La temporada de lucir sandalias está a la vuelta de la esquina. Con la progresiva subida de las temperaturas, llega el momento de quitarse los calcetines, las botas e incluso las zapatillas, y empezar a disfrutar de esa agradable sensación de libertad. Sin embargo, después de varios meses ocultos debajo de varias capas, descubrirlos puede conllevar alguna que otra sorpresa desagradable.
En invierno te basta con tenerlos calentitos. Te preocupas de abrigarlos bien y de conservarlos bien secos cuando llueve, pero al llegar esta época se abre una pequeña crisis si no les ha brindado los cuidados necesarios. Y, tal como manda la Ley de Murphy, sueles darte cuenta de ello unos momentos antes de ponerte las primeras sandalias de la temporada, de camino a alguna cita o al trabajo.
Para que no te pille con el tiempo justo o demasiado tarde, este es el momento idóneo de ponerte manos a la obra con un ritual beauty sencillo y relajante, que dejará tus pies como nuevos y que agradecerás dentro de unas semanas. Llegado el día de sol adecuado, estarás lista para lucir tus sandalias favoritas sin vergüenza ni prisas.
Comienza con agua tibia
El agua puede ser una gran enemiga de tus pies, ya que si no los secas correctamente (pasando una toalla entre los dedos después de cada ducha) puede aparecer lo que se conoce como pie de atleta… que lo puedes sufrir aunque no practiques deporte. Ocurre, sobre todo, en personas que utilizan calzado cerrado que no transpira. Pero también puedes convertir el agua en tu aliada, si sabes cómo. Llenar un barreño con agua tibia y añadirle sal de mesa común te ayudará a conseguir unas uñas más fuertes. Recuerda secarte bien al terminar.
Pon atención a los talones
Son uno de los puntos débiles de los pies. El lugar que más sufre la resequedad y, además, uno de los más visibles cuando te pones calzado abierto. En ellos es habitual ver láminas de piel muerta o incluso grietas. Para evitarlas, aplícate cada noche antes de acostarte una crema rica en urea o manteca de karité. Para asegurarte la máxima hidratación, puedes cubrirlos con un calcetín específico, o incluso recurrir a un calcetín hidratante directamente. Si no dispones de uno, el apaño casero puede ser con film transparente. A la mañana siguiente notarás la diferencia.
Acaba con las durezas
Otro de los clásicos en esta parte del cuerpo. Suelen formarse en la zona del talón, el lateral exterior del pie o el lateral del pulgar. A menudo, recurrir a una lima para durezas no es suficiente, por lo que aplicar u producto que contenga alfa y betahidroxiácidos puede ser una buena idea.
Usa cremas específicas
Las cremas hidratantes para el rostro o para el cuerpo no suelen ser muy eficaces en los pies, ya que el estrato córneo en esta zona es hasta 50 veces superior. Por eso es necesario que recurras a una crema específica. La de día puede ser algo menos densa que la de la noche. Si contiene vaselina, mejor.
Productos para cuidar tus pies como se merecen
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