Quien suscribe este artículo tardó tres años en quedarse embarazada (y finalmente lo conseguí gracias a la fecundación in vitro). Para unos será poco, para otros será mucho, pero mi impresión es que es uno de los procesos emocionales más dolorosos por los que he pasado y que no he podido compartir con mucha gente más que con mi familia y amigos más cercano.
Creemos que estamos en el siglo XXI, que nos hemos modernizado en muchos aspectos y es cierto; pero para otros, las mujeres vivimos completamente oprimidas, siendo observadas una y otra vez desde el prisma de lo que se espera de nosotros. A partir de los 30 años, casarse y tener hijos parece que está en el ‘carné de baile’ de la mujer occidental: es lo que se espera de nosotras, sí o sí, y si no somos un bicho raro y/o tenemos que dar explicaciones.
Hay muchos duelos que no son el de la muerte y uno de ellos es el de los problemas de infertilidad. Hay que saber poner la palabra exacta al dolor que se siente mes tras mes cuando se comprueba que no estamos embarazadas y se desea, cuando el ginecólogo te dice que tienes que probar un método de reproducción asistida, cuando la clínica de fertilidad no sabe explicar por qué no está funcionando la FIV.
El duelo por infertilidad se caracteriza por un profundo sentido de desorientación. Muchos de nosotros hemos hecho planes, con mejor o peor intención, y tenemos una visión de cómo resultarán nuestras vidas y cómo esperamos que opere el mundo. Los expertos en psicología reconocen que, cuando la realidad de la vida cambia nuestras expectativas, la persona experimenta una sensación de duelo e injusticia. Creíamos entender cómo funcionaba el mundo… pero las normas no servían para nosotros.
El dichoso ‘reloj biológico’
¿Quién se inventó el término ‘reloj biológico’ que nos pesa tanto a las mujeres? Fue el periodista Richard Cohen, que en un artículo para The Washington Post titulado ‘El reloj está corriendo para la mujer profesional’ se le ocurrió plantear que todas las mujeres entre 27 y 35 años sin hijos eran infelices y que, a pesar de estar bien situadas profesionalmente, sentían el tic-tac del reloj como una espada de Damocles. Hay muchos tipos de madre… y muchos tiempos para serlo.
Luego llegó un psiquiatra que, también ‘en broma’ pero con una perspectiva tremendamente sexista, dijo que las mujeres que tenían carrera pero no hijos padecían del ‘síndrome del útero marchito’. ¿En serio?
La psicóloga estadounidense Catherine Aponte, especialista en relaciones íntimas y de pareja, ayuda a desmitificar esta losa. «Su función cultural fue contrarrestar los efectos de la liberación de la mujer», explica. Eran años en los que se asistía a la tercera ola feminista, muchos gobiernos aprobaban la despenalización del aborto, las mujeres comenzaban a utilizar métodos anticonceptivos –lo que llevó a una disminución brutal de la tasa de natalidad–…
Por lo tanto, hubo de venir alguien que, acuñando la expresión ‘reloj biológico’, nos recordara a las mujeres que no podíamos alejarnos de nuestros roles tradicionales. «Las mujeres podían vestirse con trajes de pantalón pero, al final, sus cuerpos anhelarían tener hijos», explica Aponte.
La conversación comenzó a girar en torno a este concepto y surgió el efecto deseado. Muchas mujeres se plantearon la maternidad y empezaron a asumir que la fertilidad femenina hacía que las mujeres «tuvieran su desventaja» y que no les quedara otra que someterse a ese planteamiento.
La ciencia
El reloj biológico es un hecho descartado por la ciencia y no hay más que ver los casos de éxito de mujeres que se quedan embarazadas en lo que se supone que es una edad ‘de riesgo’; es decir, a partir de los 35. En el estudio de Dunson sobre mujeres modernas, la diferencia en las tasas de embarazo a los 28 y 37 años es de solo 4 puntos porcentuales.
La especialista y psicóloga Jean Twenge recuerda, a la hora de plantearse científicamente hasta qué momento esperar, que «lo fundamental es planear tener tu último hijo para cuando cumplas 40 años. Y aconsejaría a las mujeres mayores de 35 que acudan a un especialista en fertilidad si no han concebido después de seis meses.
¿Se puede ser madre a una edad avanzada?
En pleno siglo XXI, las mujeres tenemos el poder de decidir si queremos emprender o no el camino de la maternidad. Y aquellas que quieren ser madres, pueden decidir cuándo serlo. No obstante, debemos decidir teniendo toda la información en nuestra mano porque el paso del tiempo y la fertilidad no son buenos compañeros de viaje. A partir de los 35 años se produce un descenso en la calidad y en la cantidad de los ovocitos. Las mujeres en España tenemos, de media, nuestro primer hijo a los 32 años. Entonces, ¿se puede ser madre a una edad más tardía? Gracias a la reproducción asistida sí, se puede.
Reproducción Asistida de alta complejidad para poder ser madre
En las técnicas de Reproducción Asistida de alta complejidad el IVI tiene gran experiencia. Y es que una edad avanzada supone una baja reserva ovárica, sobre todo a partir de los 38 años. Pero la medicina reproductiva de alta complejidad también trata aquellos casos de fallo ovárico prematuro, en los que los ovarios cesan su actividad a una edad temprana.
Centro de Excelencia IVI en rejuvenecimiento ovárico
Desde IVI, como líderes mundiales en reproducción humana, pero también de la investigación científica, han creado el primer Centro de Excelencia en el mundo dedicado a problemas de ovario. En concreto, ofrecen alternativas para que mujeres con una edad avanzada puedan ser madres con sus propios óvulos.
Ubicado en la clínica IVI de Alicante, son el centro de referencia para el resto de clínicas del grupo, recibiendo a pacientes de toda España y de los países vecinos. En este centro se realizan en exclusiva técnicas de reproducción asistida de alta complejidad. Estas, además, son resultado de la labor en investigación que se realiza desde IVI y de su liderazgo tecnológico.
Técnicas de Reproducción Asistida de alta complejidad
La primera de ellas es IVI Regenera Ovario, una de las más novedosas técnicas destinadas al rejuvenecimiento ovárico. Así, esta consiste en la administración de plasma rico en factores de crecimiento (PRGF), punta de lanza en medicina reproductiva. En IVI aplican esta técnica para el tratamiento de casos de insuficiencia ovárica prematura y baja reserva ovárica. El objetivo es restaurar la función ovárica, gracias a la inyección intraovárica de PRGF.
Por otro lado, el Centro de Excelencia de IVI en Alicante también cuenta con la técnica conocida como ASCOT-1, la cual es una evolución de una técnica creada por IVI. Consiste en activar células madre presentes en otras partes del cuerpo que, por medio del estímulo adecuado, llegan a convertirse en células con funciones ováricas. Entonces, se inyecta directamente en el ovario el plasma enriquecido en células madre, para restaurar los procesos fisiológicos. Con esta técnica, desde IVI tratan aquellos casos de infertilidad relacionados con la insuficiencia ovárica.
Por último, pero no menos importante, cuentan con la técnica de reactivación ovárica OFFA. Mediante esta se consigue la activación, crecimiento y desarrollo de los folículos silentes, los que en ocasiones se conocen como “folículos durmientes”. La técnica consiste en la obtención de una muestra de corteza ovárica, que se procesa en diferentes fragmentos y, posteriormente, se reinserta de nuevo en el ovario.
Vía: ELLE ES
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