Hay productos de los que necesitamos prácticamente un máster para saber cómo utilizarlos correctamente. Pero si hay un básico entre los básicos que necesita pocas explicaciones es el gel limpiador. El jabón, para unas partes u otras del cuerpo, llevamos usándolo desde que tenemos uso de razón y siempre lo hemos hecho de la misma manera: humedecemos las manos, echamos el gel o el jabón y después hacemos espuma directamente con la piel frotando el jabón para limpiar. Pero este gesto no solo consigue lo contrario sino que además tiene otros efectos negativos.
«Si aplicamos el gel sobre el rostro y esperamos a hacer espuma mientras lo masajeamos, estaremos reduciendo la capacidad de arrastre del limpiador, lo que hará que tendamos a usar más cantidad de producto del adecuado y limpiemos menos de lo que deberíamos”, explica Raquel González, directora de educación de Perricone MD. Además, lavar así el rostro puede resultar más abrasivo para la piel, irritándola con mayor facilidad y enrojeciéndola después del lavado.
Eso sí, no ocurre lo mismo cuando el limpiador es un bálsamo o de base oleosa: «este tipo de productos tienen una mayor afinidad con la suciedad de base lipídica, y así conseguiremos mayor capacidad de arrastre. Al no ser productos espumosos, podremos trabajarlos sobre el rostro directamente, pero siempre es mejor empezar a trabajarlo con la palma y yema de las manos para que tomen temperatura y adquieran la textura deseada”, comenta Estefanía Nieto, directora técnica de Omorovicza. Aunque los limpiadores bifásicos habrá que usarlos igual que un gel sobre el rostro: «siempre que usemos como limpiador un agente espumoso, debe llegar ya con formato espuma al rostro para asegurar que penetre mejor en los poros, limpie en profundidad y no genere una abrasión, sobre todo cuando incluyen principios exfoliantes», explica Elisabeth San Gregorio, directora técnica de Medik8.
¿Cómo lavar correctamente el rostro con gel?
Pero además de no enjabonar directamente el rostro, para que la limpieza sea efectiva y beneficiosa para la piel también dependemos de hacer una doble limpieza con dos limpiadores, es decir, uno con base lipídica y un gel, y que este último tenga las propiedades que la piel necesita.
¿Qué gel utilizar?
Básicamente, aquellos que limpian sin resecar, que además añaden ingredientes con multitud de beneficios antiedad, exfoliantes, astringentes, calmantes, etc. «Por ejemplo, cuando se usa un limpiador rico en vitamina C estable, no solo le estamos aportando limpieza al rostro, también le estamos ayudando tener mayor luminosidad, unificar el tono y reducir las manchas, incluso a mejorar la elastina, permitiendo a la piel verse más joven desde el primer paso de la rutina facial diaria», comenta Elisabeth San Gregorio.
¡Lo quiero!
«Determinados limpiadores que incluyen AHAs o BHAs son ideales para exfoliar la piel a diario de manera poco invasiva, puliendo paulatinamente el tejido y fomentando la regeneración celular, para que se vea más terso e iluminado», añade. También se recomiendan los que se formulan con rosa, que es rejuvenecedora.
¡Lo quiero!
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