El colágeno es uno de los ingredientes principales de la cosmética. Y no es casualidad. Este va perdiéndose con la edad, en concreto, a partir de los 30 años, y la producción se ralentiza y disminuye. A la edad, además, hay que añadir «hay otros factores como el exceso de sol, el tabaco, el alcohol, la falta de descanso o los azúcares que también pueden favorecer su destrucción», indica Rocío Escalante, experta en dermofarmacia y titular de Arbosana Farmacia.
Por eso hay que aportar un extra, porque además el colágeno es fundamental y no solo para la piel: «El colágeno mejora la calidad de la piel y nos ayuda a retrasar su envejecimiento, además es bueno para las articulaciones, los huesos, el cabello y las uñas», añade la experta.
Así que, «aunque el colágeno está presente en algunos alimentos (piel y espinas de pescado, gelatinas, cartílagos de la carne), estos no suelen formar parte de nuestra dieta, y por esa razón recomendamos tomar colágeno a partir de los 30, aproximadamente», explica la farmacéutica Rocío Escalante.
La experta recomienda sumar los suplementos de colágeno, aunque hay que decir que estos no son milagrosos: «tomar suplementos de colágeno ayuda siempre que se combinen con un estilo de vida saludable: dieta equilibrada y variada, evitar el tabaco y el alcohol, descansar las horas suficientes cada día, realizar alguna actividad física a diario (aunque sea caminar), y cuidar la piel: limpieza, hidratación y protección solar, esenciales. Los suplementos son útiles si se usan como un conjunto, en caso contrario, es difícil ver sus beneficios. Además, hay que tener en cuenta que los efectos no se ven a corto plazo. Los suplementos de colágeno suelen combinarse con otros activos como el ácido hialurónico o la vitamina C, etc. también interesantes para el cuidado de la piel», explica.
Y por supuesto, aunque hace mucho por la por la piel, ocurre lo mismo, con solo aplicar el colágeno en cremas y sérums no es suficiente: «Lo ideal sería una combinación de ambos, sin olvidar el estilo de vida saludable. Está demostrado que nuestra piel es un reflejo de nuestro estado de ánimo y de nuestra vida y por eso cada vez existe un mayor consenso para aconsejar tratamientos 360º: una buena base que sería nuestro estilo de vida y alimentación, cosméticos y complementos alimenticios que nos ayudan desde dentro, donde los productos tópicos no llegan», concede Rocío Escalante.
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