Fobias sexuales, estas son las más comunes en la sociedad

Al buscar en la RAE la palabra ‘fobia’, nos indica que estamos ante una «aversión exagerada a alguien o a algo». En el caso de las fobias sexuales ese ‘algo’ se traduce en el sexo. Es decir estamos ante un miedo irracional o aversión a tener cualquier contacto sexual o experiencias eróticas de cualquier índole.

Si desarrollamos fobias de algo tan insignificante como coger un vuelo, a la suciedad, a padecer alguna enfermedad o incluso fobia al matrimonio, ¿cómo no iba a ocurrir de la misma manera con el sexo? Es uno de los actos más íntimos que existen por lo que es normal que a lo largo de nuestra vida vayamos desarrollando inseguridades o problemas en torno al mismo. Comienza a ser un problema preocupante cuando condiciona nuestras relaciones tanto personales como físicas.

Además, hay que aclarar que la existencia de una fobia no está relacionado con la falta de apetito sexual o con el deseo, sino que ocurre todo lo contrario. Al no poder practicar sexo por miedo se crea una mayor frustración al no poder satisfacer nuestros deseos más primarios.

Para entender más en profundidad este tema, hemos recurrido a la periodista y sexóloga, Silvia C. Carpallo y a la psicóloga y sexóloga, Judith Viudes. Ambas nos dan su punto de vista sobre este problema que tanto atormenta a muchas personas en nuestra sociedad y nos indican cuáles son las fobias sexuales que más nos podemos encontrar en nuestro día a día.

La fobias sexuales más comunes

Coitofobia

Como su mismo nombre indica es el miedo a mantener encuentros sexuales con penetración. Este tipo de fobia puede acarrear otro tipo de problemas sexuales derivados de este miedo. Desde pequeñas se genera la idea de que la pérdida de virginidad es un acto doloroso, cuando esto no tiene por qué ser así si realmente se enseñara a prepararse para ese momento. Así se genera la idea de que la penetración duele, lo que puede llevar inconscientemente a estar nerviosa en ese instante, no estar excitadas y, por consecuencia, provocar dolor.

Dispaurenia

En este caso la ansiedad se desata por el miedo al dolor que sienten las personas durante la penetración durante los encuentros sexuales.

Vaginismo

Los músculos del suelo pélvico se contraen automáticamente de tal forma que el conducto vaginal queda cerrado y se imposibilita el coito o la entrada de cualquier tipo de objeto en la vagina.

Espermatofobia

Es el miedo al semen, no solo en el coito, sino a cualquier contacto con él. Lo curioso es que también se da en hombres que llegan a sentirse incómodos con su propio semen.

Medolmacufobia

Miedo a perder la erección.

Falofobia

Miedo al pene, más común en mujeres, aunque también se puede dar en hombres, que se sienten intimidados o incómodos ante un falo en erección.

Colpofobia

Se trata en este caso del miedo a los genitales femeninos.

Venustrafobia

Es la fobia que tienen algunos hombres a hablar con mujeres atractivas. Está más vinculado con el temor a la relación social que a la física.

Gimnofobia/Nudofobia

Es el miedo que tienen ciertas personas a desnudarse o a ver desnudas a otras.

Erotofobia

Ya no tiene tanto que ver con la relación sexual, sino al simple hecho de tener que hablar sobre cualquier tema relacionado con el sexo.

Parafobia

Se caracteriza por el miedo a ‘pervertirse’, entendiéndose como ‘perversión’ a todas aquellas prácticas no convencionales. Este tipo tiene un fuerte condicionante social por la educación sexual recibida.

Agrafobia

Es una fobia cada vez más común en la sociedad que se entiende como el miedo que pueden sentir las personas ante determinadas situaciones en las que se enfrenten a la posibilidad de sufrir abusos sexuales o violación. Este temor puede darse por haber sido previamente víctima de abusos sexuales o por haberlos presenciado muy de cerca.

En la educación está la clave

Una de las principales causas en las que coinciden ambas expertas es en la importancia en la educación desde bien pequeños para entender el sexo de una forma sana, placentera y de lo más positiva. Para ello será necesario una instrucción por parte del colegio, las familias y de la sociedad en general que nos haga ver el sexo como algo bueno y no todo lo contrario.

«Existen muchos falsos mitos y presiones en torno al sexo, que muchas veces llevan a la persona a tener unas expectativas equivocadas o conceptos mal entendidos que pueden agravar o generar dichas fobias. El conocimiento y la educación sexual pueden ser un arma poderosa en este sentido», comenta Silvia C. Carpallo.

Por eso es tan importante una educación sexual correcta, sin ser considerado como algo tabú desde nuestra infancia. A lo largo de nuestra vida, las personas vamos formando un concepto de sexualidad que se ve condicionado por distintos factores tanto personales como externos. Según estos factores es probable que en algún momento de la vida, tengamos alguna fobia relacionada con el sexo que debamos resolver para poder disfrutar plenamente de las relaciones íntimas.

«No olvidemos que somos seres sexuales desde que nacemos hasta que morimos, que menos que tener derecho a recibir una educación sexual veraz y científica que nos acompañe a lo largo de nuestra vida», recuerda Judith Viudes.

Por otro lado, también existen fobias desencadenadas por algún trauma o encuentro desagradable tanto infantil como ya estando en la madurez, que no se puede evitar con una correcta educación, pero sí tratar con los expertos adecuados.

Cómo tratar las fobias

No desesperes. Si padeces alguna fobia de las mencionadas anteriormente o cualquier otra, o conoces a alguien de tu alrededor que la sufra debes saber que tiene solución y que con tratamiento más idóneo según la persona todo se puede superar.

«Para superarla se trabaja bajo diagnóstico profesional y con técnicas especificas cognitivo-conductuales. También se pueden brindar técnicas de relajación para bajar los niveles de ansiedad y terapia de exposición progresiva. En estos casos se ofrece el apoyo, las herramientas y la información necesaria para vencer la desinformación distorsionada que se tiene sobre la sexualidad en cualquiera de sus ámbitos y en cada caso en particular», indica Judith Viudes.




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