A simple vista puede parecer raro, pero hay fórmulas oleosas que se utilizan por sus buenos resultados para tratar los granos y el exceso de grasa. “Los aceites esenciales de caléndula o el de camomila son útiles para pieles con acné o con dermatitis seborreica, porque tienen activos antisépticos, antiinflamatorios y cicatrizantes. Y el aceite linoleico ayuda a impermeabilizar la piel, dándole una protección extra”, explica el dermatólogo Gabriel Serrano, fundador de Sesderma.
Los aceites vegetales y los esenciales son cosas distintas. Los primeros tienen una alta composición en ácidos grasos naturales, vitaminas, antioxidantes y oligoelementos. Por eso regeneran, hidratan y protegen frente a los radicales libres.
Por su parte, los aceites esenciales se obtienen de la parte más activa de la planta y son más puros. Tienen un alto poder de penetración y pueden llegar al torrente sanguíneo, por eso no deben aplicarse directamente sobre la piel, pues podrían ser tóxicos.
Sus efectos dependen de las propiedades de la planta: calmantes, cicatrizantes, antisépticos, desinfectantes, afrodisíacos…
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