Las vitaminas son fundamentales para nuestra salud en general, pero cuando se aplican de manera tópica, los beneficios que producen sobre la piel son más que notables. La preferida de los dermatólogos es la vitamina A, la que usan las famosas para resplandecer ante los focos es la vitamina C y la veterana del mundo de la belleza es la vitamina E. Descubre lo que tienes que saber sobre los serums de ácido ascórbico, los cosméticos de retinol derivados de la vitamina A y las cremas regenerantes de vitamina E.
Vitamina A
Considerada el activo antiedad por excelencia, también es conocida como retinol. Es capaz de estimular la producción de colágeno y elastina y la renovación de las células de la piel, con lo que consigue mejorar tanto las arrugas como las manchas y el acné.
Sin embargo, la dermis necesita un tiempo de adaptación frente a este activo, que conlleva comenzar con un cosmético con una concentración más baja y aplicarlo al principio dos veces por semana y después días alternos hasta llegar a utilizarlo a diario. Después deberás tener algo de paciencia, ya que sus resultados no son visibles hasta pasadas tres o cuatro semanas.
Vitamina C
La reina de la luminosidad, también llamada ácido ascórbico, es un antioxidante que estimula la producción de colágeno, previene las manchas, ya que es capaz de reducir la síntesis de melanina, y protege contra los factores ambientales estresantes (rayos solares y polución).
Su mayor problema, en cambio, es que es bastante inestable, lo que significa que se descompone y pierde su eficacia en contacto con el oxígeno o la luz solar. De ahí que los cosméticos que la contienen vengan en envases pequeños, que no dejan pasar la luz.
Por último, fíjate bien en la concentración del producto que vayas a usar, ya que para que la vitamina C sea realmente eficaz tiene que tener una concentración mínima del 8%. Y también tienes que saber que, al igual que ocurre con el retinol, esta también puede irritar tu piel.
Vitamina E
A pesar de que la A y la C tiene más fama ahora, la vitamina E ha sido uno de los ingredientes más usados en cosmética desde hace muchos años. Esto se debe a que es un antioxidante hidratante que, además, protege tanto la barrera cutánea y como las membranas de las células de la piel de la oxidación de los radicales libres, específicamente cuando está expuesta a los rayos UV y la contaminación.
Una de sus aplicaciones más populares es el tratamiento de quemaduras y cicatrices, debido a su efecto suavizante, calmante y regenerante. Además, también es capaz de mejorar el aspecto de las estrías.
Fuente: Leer Artículo Completo