante. No creo en el rubio para todas ni en el rubio a cualquier precio”.

En esta misma línea de pensamiento parece que transitan hoy las tendencias. Sí, estamos dispuestas a abrir la veda del color, pero no queremos ser esclavas del tinte. Los mejores estilistas llevan tiempo pensando lo mismo: si lo que queremos es matizar la abundancia de grises y al mismo tiempo iluminar la melena, ¿por qué no utilizar las propias canas como mechas?

El baño de pigmento

Cada vez son más los salones que optan por tratar el cabello lo menos posible y con productos naturales como Atelier (Madrid) o A Contrapelo (San Sebastián) que personalizan el tratamiento de la cana y hacen de los cabellos grises matizados una mecha natural. “Se puede hacer un baño de color sin oxidación, es lo que llamamos un baño de pigmento, que no altera el color natural y atenúa el blanco de la cana”, opina Tomás Sierra, de Le Salon. En esta peluquería barcelonesa, de hecho, ven a diario cómo las clientas demandan colores menos forzados y resultados más naturales, aunque no necesariamente cubran tanto la melena: “Se sienten cómodas porque así no están sujetas al tinte mensual”. Olvidarse del efecto raíz es otra de sus peticiones.

La diferencia principal entre un baño de pigmento y un tinte o mecha clásicos es que el primero se deposita sobre la cutícula del pelo: como no penetra hasta el interior, no altera su estructura natural. No contiene amoníaco ni oxidantes en su formulación y por eso resulta mucho más respetuoso con el cabello: no es agresivo, no es abrasivo y aunque su efecto se desvanece con el tiempo, si el pigmento es de calidad el tratamiento puede durar varios meses. Los baños de color no blanquean el cabello y hay que tener en cuenta que no van a cubrir por completo la cana: los de más alta calidad llegan a taparla en un 70 y 80 por ciento. El resultado es mucho más natural que el de un tinte con acabado sólido.

A la hora de aplicarlo existen distintas técnicas, como el pincel convencional (que permite una gran destreza, sobre todo para retocar la raíz) o con velos desde raíces a puntas. Lo importante es que el colorista no tenga prisa en realizar el servicio y exponga el cabello al calor con el producto el tiempo necesario: un tratamiento específico de sellado, hidratación y brillo.

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Hidratación, hidratación, hidratación

La misma palabra que recitan a conciencia los dermatólogos se extiende en el gremio de la peluquería. La clave para que una melena se vea bonita después de un baño de pigmento, y también en general, es realizar un mantenimiento en casa con productos específicos antioxidantes. Entre los favoritos de los peluqueros están la gama Chromatique de Kérastase (con gluconato de zinc para fijar el color, vitamina E y filtros UV, y aceite de linaza), Smooth de Ouai (la marca de la estilista Jen Atkin, que usan modelos como Clara Alonso o Kendall Jenner, enriquecido con queratina) Color Lustre de Shu Uemura (con aceite de rosa mosqueta), Hydrate Me Wash de Kevin Murphy (que incorpora vitaminas A y C, aceites nutritivos como el de onagra y una fórmula hidratante rica en antioxidantes) o el lujoso champú Russian Amber Imperial de Philip B., formulado con aminoácidos fortalecedores y manteca de karité.

Favorito de las modelos Clara Alonso y Kendall Jenner.

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